**Entrevistar a David Cárdenas supone para mí una gran
satisfacción, nos conocemos desde hace muchos años, hemos sido varias veces rivales
(recuerdo en la temporada 1995-96 él con Motril y yo con Pozoblanco, en una
Liga EBA similar a lo que hoy es la LEB Oro), hemos coincidido como ponentes en
un Clinic celebrado en Utrera, he asistido como oyente a varios de sus Clinics y es un
hombre de baloncesto de los que decimos de toda la vida. Si a ello unimos su
gran reputación como Profesor Universitario en el INEF de Granada, es todo un
lujo poder contar con esta colaboración con Viveelbasket. Gracias por la entrevista David, contar con tu sabiduría
en Andalucía nos llena de orgullo, suerte y éxitos**
-¿Estás contento de tu trayectoria como entrenador?
Me siento satisfecho con
mi trayectoria porque ha respondido a las motivaciones que me han llevado
siempre a entrenar: disfrutar enseñando baloncesto, ayudar a mis jugadores a
crecer deportiva y personalmente.
Si me preguntas por los resultados deportivos
conseguidos, como todos los entrenadores he tenido temporadas mejores que otras
pero en líneas generales también me siento satisfecho con lo conseguido.
-¿Añadirías o quitarías algo?
He tenido experiencias muy gratificantes y otras muy duras pero creo
haber aprendido de todas, lo que me hace pensar que todas fueron necesarias
para curtirme como entrenador. Acepto las circunstancias como vienen y trato de
sacar provecho de cada una. No cambiaría nada.
-¿Qué es lo que más te gusta y con lo que más disfrutas como actual
entrenador del equipo EBA de la Zubia?
Disfruto mucho del contacto con los jugadores. Me encanta ver su
evolución a lo largo de la temporada y compartir los momentos excitantes que
nos ofrece la competición. La liga EBA te permite entrenar gente veterana que
mantiene intacta la ilusión por el baloncesto y jóvenes en pleno crecimiento
deportivo. Los últimos se nutren de la experiencia de los primeros y éstos
asumen la responsabilidad de enseñarles a competir en una simbiosis que me
parece muy productiva para nuestra filosofía de club.
Por otro lado, el Club Baloncesto La Zubia es una
gran familia donde las relaciones personales son muy importantes.
-En tus filas juega según tengo entendido un hijo tuyo, ¿te presenta alguna
dificultad gestionar eso como padre y también de cara a los demás compañeros?
Nunca tuve el deseo de entrenar a mis hijos y finalmente, y por
circunstancias ajenas, me vi obligado a hacerlo. No me parece que sea lo
deseable pero las circunstancia mandan. Primero fue mi hijo David, el mayor,
que nos acompañó en la Primera Nacional hasta que se fue a Madrid a estudiar y
luego le tocó el turno a Álvaro, el más joven de mis hijos que ya jugaba con
nosotros el año pasado en liga Nacional, pese a ser junior de primer año. Esta
temporada compatibilizó su segundo año de junior con la competición de liga
EBA. Sinceramente, fue más fácil de lo
que suponía porque ambos ayudaron mucho a que esta relación deportiva
funcionara, pero las decisiones que me habrían resultado sencillas en el caso
de tratarse de otros jugadores jóvenes me pesaban mucho más por tratarse de mis
hijos. En ocasiones pienso que salieron perjudicados por esa razón y algunos
jugadores me lo hicieron saber.
Esta temporada el rendimiento de Álvaro ha sido
muy bueno y su progresión ha sido evidente convirtiéndose en un jugador
decisivo. Me lo ha puesto fácil. La parte positiva es que lo ves crecer
deportivamente, ves sus progresos diarios y puedes ayudarle.
-¿Te resulta difícil compaginar tu puesto de profesor de del INEF de
Granada con ejercer de entrenador en la
Zubia?
Ser profesor universitario implica muchas responsabilidades
simultáneamente: docencia, investigación, gestión. Si a éstas le sumas las que
se derivan de entrenar a un equipo senior, supervisar la actividad de los
entrenadores del club y marcar las directrices técnicas generales, etc., la
respuesta es “SÍ”, bastante. En cualquier caso, estoy acostumbrado a llevar una
gran carga de trabajo y no me resulta un problema porque la motivación es
máxima. Me apasiona lo que hago y me siento afortunado por poder hacerlo. En el
primer equipo ha sido determinante contar con grandes colaboradores, como
Francisco Ocaña o Gonzalo Hermoso, que me han ayudado mucho en el día a día.
-¿Cómo disfrutas más? ¿Entrenando? ¿dando clase en la Universidad?
