Los que ya me conocéis sabéis que soy uno de los locos del baloncesto, poco a poco lo he ido inyectando en mis venas y me parece que no voy a encontrar ninguna clínica de desintoxicación que me saque la pasión y la necesidad que continuamente siento por el.
Soy uno de tantos entrenadores que no ha llegado a la élite (entendiendo esta como entrenar en ACB y LEB), aunque de esta última categoría estuve muy próximo ya que en la temporada 1995-96 entrené al Pozoblanco en liga EBA (que en aquél entonces era la categoría inmediata a la ACB), en la temporada 1996-97 se creó la LEB. Sin embargo me siento muy contento de mi trayectoría, he tenido afortunadamente mas éxitos que fracasos, pero os puedo decir con total rotundidad que de estos son de los que mas he aprendido, es mas pienso que cuando se pasa por una mala experiencia uno se hace si cabe mejor entrenador.
En alguna ocasión tuve la opción de pasar al baloncesto profesional, pero nunca me atreví a dar el paso de dejar la docencia, pedir excedencia y arriesgarme a ello, lo cierto es que pensé quizás mas en mi familia que en mis deseos personales. No hay que darle mas vueltas, no fui capaz de arriesgarme y de lanzarme al ruedo profesional.
No os preocupeís que no os voy a contar mi vida pero ahora frente al ordenador me surgen ideas algo desordenadas que tengo ganas de compartir, son muchos años en esto y como se dice que la experiencia es la madre de la ciencia, quizás mis pensamientos puedan ayudar a futuros entrenadores.
He sido jugador, árbitro, entrenador, Delegado de Entrenadores en Córdoba, Presidente de Comités de Infantil y Minibasket, organizador y Director de un Campus de Basket, colaborador de baloncesto en la radio (SER y COPE), comentarista técnico de basket en una TV local (ONDA MEZQUITA TV), director de una escuela de baloncesto, articulista en prensa y medios digitales, he escrito dos libros de baloncesto, actualmente soy el administrador de este blog y lo que es mas importante nunca he dejado de intentar aprender asistiendo a cursos, clinics, leyendo libros, viendo partidos, descargando archivos de Internet y ahora con motivo del COVID19 impartiendo charlas online.
Pues bien a pesar de todo mi bagaje baloncestístico he cometido errores que creo debo transmitir y confesar a los mas jóvenes por si les pueden servir de algo conocerlos y que repercutan positivamente en su trabajo, voy a confesaros algunos de ellos:
1) LA IMPACIENCIA
Quizás el mas grave de todos, con la experiencia que dan los años me he ido dando cuenta que cada cosa tiene su tiempo, hay que ir paso a paso, poco a poco, a veces no he tenido la paciencia necesaria para esperar la progresión y la evolución de un jugador, no he tenido la paciencia de entrenar mas tiempo una determinada defensa o un determinado ataque para que fructificase y diese resultado, no he tenido la paciencia de que los directivos hicieran su trabajo en su momento y he forzado situaciones, no he tenido la paciencia de escuchar el razonamiento de un jugador ante un a situación problemática y me he precipitado etc.
2) EL CONTROL DE LAS EMOCIONES
Otra cuestión mas que importante, tanto en entrenamientos como en partidos. Se de forma positiva que cuando he estado tranquilo en un banquillo en la mayoría de los casos he tomado decisiones acertadas, pero a veces no he sido capaz de controlar mi nerviosismo y en esa situación (a dos mil revoluciones) generalmente no se suelen tomar las decisiones mas correctas y lo que es peor he transmitido mi angustia a los jugadores y en algunas ocasiones me han jugado una mala pasada en la relación que se establece con el equipo arbitral e incluso con algún jugador que otro.
Contar hasta diez como se suele decir y tener un método programado con unas premisas claras de actuar cuando se está en un banquillo ayudan mucho a controlar tanto los momentos de euforia como los momentos negativos, no olvidemos que todo es siempre relativo.
3) NO DAR LA CONFIANZA NECESARIA AL JUGADOR
A veces no me he dado cuenta (aunque lo se), que el jugador debe sentir en el campo que tiene la confianza de su entrenador. Debemos tener todos muy claro que el baloncesto es un juego de aciertos y de errores y que el fallo forma parte del juego. Sin embargo en ocasiones he cambiado a un jugador a las primeras de cambio sin darle tiempo ni a entrar en calor ni a rectificar su error, no me gustado lo que hacía y enojado lo he quitado de la pista de juego y lo que es peor mostrándole incluso por momentos gestos inapropiados de desaprobación (mas de cara a la galería que para resolver la situación casi siempre).
4) HABLAR DEMASIADO
En ocasiones he pecado de hablar demasiado tanto en entrenamientos como en los partidos, a veces nos olvidamos de que lo breve si bueno dos veces bueno, los entrenadores atiborramos de conceptos técnicos muchos asuntos que con una explicación breve y sencilla llegaría mucho mas al jugador, cuando hablamos demasiado confundimos mas que aclaramos. En los tiempos muertos esto se acentúa mas, no nos damos cuenta que el jugador también está tensionado como nosotros y es difícil que capte varias ideas a la vez, les damos demasiadas consignas y los volvemos locos.
