El término motivación procede del vocablo latino motus y tenía que ver con aquello que movilizaba al sujeto para ejecutar una actividad. De forma popular decimos que una persona está motivada cuando emprende algo con ilusión, superando el esfuerzo que deba realizar para obtenerlo.
Voy a contar una anécdota relacionada con la motivación, la podéis encontrar en los libros de Psicología ya que se suele utilizar mucho cómo ejemplo:
Tres hombres están trabajando en la construcción de un edificio. Alguien que es un observador externo se dirige a ellos y les pregunta, ¿qué están ustedes haciendo?
El primero casi sin inmutarse, le responde: "Aquí estoy poniendo ladrillos"
El segundo, levantando la cabeza y dejando a un lado por un momento su actividad, le comenta: "Estamos construyendo un muro"
El tercero, orgulloso de su trabajo afirma: "Construimos la iglesia de mi pueblo"
¿Qué podemos comentar de la historia? Lo importante no es sólo responder a una actividad, sino la implicación con la que se pueda llevar a cabo. He aquí donde entra en juego la motivación.
La motivación es la fuerza impulsora de nuestra conducta; lo que determina en buena medida y casi siempre nuestro éxito o nuestro fracaso, en el sentido de que nos lleva a utilizar en mayor medida nuestras reales capacidades.
La motivación es, pues, esencial en toda actividad humana y, por supuesto, en el entrenamiento y en los partidos de baloncesto que son las actividades que aquí nos interesan.
En relación con una actividad cómo es el deporte del baloncesto, la motivación influye:
- En la actitud del sujeto frente al mismo.
- En la iniciación y modo de realización de la actividad baloncestística, tanto en entrenamientos cómo en partidos.
- En el grado de esfuerzo del sujeto.
- En la evaluación de la actividad (es decir de su rendimiento).
Factores que pueden influir en la motivación
-En función del momento en que nos encontremos debemos saber encauzar la motivación de forma adecuada.
1) Si tenemos la moral baja y nos falta confianza, debemos buscar una motivación positiva (ampliar el optimismo), la mejor manera de conseguirlo es remarcar los puntos débiles del contrario.
2) Si estamos relajados y confiados (nos creemos superiores o venimos de una buena racha), debemos buscar una motivación negativa (reducir optimismo), la mejor manera de conseguirlo es remarcar nuestros puntos débiles.
-Saber marcar objetivos realizables
Si nos planteamos cómo objetivos aquellos que que con toda seguridad sean irrealizables, con toda seguridad originaremos frustración en nuestros jugadores, mas vale cosas sencillas y simples que demasiado complicadas, pasito a pasito se llega a Roma, el jugador a medida que va consiguiendo pequeñas cosas crece en autoestima y confía mas en sus posibilidades. Por ejemplo si planteamos a un pívot hacer un triple doble en cada partido, no es misión fácil y perderá la motivación con casi toda seguridad a media que vea que no es capaz de conseguirlo. Mejor es decirle tienes que pasar de diez puntos e intentar coger mas de 8 rebotes, seguramente sea algo mas alcanzable y mas motivador.
-Motivar también en los entrenamientos
No solo es importante motivar al jugador para los partidos, también debemos motivarlos en los entrenamientos, esto hará que se emplee mucho mas a fondo y su preparación sea mucho mejor.
1) Para motivar al jugador en el entrenamiento debemos empezar por presentar ejercicios muy variados (huir de la monotonía y el tedio), ejercicios competitivos, y ejercicios que sean similares a situaciones reales de juego. si además conseguimos que sean divertidos y el jugador entrene pasándoselo bien pero con intensidad máxima mucho mejor.
2) Pongamos un ejemplo para motivar a los jugadores en el entrenamiento del ataque:
-Quién meta canasta sigue atacando.
-Quién recupere el balón pasa a descansar.
-Hacer competiciones pequeñas (apostar).
3) Igualmente indicaremos ejemplos para motivar al jugador que trabaje bien en defensa:
-Intentar que el rival no pase de un límite de puntos en un tiempo determinado.
-Quien mas rebotes coja pasa a descansar, etc.
Lo mismo que los ejemplos dados, cualquier entrenador puede usar su imaginación para establecer otros, lo importante es conseguir tener a los jugadores siempre motivados, es muy importante para ello que el jugador se encuentra algo nuevo en cada entrenamiento, que nunca sepa de antemano lo que se va a encontrar, porque caeremos en la rutina y en el aburrimiento.
¿Cómo debemos motivar?
La mejor manera de corregir errores es fortaleciendo las conductas correctas mediante la aplicación de refuerzos positivos. En esta situación, el deseo de obtener éxito prima sobre el miedo lógico al fracaso. El objetivo es establecer una relación entre el entrenador y el grupo de trabajo sobre la base de la demanda de ayuda y un fortalecimiento de las conductas deseables. La voz de aliento o el aplauso son refuerzos positivos. De hecho estamos animando a que se repita la conducta en situaciones posteriores teniendo como base los mismos estímulos. Sólo una única precaución: no todos los refuerzos positivos valen para cualquier jugador. La satisfacción que puede encontrar uno en un reconocimiento público puede convertirse en una situación embarazosa para otro.
El refuerzo negativo puede llegar a hacer disminuir las conductas no deseables pero conlleva efectos colaterales que pueden convertirse en un serio lastre:
- Miedo al fracaso
- Aversión al entrenador y sus métodos
- Falta de adherencia al entrenamiento
- Aparición de situaciones amenazantes
- Ansiedad, resentimiento, hostilidad
Después de todo lo expuesto ¿debemos de huir de los refuerzos negativos? La respuesta es: no completamente. Pueden ser utilizados ocasionalmente con fines disciplinarios o instruccionales teniendo muy en cuenta y sopesando muy bien las desventajas que pudiese acarrear su aplicación. Aquí entraríamos en el terreno de las sanciones y los castigos, que usados de forma continuada e indiscriminada puedenser contraproducentes, sin embargo en momentos determinados sabiéndolos aplicar con justicia y medida pueden ser muy útiles.