¿Impartiendo un Clinic? ¿En una tertulia o debate de baloncesto? ¿Por qué?
En general cualquier actividad que implique al baloncesto,
particularmente si supone ayudar a los demás a aprender, contribuir a su
formación, sea deportiva (con los jugadores) o profesional (con los
entrenadores), me motiva mucho y me permite disfrutar enormemente.
Sería incapaz porque a la casi totalidad les tengo un profundo respeto y
cariño. Agradezco que me permitieran conectar con ellos, me mostraran su
confianza en el trabajo, cuestionaran momentáneamente nuestras propuestas
obligándome a reflexionar para convencerles de lo que pretendíamos. En
definitiva, les agradezco que me ayudaran a mejorar como entrenador.
En cualquier caso, mi cinco ideal no estaría
formado por los que tuvieron mejor rendimiento sino por los que me demostraron
mayor determinación para intentar mejorar cada día, los que no escatimaron
esfuerzos para mejorar, los que ayudaron a su grupo en el proceso hasta
convertirse en un equipo, los que pusieron pasión por entrenar y jugar, los que
de una u otra forma me emocionaron dentro y fuera de la pista.
- ¿Qué te gusta más como entrenador y que te gusta menos?
Lo que más me gusta de entrenar es la sensación de que como entrenadores
tenemos una oportunidad de ayudar a las personas a transformarse. Es un reto
apasionante. Lo realmente importante no es conseguir los resultados deportivos
sino el proceso de transformación de los que componemos el equipo cuando damos lo
mejor de nosotros mismos, con las limitaciones existentes, para conseguir dicho
objetivo. Cuando tienes la oportunidad de vivir esa transformación, que por
desgracia no siempre se produce, encuentras la gratificación a tanto esfuerzo.
Lo que menos me gusta es encontrarme personas
egoístas que no son capaces de pensar en el beneficio del equipo.
- ¿Qué cualidad valoras más en un equipo? ¿Y en un jugador?
La ilusión. Cuando está presente, los jugadores se divierten, están
dispuestos a esforzarse y la mejora y el rendimiento llegan. Por otro lado, me
parece fundamental que el equipo crea en el trabajo que hacemos. Desde el punto
de vista táctico me apasionan los equipos que juegan de forma fluida, generosa,
en los que el balón circula con rapidez y siempre hay alguien dispuesto a dar
un pase más.
En un jugador valoro especialmente el compromiso.
Las personas que se comprometen con el proyecto deportivo y están dispuestos a
cualquier cosa con tal de ayudar al equipo, me merecen un profundo respeto. Me
parecen dignos de admiración.
- ¿Qué es para ti ser un buen entrenador? ¿Qué cualidades debe tener y que
facetas debe desarrollar para serlo?
Habría que distinguir claramente entre el baloncesto de formación y de
alto rendimiento. El entrenador de formación debe ser fundamentalmente un
apasionado de la formación/educación, debe tener una clara vocación pedagógica.
Debe ser extremadamente generoso para anteponer el beneficio de sus
jugadoras/es a los intereses personales. Esto supone renunciar al rendimiento a
corto plazo, que les permitiría promocionarse personalmente como técnicos, para
pensar y atender las necesidades formativas que permitirán a los jóvenes alcanzar
ese rendimiento a largo plazo. Debe tener una gran inquietud por aprender de
manera permanente todo lo necesario sobre la formación deportiva. Finalmente,
debe tener ciertas habilidades personales y sociales que le ayuden a empatizar
con los jugadores, a comprender sus motivaciones, a darles apoyo cuando lo necesitan
y a estimularlos para que confíen en sus posibilidades.
Al entrenador de alto nivel, le hacen falta otras cualidades. Debe tener
una elevada dosis de autoexigencia, inconformismo y afán de perfeccionismo. Su
conocimiento sobre el juego debe ser máximo para dar respuesta a todos los
problemas que deberán enfrentar los jugadores y ganarse con ello su respeto. En
la dirección de equipo, necesita la capacidad para conseguir que, los intereses
individuales y los colectivos confluyan, sean compatibles, y en la dirección de
partido ser capaz de captar e interpretar las circunstancias del partido y
detectar las necesidades estratégicas que permitirán decidir correctamente.
-¿Te consideras más un entrenador de
jugadores o de equipo?
Sin duda, soy un entrenador de jugadores pero trato de educarlos para que
primero piensen en el equipo. Si haces bien tu trabajo con cada uno, el equipo mejora
colectivamente.
-¿Qué no perdonas a un jugador?
El egoísmo.
-Filosofía propia de juego, o te adaptas
a cada partido o rival.
