No nos engañemos todos aquellos que nos dedicamos a entrenar buscamos el éxito en nuestro trabajo y en la medida que conseguimos nuestros objetivos, generalmente ganar partidos y campeonatos enseguida nos califican o nos sentimos entrenadores de éxito.
¿Pero que es el éxito? ¿Cómo lo entendemos?
Indudablemente en cada uno de nosotros existe una vara de medir el éxito, para mí la forma de medir el éxito va estrechamente ligada a la filosofía (principios y acciones que determinarán nuestra forma de ver el baloncesto, de entrenar y de afrontar la formación y espíritu competitivo de nuestros jugadores), a los objetivos que nos marquemos como entrenadores y a la búsqueda de un estilo propio que impregne de un sello personal a los equipos que pasen por nuestras manos.
Llegamos al eterno dilema si el éxito se medirá por nuestros triunfos, por los jugadores que formemos o por ambas cosas, en las sociedades deportivas actuales por desgracia en la mayoría de los casos el éxito de los entrenadores se mide por la cantidad de triunfos o títulos conseguidos, pero también hay otra corriente deportiva que entiende el baloncesto y otros deportes como un medio para ayudar a los jóvenes a mejorar deportivamente para posteriormente desenvolverse en la vida, a forjar su carácter, a saber adoptar actitudes de liderazgo, a progresar tecnicamente y tácticamente y a saber disfrutar del deporte no sólo compitiendo.
A veces los entrenadores nos jactamos a los cuatro vientos que lo mas importante es la formación del jugador y no el conseguir victorias, pero después no somos demasiado consecuentes con nuestras ideas, utilizando en los partidos importantes sólo a los mejores jugadores o mandando al banquillo al primer error que comete un jugador, abroncándolos, etc.
Cuantas quejas hay y habrá sobre el uso de las zonas en edades de formación, táctica que nos puede dar victorias o campeonatos pero que no favorece la evolución técnica y personal de cada jugador tanto como cuando la defensa es individual. Otros ejemplos se dan cuando se permite el uso de los bloqueos en minibasket (cuestión harta polémica), cuando se especializa demasiado pronto a los jugadores por puestos en edades tempranas o como cuando me preguntaron en un Clinic que dí el año pasado si no creía que enseñar movimientos de espaldas al aro en infantiles se debería prohibir (la persona que me lo preguntó me dijo que en su club a esa edad sólo permitían jugar de cara al aro).
Se pueden conjugar éxitos con formación, victorias con mejoras de nuestros jugadores, particularmente pienso que sí, se que no es fácil pero tampoco lo considero imposible, todo es cuestión de tener personalidad, de tener una filosofía propia, de ceer en un estilo y de luchar por ello contra viento y marea.
Hay un ejemplo muy claro en el baloncesto español y se llama AITO GARCÍA RENESES, posiblemente sea el entrenador español que mas títulos ha ganado y también el que ha sacado mayor número de jugadores de élite (Joaquín Costa, Andrés Jiménez, Pau Gasol, Ricky Rubio, etc) y este año ha dado una lección magistral concon los "Babys" del Cajasol de Sevilla (Satoransky, Hernángomez, Sastre, Franch, Porzingis, Balvin, etc). Aito cree en un estilo y lucha por conseguirlo, no atosiga a los jugadores jóvenes con demasiadas tácticas, les hace trabajar y entrenar duro, desde la defensa construye todo lo demas, propiacia un juego alegre de contraataques y transiciones, les hace jugar con creatividad desarrollando su juego y sus instintos, confía en ellos y no cambia de opinión al primer contratiempo, por eso tiene éxito ganando partidos y al mismo tiempo formando jugadores.
He puesto el ejemplo de Aito por ser muy significativo, pero estoy seguro que por toda la geografía y provincias españolas hay muchos entrenadores que consiguen el éxito aunando ambos factores (victorias y formación). Se me viene a la cabeza también el nombre de un entrenador joven y prometedor como Francis Tomé con Clínicas Rincón en la Adecco Oro, ¿alguién lo pone en duda?.
Creo en la FORMACIÓN+VICTORIAS para ser entrenadores portadores de éxito, pero para ello se necesita, personalidad, carácter y carisma, filosofía propia y perseguir un estilo de juego claro y definido.
Ser un entrenador de éxito es un gran reto y desafío, a todos nos gusta que nuestros jugadores nos manteen y que nos saquen a hombros los aficionados, posiblemente el ego no aumentará considerablemente, pero quizás haya cosas mucho mas importantes que eso para considerarnos un entrenador de éxito, como pueden ser desarrollar nuestras habilidades pedagógicas como entrenadores y también como educadores que nunca olvidemos que lo somos, debemos ser propulsores de las habilidades técnicas de nuestros jugadores y no limitarlas, ayudarles a mejorar en la tomas de decisiones, a enseñarles a ver y entender el juego, a entusiasmarlos por el baloncesto de forma que compitan y disfruten a la vez, en darles consistencia psicológica y enseñarles a fortalecer sus virtudes y esconder sus debilidades y en definitva a crear unos cimientos fuertes y una base baloncestística lo suficientemente importante para que sepan desenvolverse en cada situación de juego e incluso que le puedan servir posteriormente cuando acaben su vida deportiva para aplicarlas en lel día a día.