martes, 26 de noviembre de 2013

Un jugador te desaira en pleno partido, ¿que haces?

El otro día leía un estupendo artículo del "Capitan Enciam" en su blog "El contraataque" en el que hablaba entre otras cosas de los desaires de Maciej Lampe a su entrenador Xavi Pascual en un tiempo muerto y en otros momentos durante esta temporada y se me vinieron a mi cabeza diferentes situaciones desagradables o no esperadas que he vivido como entrenador con algunos jugadores en diferentes situaciones pero que se hacen mucho mas ostensibles en pleno partido, al hacer un cambio, en un tiempo muerto, etc. 
Se me vienen a la memoria dos bastante importantes, la primera fue con un extraordinario jugador y mejor persona como Lewis Geter, un alero americano que tuve a mis órdenes en el Club Baloncesto Pozoblanco y que en un partido jugado en "El Ejido" se le cruzaron los cables y montó un numerito en el banquillo. Lewis Geter era el jugador clave y fundamental de nuestro equipo, jugaba un promedio de 35 minutos por partido y era un tío disciplinado, que entrenaba muy bien y que no daba el mas mínimo problema, jugó con nosotros sus dos últimos meses con un menisco desgarrado y fue siempre en todo momento un gran profesional.
Sin embargo en el partido de marras, recuerdo que al inicio del segundo tiempo yendo el partido mas o menos igualado cometió la tercera falta (muy rigurosa por parte arbitral), el reaccionó mal protestó e inmediatamente le pitaron técnica, cuatro faltas y en un estado nervioso decidí cambiarlo para apaciguarle y tranquilizarlo un poco, el cambio le sentó fatal yo lo aprecié por los gestos pero me hice un poco el loco, dejé pasar unos minutos y como era un jugador clave para nosotros en un momento dado decidí devolverlo a la pista, mi sorpresa fue que decía que no quería salir a jugar. En principio me hice como que no me enteraba por aquello de que yo no dominaba demasiado el inglés y le dije a mi segundo entrenador, que si lo dominaba, que hablase con él y que se fuera a la silla de cambios, enrabietado como estaba ratificó que no salía, desde ese momento me olvidé de él y seguimos jugando el partido, los ejidenses nos sacaron 20 puntos y entonces quiso salir, pero ahora fui yo el que se negó. Al final perdimos de 30, era una competición que se jugaba con un sólo americano y al estar casi medio tiempo sin él, la diferencia fue ostensible, además de que el otro equipo era bastante bueno.
Durante el viaje de vuelta no cruzamos ninguna palabra, hablé con la Directiva y me dijeron que les escribiese un informe de los sucedido. Cuando regresamos el lunes a los entrenamientos, Lewis me esperaba y con la ayuda de Chema Martín (uno de mis jugadores que dominaba plenamente el inglés, por cierto como me arrepiento de no haber aprendido este idioma, hoy día para un entrenador de baloncesto es básico y fundamental), me pidió perdón, me dijo que no se había comportado como un profesional y que eso jamás se repetiría y de hecho así fue. No obstante yo le dije que yo había pasado un informe a la Junta Directiva y que ella lo valoraría y estudiaría si le ponían alguna sanción, el me dijo que aceptaría lo que se decidiese, creo recordar que se le puso una sanción de 75.000 pesetas de aquella época (1995-96).
¿Cómo creen ustedes que reaccioné ante lo sucedido?, durante unos días pensé que quizás había sido demasiado blando y que inmediatamente lo tendría que haber expulsado del banquillo y mandado al vestuario, pero preferí no dar la nota y montar un espectáculo en medio del partido, traté de medio comprender su enfado con los árbitros e interpretar que fue una reacción impulsiva porque todos lo conocíamos y sabíamos de su educación y profesionalidad, era un extranjero atípico que no bebía alcohol ni comía cerdo y nunca dio un problema. Pero os podéis imaginar mi cara en el banquillo, todos los jugadores expectantes a ver que hacía y tengo que confesaros que me fui totalmente del partido, aquello me descentró por completo aunque traté de aguantar el tipo como pude. 
La segunda situación que os voy a contar fue con un jugador nacional, andaluz para mas señas (por ética voy a eludir su nombre), que durante un partido lo cambié e hizo lo que mas odio del mundo, simplemente hacer gestos a la grada en señal de desaprobación, entiendo que no le pudiera gustar el cambio y no me aplaudiese, pero de ahí a lo otro y mas en una situación en la que el equipo luchaba por el descenso y no toda iba sobre hojuelas, era echarme a la gente encima y eso no se lo podía consentir, recuerdo que fue al filo del descanso y en el vestuario por poco me lo como, ha sido la única vez en mi vida que estuve al borde de perder los papeles, le dije que se había comportado cobardemente, que yo no hacia gestos negativos cuando el fallaba un pase o erraba un tiro y algunas cosas mas fuertes que no vienen al caso, ni que decir tiene que ya no volvió a salir a la pista ni un sólo minuto en el segundo tiempo, era mi primer base y durante las tres semanas siguientes pasó a ser el tercero, luego las aguas volvieron a su cauce, pero os puedo asegurar que ese jugador después de ver mi reacción en el vestuario no creo que la haya repetido jamás. Ni que decir tiene que en la temporada siguiente, en la que yo renové contrato, el no fue de la partida.
No estuve demasiado orgulloso de mi reacción, pero en ese momento no me arrepentí, para mí la disciplina es lo primero, siempre he intentado ser una persona educada y tener respeto y buen trato con el jugador, por eso exijo lo mismo y cuando las cosas salen mal es cuando mas tenemos que demostrar ese respeto y estar unidos entrenador y jugadores, de jugadores mercenarios que van a lo suyo y que arriman el ascua a su sardina y a sus intereses y a las primeras te dejan vendido siempre huiré despavorido, aunque lo fundamental es conocer muy bien los valores personales, la actitud y la personalidad de aquellos jugadores que fichamos, esto nos ahorraría mucho terreno perdido y no se darían situaciones como algunas de las descritas en este artículo.  
¿Tú que harías se te pasasen cosas por el estilo? ¿te atreves a contar alguna parecida o similar a las que yo he contado?  

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