"El gestor vocacional", dedicado por Paco Merino en el Día de Córdoba a Rafael Rojano

**Para mi plumas como la de Francisco Merino en relación con el deporte y en especial el baloncesto hay pocas, me gustan todos sus artículos pero en este escrito tras el fallecimiento de Rafael Rojano lo borda, creo que es difícil mejorar la semblanza que hace del fallecido Presidente de la Federación Andaluza de Baloncesto, os recomiendo su lectura**

EL GESTOR VOCACIONAL

A Rafael Rojano Castro (Baena, 1966) siempre le gustó llevar la voz cantante, marcar el ritmo, dirigir la orquesta. Y lo hizo desde la discreción, huyendo del divismo que suele afectar a quienes ocupan un cargo durante más tiempo del que su ego puede digerir. Tenía su propio modo de hacer las cosas y confiaba de manera ciega en sus métodos, cincelados desde su juventud en los más diversos escenarios.

Un buen día se apasionó por el baloncesto y progresó hasta llegar a la vicepresidencia de la Federación Española, donde desde una segunda línea se convirtió en la mano derecha de uno de los dirigentes más conocidos del panorama nacional, el sevillano José Luis Sáez, cuyo rostro, locuacidad y feeling con los imperios mediáticos le han convertido en una presencia reconocible en las imágenes de todos los éxitos en la edad de oro que vive el básket español. Rojano, el baenense, no concentraba sobre sí la luz de los focos, pero esa circunstancia, lejos de traumatizarle, resultó un estímulo y una ventaja para despojarse de presiones externas y centrarse en lo suyo, en lo que siempre le gustó: la gestión. Era su vocación. Y ahí alcanzó la cima.

A Rojano le apasionaban los balances, los inapelables veredictos de las cifras, esos argumentos contundentes que no admiten discusión. Fue así desde chico. Con 14 años organizó la Liga Intercentros de su pueblo, después de decidir que lo de correr por la cancha no era lo suyo. Jugó en el equipo de la Sagrada Familia, pero botar el balón no le hacía tan feliz como mover los hilos desde fuera.

Fue árbitro durante años, pero su horizonte se situaba en la dirección de grupos. Le apasionaba crear escenarios, abrir posibilidades y marcar caminos para los demás. Era su modo de tener el control, de sentirse útil y fuerte.

Con el paso del tiempo, Rojano se transformó en un base de los despachos, un organizador cerebral, de los que hacen jugar al resto y sólo lanzan a canasta cuando lo consideran estrictamente necesario. Si marcaba la jugada, era palabra sagrada. Ejecutando tareas sin descanso se ganó su prestigio, principalmente porque los resultados confirmaban que la combinación entre su firme criterio y su fina intuición era una receta infalible.

Su precocidad para asumir tareas de dirección le reportó no pocos recelos por parte de quienes desconfían sistemáticamente de los jóvenes a la hora de tomar decisiones. Con 14 años era auxiliar de mesa, con 18 alcanzó la Segunda División, con 19 dirigía el Comité de Árbitros, con 22 entró como secretario a la Federación Cordobesa de Baloncesto y a los 24 ya era el presidente.

Con 26 escaló hasta la vicepresidencia de la Andaluza. Rojano convirtió a Córdoba en un centro estratégico del baloncesto andaluz desde un minúsculo piso en la calle Jaén, en el Sector Sur. Aquel milagro le reportó una notoriedad insólita. Después de integrarse en la candidatura de José Luis Sáez para acceder a la Federación Andaluza, su papel en la modernización de las estructuras del deporte de la canasta ha sido fundamental. Presidente de la FAB desde 2004, fecha en la que Sáez asumió el mando en la Española, el mandatario fue reelegido el pasado mes de mayo por unanimidad en la Asamblea General Extraordinaria celebrada en la capital cordobesa y en la que se determinó que presidiera el organismo hasta 2016.

En la sede de la FAB, radicada en Córdoba, Rojano compuso una formación de trabajadores de la que siempre se sintió orgulloso. Desde un despacho en la Avenida de Guerrita vivió el auge, el declive y la agonía de un deporte que sufre de modo especialmente cruento la crisis económica. Lidió con todo tipo de circunstancias, sabiendo siempre mantener un sello de eficiencia y coherencia por encima de intereses y presiones.

Ni una semana después de perder a su madre, Carmen Castro, que falleció el pasado lunes, Rafael Rojano murió al caer desde el balcón de su casa. Las muestras de dolor se sucedieron en la sede de la Federación Andaluza, que informó de que la capilla ardiente se instalará en el Tanatorio de las Quemadas en Córdoba (Polígono Industrial de las Quemadas s/n) hoy sábado día 8 a partir de las 11:00 de la mañana. A las 18:00 tendrá lugar el sepelio en las mismas instalaciones.

AUTOR: PACO MERINO (Redactor Jefe de Deportes del Día de Córdoba)