El último partido que dirigí a nivel a nivel oficial fue el Montilla-Peñarroya de liga EBA el día 7 de mayo de 2005, recuerdo que ese año el equipo montillano se proclamó campeón de la Fase Regular y le hicimos el típico pasillo de homenaje.
Luego por diferentes avatares personales tuve que dejar de entrenar y me dediqué a escribir un libro titulado "Tirar, botar y pasar" que la editorial Wanceulen puso en el mercado y a colaborar técnicamente en la página web de Zonabasket que creó Luis Fernando Garrido, precisamente con Luis también he colaborado como comentarista técnico de los partidos que televisa la cadena local ONDA MEZQUITA TV de los partidos que habitualmente juega el equipo representativo cordobés de la ADECCO PLATA. Mas tarde creé este Blog y la verdad es que me ha dado y me sigue dando muchas satisfacciones (también algún disgusto casi siempre por el tema de los comentarios anónimos).
Este año he vuelto a los banquillos, me he involucrado en el proyecto de MARISTAS-UNIÓN CÓRDOBA, después de la pretemporada el pasado sábado volví a sentirme entrenador a nivel oficial en el partido que jugamos en Palos.
Mi cabeza en cada detalle echaba la vista atrás, creo que a los entrenadores nos pasa algo parecido a los toreros que ninguno nos cortamos la coleta de forma definitiva. Se lleva dentro y no se abandonan nunca las ganas de entrenar (al menos eso me ha sucedido a mi).
Desde que nos subimos al autocar para desplazarnos a Palos de la Frontera reviví hechos y anécdotas típicas y usuales, el jugador que te llama porque un problema de última hora le hace atrasarse, el jugador que te dice que se desplazará por su cuenta por motivos familiares, meter prisa a los jugadores en la parada intermedia para llegar con el tiempo adecuado al Pabellón, etc.
Nos encontramos un Pabellón en Palos practicamente nuevo, perfecto en cuanto a todos los detalles, parket, canastas, vestuarios, etc. Nada que ver con las instalaciones que recordaba de la última vez que jugué allí.
Es digno de reseñar la amabilidad con las que nos trataron los empleados de la instalación y el equipo visitante con su entrenador Salvi Quintero a la cabeza, poniéndose en todo momento a nuestra entera disposición, desde aquí quiero agradecérselo públicamente.
En el calentamiento y a pesar de mi experiencia tenía el clásico hormigueo en el estómago previo al inicio de los partidos, pero cuando los árbitros pitaron el salto inicial se me olvidó todo, me metí de lleno en el partido y lo viví con total intensidad.
Me había propuesto mentalmente disfrutar de cada momento del partido independientemente de que ganásemos o perdiésemos, sinceramente tengo que decir que así lo hice, estuve relativamente tranquilo (mas de lo que en mí es habitual) y vi un gran partido de baloncesto.
El equipo rival me gustó, no me desagradó lo mas mínimo, tiene buenos jugadores de perímetro y también en el interior, mucha altura y experiencia y muy buenos tiradores. No creo que pierdan muchos partidos en casa, lo que pasó es que nosotros jugamos un partido impresionante, en toda la pretemporada habíamos jugado así de bien, tuvimos una intensidad y una concentración máxima y un acierto en el tiro fuera de lo normal.
Con todo y con eso el final fue electrizante, el rival consiguió ponerse delante y por mi cabeza pasó la posibilidad de que a pesar del buen trabajo de mis jugadores se nos pudiera ir el partido, hubo un momento que coincidió con la lesión de Rafa Pañeda, ¡que mala suerte está teniendo este chaval!, nos asustamos al ver como manifestaba su dolor, pero no nos quedó mas remedio que centrarnos en el partido y los chavales me hicieron sentir orgullosos de ellos por la forma como enfocaron los tres minutos finales, sin venirse abajo al ver que nos remontaban, reaccionaron con corazón y cabeza y supieron jugar con entereza los minutos decisivos del partido. Cuando esto se hace ante un gran rival, todo adquiere mayor dimensión y la victoria es de mucho mas valor si cabe.
Cuando se gana todo se ve color de rosa, pero con sinceridad los entrenadores cuando apreciamos que los jugadores juegan bien y dan el máximo de sus posibilidades también nos sentimos satisfechos, aunque sabemos que nosotros siempre dependemos de las victorias.
Luego se volvieron a repetir tópicos olvidados, la alegría de los jugadores en las duchas, la alegría en el autocar de vuelta, las típicas bromas, las llamadas telefónicas a familiares, directivos y otros clubes para saber resultados, etc.
Por supuesto si hubiéramos perdido habría sido la otra cara de la moneda, tristeza, caras largas, etc. Aunque como esto en esta ocasión no sucedió, disfrutamos el momento. De todas formas sabemos y somos conscientes de que la próxima semana será un partido diferente, como siempre digo cada partido es un mundo y nadie sabe lo que nos puede reparar, pero intentaremos trabajar a tope durante la semana y dar lo mejor de si mismos el día del partido.
Cuando llegas a tu casa tras el largo viaje, gracias a Dios en este caso feliz por lo que he dicho, le das vuelta en la cabeza por la noche al partido (a mi me cuesta conciliar el sueño), tu cabeza piensa en corregir errores, en la próxima semana de entrenamientos, en animar a los jugadores que han jugado menos minutos, en el próximo rival, en meter cosas nuevas o no, en ver algún vídeo que llegue a tu poder y deseando que llegue el próximo entrenamiento y partido.