sábado, 27 de diciembre de 2014

Cosas, casos y quesos de mis andanzas por el basket (VI)

En estos días tan nostálgicos de reencuentros con familiares y amigos no me resisto a escribir sobre lo bonito que es saborear un ascenso de categoría y en mi larga trayectoria en el mundo del baloncesto nunca se me olvidarán los dos ascensos vividos con el Club Baloncesto Pozoblanco.
Primer ascenso: Desde Tercera División a Segunda División Nacional (1992-1993)
Después de una larga trayectoria fundamentalmente con el equipo de Maristas de Córdoba donde había entrenado desde minibasket a Tercera División Nacional en todas las categorías (llevaba 25 años en dicho club), se me brindó la oportunidad de hacerme cargo del Club Baloncesto Pozoblanco un club que estaba intentando dar un salto de calidad y querían apostar fuerte por conseguirlo. Recuerdo que su Presidente Blas García me llamó por teléfono por el mes de abril para ofrecerme hacerme cargo del equipo, mi respuesta fue que aceptaba siempre que en el Concurso General de Traslados de maestros me daban Córdoba, en aquél entonces yo estaba destinado en La Rambla y tenía que ir y venir todos los días de la semana, si además de esos desplazamientos les sumaba los que habría que realizar los correspondientes a Pozoblanco, ya eso iba a ser demasiado para que mi mujer lo permitiese. Blas tuvo la paciencia de esperar hasta que se supieron los destinos del citado Concurso de Traslados a finales de mayo en el que me destinaron a Córdoba capital y como mi palabra estaba dada acepté la propuesta.
El equipo "tarugo" militaba en Tercera División Nacional (similar a lo que actualmente es Primera Nacional), el año anterior (primera año que militaban en dicha categoría habían terminado en quinta posición) y la intención que tenían cuando contactaron conmigo para ficharme era que al menos el equipo estuviera luchando por una de las dos primeras posiciones y que tuviera aspiraciones de ascenso hasta el final. El objetivo de la Segunda División Nacional (actualmente un equivalente a Liga EBA), oteaba claramente en el horizonte.
Antes de hacerme cargo del equipo vi al equipo jugar en Córdoba un trofeo que por aquél entonces disputaba y además me desplacé también a Pozoblanco, cuando fui al Pabellón Don Bosco y ví el ambiente que había en un partido amistoso no lo dudé ni un momento, quería llevar esa nave.
Conformamos el equipo con  varios jugadores de Córdoba, en concreto repitieron Antonio Moreno (escolta) y Javi Gómez (pívot) que habían estado la temporada anterior con muy buen rendimiento y aconsejé el fichaje de dos expupilos míos provenientes de Maristas, el base Agustín Alcántara y el alero Victor González.
El resto de jugadores eran gente de la cantera del pueblo con tres veteranos que merecían muy mucho la pena, José Luis García (pívot), Evaristo Bermejo (pívot) y Antonio Torrico (alero, actual presidente del Promesas Pozoblanco) y junto a ellos varios jóvenes prometedores del Valle de los Pedroches encabezados por el gran alero Javi Sánchez (según me dijeron el mejor jugador que posiblemente haya salido de Pozoblanco, cuestión que puedo confirmar con total convicción), además también estuvieron en la plantilla Paquito García (ala-pívot), Rafa Rosales (alero), Fran Luque (un escolta que había jugado en el Náutico de Sevilla), con la temporada bastante avanzada también se incorporó Paco Castillo un pívot procedente de Villanueva que nos ayudó bastante en el tramo final. No me quiero olvidar de dos júniors que jugaban en el júnior que entrenaba un grandísimo entrenador como es Tolo Cruz y que nos acompañaron en bastantes ocasiones, Toni Jiménez (base) y Torralbo (alero y procedente de Villanueva). Blas García me buscó como ayudante a Antonio Gimeno (un profesor de Química que me ayudó muchísimo en los entrenos y especialmente en el trabajo con los mas jóvenes).
Tengo que decir que la predisposición de los jugadores fue máxima, con unas ganas de trabajar terribles, sin quejarse de nada y sacrificándose en todo momento por el equipo. Pero si me tengo que quedar con algo de ese equipo es que eran gente muy inteligente, Agustín Alcántara, Víctor González, Javi Sánchez, Javi Gómez y Antonio Moreno formaban un cinco titular que casi no necesitaban entenador que los dirigiera, veian el baloncesto de lujo y la lectura de las situaciones de juego era buenísima. Disfruté enormemente con este equipo. 