Me gusta que el equipo tenga un estilo de juego
claramente definido, que se nos identifique con él. Creo que esto es importante
para los jugadores, les genera confianza el saber a lo que juegan, cuáles son
los estándares de calidad que nos planteamos. No obstante, procuro dotar al
equipo de la capacidad colectiva e individual para adaptarse a múltiples formas de comportamiento de los
rivales. Es importante que el equipo sea capaz de adaptarse a las
circunstancias cambiantes que se generan en la competición e incluso dentro de
un mismo partido. Estos cambios los planteamos siempre como ajustes a partir de
nuestro propio estilo de juego.
- ¿Se aprende de las victorias?
Se aprende de cualquier circunstancia si se tiene la
voluntad de aprender. Este deseo de aprender nos puede acompañar en la victoria
o en la derrota indistintamente pero es cierto que cuando se gana tenemos la
tendencia natural a relajarnos pensando que hicimos las cosas bien y esto nos
traiciona porque cierra la puerta al aprendizaje. Se puede disfrutar de la
victoria pero ser autocríticos, analizar los aciertos pero también los errores
y planificar las estrategias a seguir para conseguir solventarlos. En la
derrota solemos estar más predispuestos a analizar nuestros errores y aprender
pero, en cualquier caso, es una cuestión de autoexigencia.
-Una jugada imborrable que recuerdes de
forma especial.
Quedaba un segundo para el descanso del partido.
Teníamos saque de banda desde pista trasera. Pedí tiempo muerto. Los jugadores
me miraron como si me hubiera vuelto loco. Les dije: vamos a sorprenderlos; no
esperan que podamos conseguir nada y ésta es nuestra mejor baza. Preparamos un
aproximación en carrera al aro de nuestro jugador más atlético aprovechando un
Bloqueo Indirecto ciego después de simular el ir a recibir el balón del
sacador. Sacamos con un pase de 16-17 metros para poner el balón por encima del
nivel del aro y terminar recepcionándolo y hundiéndolo. Ya puedes imaginar las
caras de todos en el pabellón…incluso las nuestras….
-Algún equipo de los que hayas visto jugar que más te haya gustado.
Me encantaba el estilo de juego de San Antonio Spurs
con Popovic al mando de una plantilla compuesta por auténticos genios del
baloncesto pero que hacían un juego colectivo, muy cooperativo con la filosofía
del “pase extra”. Era un baloncesto de ensueño. No obstante hay muchos equipos
que hacían un baloncesto de grandísima calidad tanto de épocas pasadas como
actuales. Hay muy buenos entrenadores.
- Dime algunos jugadores y entrenadores que te hayan dado
quebraderos de cabeza cuando te hayas enfrentado a ellos.
Jugadores son muchos porque cada fin de semana, independientemente de la categoría
en la que entrenara debía asegurarme de que su contribución al equipo estuviera
por debajo de lo habitual.
Con los entrenadores debo decir que
en unos casos me resultaban más previsibles mientras otros eran capaces de
sorprenderme con sus planteamientos, lo cual exigía una gran capacidad de
concentración. No te dé nombres por respeto a la mayoría.
-¿Hay algún jugador de los que
has visto esta temporada que te gustaría tener en tu equipo?
Para serte sincero, he visto bastantes jugadores que encajarían
perfectamente en nuestro estilo de juego y que me han sorprendido por su
calidad de calidad de juego o su rendimiento. Enc ada equipo rival podría
destacarte algún jugador que nos habría ayudado deportivamente a conseguir
nuestros objetivos con más solvencia de la que mostramos en competición. Hay
muchos jugadores de calidad en la liga EBA. Algunos veteranos que aún conservan
intacta la motivación por jugar y competir y muchos jóvenes que están en clara
progresión deportiva. Sin embargo, me resulta difícil decir en este momento si
los ficharía porque esto depende de otras cualidades personales que
consideramos fundamentales para crear una buena dinámica de equipo. Intentamos
cuidar mucho estos detalles cuando pensamos en la configuración de la
plantilla.
-¿Baloncesto de antes o baloncesto de ahora? ¿Con qué te quedarías de uno y
de otro?
Me encanta el baloncesto
de la década de los 90 con equipos como los Boston Celtics de Larry Bird,
Chicago Bulls de Jordan, etc. Pero también hay equipos que hacen un baloncesto
espectacular en la actualidad. Particularmente me gusta más ver la Euroliga que
la NBA, al menos durante la liga regular. Cuando llegan los Play-offs de la
NBA, la intensidad de juego cambia y el interés es máximo, pero en Euroliga el
bagaje táctico desplegado por los equipos y su competitividad me resultan
especialmente atractivos. También me encanta ver a las chicas jugar. Nuestro
baloncesto femenino está a un altísimo nivel y salvando las diferencias físicas
con el baloncesto masculino, su juego es de grandísima calidad.
