A Servando César se le puso cara de John Wooden cuando, en el último corrillo antes del salto inaugural, pidió a sus jugadores que salieran a hacerlo lo mejor posible. A pesar de los gritos de ánimo de la hinchada local, no tuvo que forzar demasiado la voz. Solo 6 hombres esperaban instrucciones. Al otro extremo del largo camino que habían recorrido dos de ellos aquella misma mañana, los 430 kms que separan El Toyo-Retamar de Coria del Río, se habían quedado Chepe Céspedes (@chepeto8), lesionado en el partido de ida, y Fran Rueda, retenido por motivos profesionales. Los rigores del deporte amateur y de los clubes modestos,
ya saben a lo que me refiero.
Ante la ausencia del jugador más determinante y la inexistencia de cualquier tipo de rotación en los almerienses, cabía preguntarse con qué actitud saldrían los hombres de Carlos Pavón, vencedores por un punto en la ida (74-75). Unos pocos minutos bastaron para despejar la duda: 19-2 de inicio. La actividad y la puntería de Guilherme de Souza y la agresividad de Rafael Casanova a ambos lados de la cancha (15 puntos para los dos al descanso) condujeron al Baloncesto Coria a adquirir una cómoda ventaja que al descanso se antojaba ya insalvable (52-30). La retaguardia amarilla desarboló una y otra vez a los toyeros en el 1 contra 1, culminando casi todos sus ataques con canasta (66% en tiros de campo con una serie de
18/25 en tiros de dos y 5/10 en los triples) y muchas de sus defensas en robo y bandeja. Tan solventes estuvieron los segundos espadas (Antonio Martínez sumaría 7 puntos, incluyendo un mate; José Ramón López -@JoserraLopez1- otros 6 sin fallo) que a nadie pareció extrañar que de Julián López, tan trascendental en la ida, no se tuvieran noticias. En los visitantes, en cambio, las que llegaban no eran nada buenas, por no decir otra cosa. Tras un primer cuarto desastroso (25-9) y un segundo titubeante, costaba, y mucho, encontrar los brotes verdes (sic): Alejandro Tomé (10 puntos) se mostraba competitivo pese a haber dormido 3 horas y Manolo Hernández, que sí pudo descansar en Coria la víspera, tardó cuarto y medio en despertar, como si acusara, al contrario, el exceso de sueño. Mientras, Alfonso Fernández y Antonio
Suárez se cargaban tanto o más de frustración que de faltas (3 y 2 respectivamente en ese periodo). Javi Jiménez (@havijimenez) y Paco Muñoz cumplían, como de costumbre. Las estadísticas resultan, una vez más, elocuentes: 2/10 desde 6,25; 13 pérdidas; 33% en tiros de campo.
De aquí en adelante, les aviso, será difícil no caer en los tópicos. “Algo sucedió al descanso en el vestuario”, “el miedo a ganar”, un largo y mandio etcétera. Tres triples sin respuesta metieron a El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos en el partido y lo que es más importarte, galvanizaron no solo a sus tres anotadores (Tomé, Manolo y Paco) sino al resto de compañeros: Alfonso se sumó al arrebato y empezó a sacar faltas y puntos con su movilidad cerca del aro. Dos canastas suyas y otros tantos triples de Tomé y Manolo redondearon el mismo parcial que habían encajado al principio: 2-19. Llevado por la euforia, el pívot cántabro pidió seguir jugando pese a haber cometido su cuarta personal. Un minuto más tarde haría su
quinta, preludio de que aquel tramo espejo del primero acabaría en espejismo. Poco hubiese importado. Que, dadas las circunstancias, su equipo se situara a 5 puntos (54-49, min. 28) y tuviera que jugar hasta el final con 5 hombres era, a esas alturas, una gesta para el recuerdo.
José Ramón, por fin desahogado en defensa, anotó de nuevo y Antonio Martínez coló un triple. El Baloncesto Coria cogió aire y, con 10 arriba (59-49), pareció retomar el control del encuentro. Contra todo pronóstico, ése fue el espejismo. Los tiempos muertos se sucedieron con efectos opuestos: los corianos no acertaban ni a correr ni a tirar, pasándose el balón sin más propósito que ceder la responsabilidad del lanzamiento al compañero, las más de las veces en vano; los toyeros recuperaban fuerzas, aliviaban las contracturas (Tomé sufrió loindecible por culpa de su gemelo y pese a ello cuajó su mejor partido de la temporada con 21 puntos), se rearmaban con la serenidad de Javi Jiménez (oh capitán mi capitán, que diria
Trecet, ¿o era Whitman?) y la motivación de un cuerpo técnico no ya satisfecho con el deber
cumplido, sino infinitamente orgulloso.
El último cuarto comenzó como el tercero. Paco, Manolo y Tomé encestaron por este orden y apretaron el resultado y la eliminatoria, dejando el corazón de los presentes en un puño. 61-58 (min 32). José Ramón dio otro paso al frente y se ofreció como remedio al nerviosismo (por no decir miedo) de los suyos, que suspiraron al ver cómo cada vez que recibía anotaba o sacaba falta. Lógico. A falta de 5 minutos la ventaja se situó en los 6 puntos (67-61), y en el carrusel de tiros libres en que se convirtió la contienda (producto de la fatiga más que del celo de los árbitros, impecables en lo suyo) ninguno salió demasiado perjudicado. 73-69 y poco más de minuto y medio por jugar.