5) SER INFLEXIBLE
En especial en mis primeros años como entrenador marcaba una idea y nadie me descabalgaba de ella, con el paso del tiempo he aprendido a a escuchar a los jugadores, mirar a sus ojos, y reflexionar sobre sus sugerencias (a veces ayudan mas de lo que nos creemos), esto también he debido hacerlo extensivo a oír las opiniones de directivos e incluso de otros entrenadores (todos nos pueden aportar). Esta bien que tengamos un método, una táctica, una estrategia, pero debemos tener la capacidad de cambiar algo cuando no funcione y no ser obstinados y estrellarnos contra la pared.
6) NO TENER OBJETIVOS CLAROS
Esta cuestión es otro de los errores que he cometido en mis primeros años de entrenador aunque con el paso del tiempo creo que lo he ido corrigiendo. Actuar por acontecimientos nos lleva a vivir el cortísimo plazo, sin coordinar los objetivos individuales con los del conjunto del equipo y la falta de planificación nos lleva a no saber distinguir lo importante de lo urgente.
7) NO ESTABLECER PRIORIDADES
En ocasiones he querido hacer demasiadas cosas a la vez y al final generalmente no he hecho ninguna bien. Hay que saber establecer prioridades siempre, esto se acentúa mas cuando somos entrenadores de equipos de formación, la técnica individual es siempre mas importante que la táctica y queremos hacer jugaditas y sistemas de ataque cuando los chavales no dominan los fundamentos técnicos básicos (pase, bote, tiro, etc).
Pero incluso entrenando a un equipo profesional o semiprofesional también debemos establecer esas prioridades, a veces nos dejamos llevar por la presión mediática que no exige esto o aquello y olvidamos lo verdaderamente importante aunque no sea lo que nos demanden.
8) SABER DELEGAR MAS EN LOS DEMÁS
Hay que saber delegar en tus ayudantes y las personas que trabajan en el club (directivos, utilleros, delegados, fisios, etc) y no quererlo hacer todo uno mismo. La delegación genera confianza y repercute positivamente en la motivación. Se impone la figura de un entrenador que fomente la participación y con gran capacidad para el trabajo en equipo y yo a veces me he creído capaz de canalizar y mediatizar todo (craso error).
9) NO TIRAR DEL CARRO DE FORMA CONSENSUADA
Deberíamos desarrollar nuestras capacidad para lograr consenso en lugar de “tirar” de nuestra autoridad formal, a veces me he dejado llevar demasiado por aquello de que el entrenador es la "autoridad jerárquica" del grupo y he plasmado demasiado que yo era el que mandaba (satisfacción momentánea y personal pero no duradera), creo que no es el mejor camino a seguir.
Si somos capaces de pedir opinión a los demás, consensuamos ideas,etc, conseguiremos hacernos seguir por personas convencidas y motivadas, no por ellos perdemos carisma y sin embargo esa actitud nos hace empatizar con los demás.
10) ACEPTAR CONDICIONES QUE NO ME GUSTABAN
Ha habido alguna ocasión que otra que he aceptado condiciones de trabajo que no me gustaban demasiado, casi siempre tras un periodo en el que no tenía equipo y el afán por entrenar me cegaba. A veces debemos ser capaces de decir "no" y si no entrenamos no pasa nada tarde o temprano llegará una oferta que nos guste.
Situaciones como aceptar coger un equipo sin extranjeros o comunitarios en liga EBA cuando casi todos los demás equipos del grupo los tenían a la larga ha repercutido en mi contra. Situaciones como aceptar en la plantilla jugadores locales aunque no daban la talla (también se vuelve contra el entrenador), la afición pide la presencia de los jugadores locales y si los ponías el partido se complicaba y si no los ponías todo se revolvía contra ti, a la larga no te ayudaban nada. Mi opinión es aceptar plantillas con jugadores válidos para la categoría, si son locales mucho mejor, pero si no habrá que buscar otras opciones.
Otra situación negativa con la que no pienso comulgar mas (aunque lo he hecho en alguna ocasión), será la de aceptar jugadores que entrenasen menos días que los demás (por su situación personal o profesional). Esto genera multitud de problemas en el seno de un equipo, porque los que entrenan mas no llegarán nunca a entender que los otros jueguen mas minutos que ellos en ocasiones (aunque acepten que tengan mas calidad que ellos), al final el grupo acaba por romperse.
Otras cuestiones en las que por momentos no supe decir no se refieren a horarios intespestivos de entrenamientos, no disponer de fisio o médico, desplazamientos a partidos de forma poco ortodoxa, etc.
**De alguna manera me he desnudado ante ustedes como entrenador y os he transmitido mi forma de pensar y de sentir, posiblemente habrá cuestiones de las que he planteado con las que no estéis de acuerdo (discrepar siempre engrandece), pero permitidme que exprese estos pequeños secretos confesables que os transcribo con total sinceridad**.
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