Del baloncesto de antes me quedaría con tres cosas: por un lado la dureza
mental que mostraban los equipos que aspiraban a ganar la competición y, por
otro, la disciplina táctica y la forma en que se asumían los roles dentro del
equipo. En general creo que hacían un baloncesto más cooperativo.
Del baloncesto actual destacaría dos cuestiones que creo que han
contribuido en gran medida a cambiar la tendencia en el juego: la polivalencia
de los jugadores y el rango de la distancia de tiro, que está obligando a los
defensores a actuar sin descanso desde el momento en que el oponente con balón
sobrepasa la línea central del campo.
- ¿Quiénes han sido tus referentes como entrenadores?
En primer lugar mi maestro, Daniel Pintor. Me
fascinaba su profundo conocimiento del juego, su capacidad de análisis, su
originalidad en el enfoque de la enseñanza del baloncesto. Creo que fue un
pionero de muchos de los cambios metodológicos que hemos visto en los últimos
años.
-¿Incluyes en tus entrenamientos trabajo emocional o psicológico? ¿De qué
manera?
Cada día. No concibo
el entrenamiento sin esta parcela. La jugadora/or de baloncesto necesita en
cada partido gestionar convenientemente sus emociones. Cuando lo consigue tiene
muchas probabilidades de tomar decisiones acertadas. En el caso contrario, el fracaso está
garantizado. Entrenar la carga mental y la gestión emocional me parecen
determinantes tanto en la formación deportiva como en el entrenamiento de alto
nivel. No obstante, cuando se alcanza ese nivel de excelencia, puede ser menos
necesario por la capacidad adquirida previamente por las jugadoras/es.
-¿Te resulta difícil gestionar las emociones de tus equipos?
Me resulta tan difícil
como cualquier faceta del entrenamiento pero es cierto que he dedicado mucho
tiempo de mi carrera profesional a estudiar sobre ello y esto me da un cierto
margen. En cualquier caso, suele ser la parte que más quebraderos de cabeza
suele generar en cuanto a la dirección del equipo.
- ¿Tácticamente a qué le das más importancia?
En relación con las
fases del juego suelo ser muy exigente en labores defensivas y en la capacidad
de correr cuando recuperamos la posesión del balón.
Por otro lado, y con
carácter general, me obsesiona conseguir que los jugadores conozcan el juego y
desarrollen la capacidad para interpretar convenientemente los problemas que
nos plantea el rival, lo que conocemos por lectura de juego. Dedicamos mucho
tiempo del entrenamiento a mejorar nuestra capacidad para anticiparnos a las
decisiones del contrario y también para reaccionar a sus comportamientos.
Finalmente, también dedicamos mucho tiempo al juego sin balón, a una buena
ocupación espacial.
-¿En qué crees que has evolucionado más como entrenador y en que te
gustaría evolucionar?
Posiblemente en lo que más haya evolucionado sea en dos facetas del
entrenamiento: la gestión emocional del jugador y en la del equipo como
conjunto y, segundo lugar, en la metodología del entrenamiento. Mi faceta de
profesor universitario me ha exigido estar al día en el conocimiento científico
sobre disciplinas como las neurociencias, teoría del entrenamiento, etc., que
he tratado siempre de llevar de forma sistemática a la práctica.
Me fascina seguir aprendiendo sobre la lógica interna del juego, las
tendencias actuales desde el punto de vista táctico colectivo y sobre
estrategia. Procuro seguir aprendiendo de los grandes entrenadores porque nunca
tengo la sensación de saber lo suficiente.
- ¿Intuición o pizarra?
Supongo que me planteas
la pizarra como sinónimo de racionalización. Creo que un entrenador tiene que
ser sistemático para dejar poco margen de error y por ello debe entrenar
cualquier aspecto que pueda afectar al rendimiento de su equipo. Nosotros
solemos llevar varios planes de partido. El plan “A” es el más básico, el que
confiamos que a priori puede ser más efectivo, pero tenemos pensadas ciertas estrategias
alternativas por si falla la primera.
Sin embargo, está científicamente demostrado que la intuición es un tipo de inteligencia que
se basa en la capacidad de procesar información de forma no consciente, a veces
por falta de tiempo para hacerlo, que nos ayuda a resolver problemas que
nuestra inteligencia más racional no es capaz de solventar. Creo en la intuición y a veces me dejo llevar
por ella; me permitió ganar partidos que parecían imposibles, haciendo cosas
muy poco aconsejables en condiciones normales.