El Baloncesto Coria entregó la pelota a Julián López, retomando el guión con el que habían empezado la eliminatoria. Manolo cometió su última falta, dejó su casillero en 20 puntos y a su equipo con 4. Julián falló el primero de los dos tiros libres (74-69). Justo entonces, algo inefable sucedió. El graderío continuaba rugiendo, pero sin emitir sonido audible. Tomé olvidó sus calambres y subió el balón por dos veces, por dos veces corrió Paco la banda mientras Javi, exhausto, se quedaba en mitad de la pista. Antonio Suárez, inédito
hasta ese momento, anotó un triple, y luego otro. Lo siguiente que se escuchó fue su alarido al ver cómo el segundo entraba con la limpieza y la plasticidad reservada a los montajes de Hollywood. Fue cuestión de un instante, el tiempo suficiente para comprender (o para recordar) por qué amamos el baloncesto; por qué merecen la pena la dedicación, los sacrificios, los entrenamientos, los largos viajes, las peleas fútiles en el vestuario o en casa, el cansancio y hasta el dolor.
74-75. ¡Primera ventaja visitante, playoff igualado, 49 segundos! Tiempo muerto y posesión para el Baloncesto Coria. ¡Malgastada! 24,9 segundos y balón para El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos. Saque desde su propio campo. Recibe Antonio Suárez en la divisoria y apenas tiene tiempo de observar cómo Paco se ha vuelto a escapar directo y en solitario hacia la canasta cuando el sonido del silbato le frena antes siquiera de dar el pase. Su pie estaba sobre la línea de banda. Julián López se jugaría el definitivo ataque y, a tablero, en un tiro frontal entrando por la despoblada zona, a 3 metros, desequilibrado, hizo lo que se espera de un gran jugador con su clase. Anotó su segunda canasta en juego y desató el
éxtasis al sellar el pase a semifinales de su equipo. La infinita y recurrente dramaturgia del deporte escribió un nuevo episodio, modesto e intenso, en el que 6 héroes conquistaron la derrota y uno se alzó con la victoria. La ovación del público así se lo reconoció a todos ellos y al resto de protagonistas. No faltaron las lágrimas, claro.
El domigo 6 de mayo de 2012 pasará a la historia del baloncesto español como el día en que Carlos Jiménez, el gran capitán de la selección campeona del mundo y subcampeona olímpica, jugó su último partido como profesional, sin duda el más triste de toda su carrera: con él sobre el parqué, su equipo de siempre, el Estudiantes (con un notable paréntesis en el Unicaja de Málaga), perdía la categoría por primera vez en sus 64 años de historia.
Es probable que quienes acudieron ese día al pabellón de Coria del Río retengan la fecha, además, por otras emociones: las vividas al término de un enfrentamiento que va camino de convertirse en patrimonio del baloncesto andaluz. Baloncesto Coria y El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos ofrecieron un espectáculo inolvidable, sin focos ni taquígrafos, en un singular contrapunto a lo que horas más tarde ocurriría en Madrid. Un monumento al deporte de la canasta en el que otro extraordinario capitán con idéntico apellido (caprichos del destino) dijo también adiós. En su enésima (sic) despedida, Javi Jiménez nos
regaló una lección de pundonor (tiene prohibido jugar desde hace meses por prescripción facultativa so pena de acelerar la artrosis en su cadera) liderando una remontada épica que acabó de la mejor manera posible: con una hermosa batalla perdida sobre la bocina que el tiempo y la memoria convertirán, como él mismo sentenció antes de saludar desde el centro de la pista, en un éxito para el que siempre será su club y para el baloncesto.
Ficha Técnica:
El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos 75: M. Hernández (20), A. Tomé (21), A. Fernández (9), J.A.Jiménez (7), A.Suárez (6) -quinteto inicial- F. Muñoz (12).
Baloncesto Coria 76: De Souza, G. (15), Carvajal, M. (8), López, J.H. (5), Martínez, A.C. (10), López, J. R. (17) -quinteto inicial- Domínguez, A. (2), Casanova, R. (17), Martínez, M. (0), Rufo, J. (2), Gómez, F.A. (0), Ortega, J. (0), Franco, A.M. (0).
Parciales: 25-9; 27-21; 7-21; 17-24.
Árbitros: Martín y Mengízar.
Incidencias: Partido correspondiente a la vuelta de la eliminatoria de cuartos de final de ascenso a Liga EBA, disputado en el Pabellón Deportivo de Coria del Río. Unas 200 personas llenaron las gradas y ovacionaron a ambos equipos. Con este resultado el Baloncesto Coria se clasifica para las semifinales en las que se enfrentará al SDI Baza (@baloncesto_baza).
COMUNICADO DE BALBINO FERNÁNDEZ REVUELTA