Nuestra temporada fue sencillamente espectacular, solo había un puesto de ascenso directo y ese fue para nosotros, solo perdimos dos partidos en toda la temporada y acabamos sacando dos victorias y el basket average al segundo clasificado que fue Cazorla (los duelos contra este equipo fueron épicos). Pero en el grupo había también muy buenos equipos como Fuengirola, Linares (en el último año del exACB Francisco Garrido antes de fallecer victima de un cáncer), San Pedro de Alcántara (en este equipo aún jugaba Carlos Cabezas), La Zubia, La Carlota (entrenada por el montillano Manolo Salido), Andújar (entrenada por Juan Carlos Expósito), etc. Conseguimos que el Pabellón Don Bosco se quedara pequeño y en los grandes partidos asistieron entre 700 y 800 personas al mismo (era sencillamente impresionante).
El ascenso lo conseguimos fuera de casa, en concreto venciendo en la cancha de Fuengirola por (55-63), en  un partido duro y complicado pero en el que hicimos valer nuestro juego interior y nuestra experiencia. Tres anécdotas en la celebración posterior se me han quedado grabadas, la primera es que al partido se desplazaron muchos aficionados de Pozoblanco, un autocar fletado por el club y otros muchos en coches particulares, pues bien al terminar el partido con el beneplácito del conductor del autocar que se sumó a la fiesta en dos o tres rotondas dimos varias vueltas como si de una caravana se tratase, tocando los claxons y con una algarabia que no se como no nos llegó alguna multa de tráfico.
La segunda anécdota la dimos al ir a cenar creo que fue en un Self-Service y que al entrar uno de mis jugadores gritando a pleno pulmón con cantidad de gente sentada (algunos de ellos giris), dijo "Sos vaís a arruinar" y no creáias que sin razón porque los jugadores comían como limas, especialmente algunos de ellos como el gran Paco Castillo que no tenia límite (Paco si lees esto no te enfades, pero aun recuerdo cuando te levantabas y saltabas diciendo que era para lo que habías comido se fuera para abajo).
La última nota la dimos en los postres yendo todos junto a un karaoke donde el dúo "Javi Sánchez-Agustín Alcántara", me hicieron pensar si no se habían cambiado de profesión cuando cantaban la famosa canción "Bailar pegados" de Sergio Dalma que en aquél entonmces estaba de moda.   
Podría contra muchas mas anécdotas de aquél maravilloso año, ibamos cinco tios en mi Opel Corsa los dias de entrenamiento a Pozoblanco y entonces estaba aún la carretera sin arreglar nada que ver como está ahora, subir y bajar el Calatraveño no era tarea fácil para mi coche con tamaño peso dentro y si llovía o había niebla la epopeya era aún mayor. 
Pese a todo no nos quejábamos porque nos gustaba lo que hacíamos, estábamos muy contentos porque la directiva y la afición nos trataban excelentemente, esos bocatas en el bar de Pedro "El Cordobés" uno de los directivos, el amigo y Secretario del club Carlos Blanco con su sorna e ironia, era el que nos pagaba y siempre nos tenía reservada alguna sorpresilla o broma (siempre agradables), Ángel María otro profesor creo de Filosofía o Historia que se encargaba de hacer las crónicas, el vicepresidente José Carlos, el Delegado de Equipo Alfredo (un gran tío con un corazón grandísimo, un poco brutillo-no te enfades-pero entrañable, su hijo Jorge López actualmente juega con Promesas Pozoblanco) y otros directivos que no recuerdo sus nombres (perdonadme pero la memoria no me da para mas). No se me olvida tampoco el seguimiento que del equipo hizo la radio de Pozoblanco con Pablo Castro y su compañero de fatigas al que ruego que me perdone porque no recuerdo su nombre, así como al corresponsal del Diario Córdoba el Sr. Cano.
En resumen fue un año que disfruté "como un marrano en un charco", que hicimos un buen trabajo, jugamos muy bien a baloncesto (dicho por los rivales y por los demás), fuimos una piña, estuvimos muy unidos y el tridente Directiva-Plantilla-Afición fueron uña y carne durante todo el año, está claro que debido a ello se ascendió.
Mi próxima andanza, Segundo ascenso: "De segunda División nacional a Liga EBA"

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