- ¿Te has tenido que morder la lengua alguna vez en relación con el
baloncesto?
Muchas veces: cuando era joven no era
capaz de conseguirlo porque era muy vehemente, con la edad vas aprendiendo. No
obstante, también creo que es un ciclo que te lleva al retorno porque a partir
de una edad tus prioridades en la vida cambian y vuelves a controlarte menos
porque te importan menos las consecuencias posibles de lo que dices.
-¿Qué es el baloncesto para ti?
Un modo de vida. El baloncesto me permitió conocer a muchos de mis
mejores amigos, me ha permitido disfrutar de mis hijos, disfrutar haciendo lo
que me gusta, ayudar a muchos jugadores a crecer deportiva y personalmente y,
finalmente, ganarme la vida. No puedo pedir más.
-¿Has detectado envidia o celos en el mundillo de los entrenadores?
Muchísimo. No creo que
sea algo inherente a nuestro deporte sino a la condición humana. Es lo que peor
llevaba aunque he aprendido a sobrellevarlo porque mis motivaciones son diferentes
a cuando era más joven, no tengo grandes aspiraciones más allá de disfrutar del
día a día y por lo tanto no supongo una amenaza para nadie.
- ¿Crees que estamos en el momento más dulce de nuestro baloncesto?
Si la valoración se
ciñe a los resultados deportivos, sin duda. Sin embargo, soy muy ambicioso y
creo que aún hay un margen muy considerable de mejora en la calidad de las
jugadoras/es. Para conseguirlo habría que mejorar ciertos aspectos del proceso
de entrenamiento.
- ¿Qué cambiarías de él?
En primer lugar creo
que debemos diseñar las categorías competitivas para reducir la enorme brecha
que se ha creado entre el baloncesto formativo y el de alto nivel. Si pensamos
en garantizar la formación adecuada de nuestras jugadoras/es, no me parece
razonable que en los equipos de las competiciones intermedias disponibles entre
la categoría junior y las ligas profesionales (en el baloncesto masculino: Liga
Nacional, EBA, LEB Plata, LEB Oro; en femenino: Liga nacional y Liga-2) haya
tantas/os jugadoras/es extranjeros. Por otro lado, hay muy pocas/os
jugadoras/es jóvenes en progresión. La federación debe estimular la presencia
de jóvenes en estas competiciones para garantizar la continuidad de su
formación. El ritmo de evolución de cada jugador/a es muy personal. No todos
los jugadores van a jugar una olimpiada con 17 años, como fue el caso de Ricky
Rubio.
En el trabajo de
clubes hay muchos retos que alcanzar. El más importante, es conseguir
concienciar a la sociedad de la importancia del deporte formativo. Esta
concienciación debe tener un primer foco en las familias para que entiendan la
verdadera importancia del deporte en las primeras edades y se comprometan en
los proyectos deportivos de los clubes facilitando que sus hijos puedan
responder a sus compromisos deportivos, asistiendo regularmente a las sesiones
de entrenamiento o partidos. El deporte no es sólo una actividad recreativa, es
parte de la educación integral de los niños. No sólo efectos positivos desde el
punto de vista metabólico, cardiorrespiratorio, endocrino o inmunológico, sino
que además está demostrado que produce mejoras cognitivas y de los sistemas de
autorregulación emocional, que contribuyen a un mejor desempeño futuro en
muchos dominios de la vida cotidiana, entre ellos el académico. Como sabes, hay
muchos padres que recurren al castigo de prohibir a sus hijos el ir a entrenar
por malos resultados escolares. Una auténtica aberración. Los castigan
negándoles el derecho a desarrollar una de las pocas actividades saludables del
día y que además contribuye al establecimiento de hábitos que garantizan un
estilo de vida sano.
Por otra parte, hay
que concienciar a las instituciones del valor que tiene el deporte de formación
para conseguir una mejor retribución de los entrenadores. Su labor es demasiado
importante para permitirnos el lujo de perder a muchas/os que desgraciadamente
tienen que abandonar porque no ganan lo suficiente para poder mantener esta
actividad al menos con una orientación profesional.
- ¿Qué te ha dado y que te ha quitado el baloncesto?
Me ha permitido
desarrollarme como persona y como profesional pero, lo más importante, me ha
permitido ser feliz.
-¿Cuál sería el mejor consejo que podría dar a todos entrenadores en
general que nos están leyendo y que empiezan en este maravilloso mundo que es
el baloncesto?
Que pongan pasión en lo que hacen y que nunca cierren las puertas a seguir
aprendiendo.
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