Seis reflexiones sobre los ejercicios de entrenamiento en baloncesto

Acostumbro a colgar en mi blog numerosos ejercicios de entrenamiento, a veces pienso que hasta demasiados, la mayoría de mi propia cosecha, también de los que he visto hacer a mis compañeros, algunos de los que me envían colaboradores del blog (muy agradecido) y otros adaptados con ligeras variaciones de los que veo publicados por redes sociales. Además he publicado, aunque de eso ya ha pasado un tiempo, dos libros de ejercicios y tareas: 1) 100 ejercicios de baloncesto para un entrenamiento variado y 2) Tirar, pasar y botar.

Me gustaría hacer una pequeña reflexión al respecto desde la visión que me da haber trabajado durante muchos años en el patio de colegio, en el barro como dice mi amigo "Tripi" y también con equipos de nivel más avanzado en categorías semiprofesionales (Nacional, EBA, LEB y Challenge).

1) Debemos saber elegir los ejercicios de acuerdo a la categoría y de forma especial al nivel y características de nuestros jugadores. Por poner un ejemplo, no es lo mismo un junior del equipo de mi pueblo (sin desmerecerlo lo más mínimo), que el junior del Real Madrid.

2) El ejercicio es una herramienta que tenemos a nuestra disposición para conseguir un determinado objetivo que se pretende alcanzar a nivel técnico o táctico. Por tanto como recientemente le he leído muy acertadamente a Dani Miret (actual entrenador del Joventut de Badalona), "el ejercicio no puede tener mas dificultad y mas protagonismo que lo que queremos de él y tiene que ayudar a que lo que necesitamos pase". 

3) Lo importante no es el ejercicio en sí, sino como lo llevamos a cabo. Un mismo ejercicio en manos de un entrenador u otro puede ser exitoso o no. La capacidad de transmitir, convencer y hacer entender el juego que tengamos cada entrenador, influirá de forma directamente proporcional en que los ejercicios sean más productivos y eficaces. Luego habrá que añadir, la intensidad con la que se trabaje, que se hagan buenas correcciones, la incidencia en los detalles, el ritmo de entrenamiento, etc.

4) Saber medir el grado de dificultad que nos interese de cada ejercicio es fundamental. Debemos huir de ejercicios demasiado enrevesados y complicados en los que se pierde mucho tiempo en su organización, en que los jugadores se aprendan las trayectorias y cometidos, que nos hagan interrumpir el entrenamiento y que nos hagan sentir que no salen bien. A veces lo más simple es lo mas efectivo. 

5) Un ejercicio que se precie debe trabajarse lo más próximo que se pueda a una situación real de juego. Se juega para competir y tratar de superar al rival, por tanto hacerlos competitivos es importante, además a los jugadores les gusta así.

6) Tenemos que variar los ejercicios aunque trabajemos los mismo conceptos. Si siempre hacemos lo mismo el jugador se aburre, despertar la curiosidad de los jugadores en los entrenamientos es algo que no debemos olvidar, si el jugador se sabe de memoria los ejercicios que se van a realizar, no se motiva lo suficiente y sin embargo, cuando se divierte y disfruta, su interés crece y se involucra mucho más en cada ejercicio.