**Tercer artículo que en la última semana nos llega de Manuel Rodríguez Tovar entrenador del equipo Infantil Femenino del CAB-Estepona y que en este caso se centra en un aspecto tan llamativo como el "empoderamiento de los jugadores", que hablando de forma básica y fundamental nos lleva al concepto de generar en nuestros jugadores la confianza necesaria para desarrolllar y llevar lo mejor de si mismos a las camchas de juego. Muchas gracias Miguel Ángel por tu colaboración con el blog y compartir tus excelentes ideas con todos nosotros**
EL EMPODERAMIENTO DE LOS JUGADORES
(Definición de Empoderamiento:
se refiere al proceso por el cual se aumenta la fortaleza espiritual, política,
social o económica de los individuos y las comunidades para impulsar cambios
positivos de las situaciones en que viven. Generalmente
implica el desarrollo en el beneficiario de una confianza en sus propias
capacidades.)
Es frecuente
que al principio de las temporadas o cuando uno empieza a entrenar a un equipo
o jugador nuevo, tengamos la sensación de no saber que
demonios ha estado entrenando ese niño o niña, como lo ha hecho y porqué su
entrenador lo ha hecho así.
Los niñ@s
suelen pasar de una categoría a otra arrastrando unas carencias grandísimas
tanto técnica como tácticamente.
(Manuel Rodríguez Tovar, primero por la derecha con sus compañeros del CAB-Estepona)
Por desgracia
esto es normal y a todos nos ha pasado. Muchas veces uno no puede entrenar todo
lo que le gustaría ni como, bien por las continuas faltas de asistencia de los
jugadores, porque entrenas al descubierto y se pasa la mitad de la temporada
lloviendo y sin poder entrenar o simple y llanamente, por desconocimiento o
mala formación del entrenador.
Pero lo que
verdaderamente me preocupa es como llegan estos niños, en el aspecto
psicológico y de confianza en ellos mismos.
A la pregunta
¿tú que hacías en los partidos?, las respuestas siempre suelen ser las mismas:
el entrenador no quería que botase, yo no tiraba nunca porque el entrenador
sólo quería que tirasen las buenas, mi función sólo era defender al mío y que
no molestase en ataque…
Si
estuviésemos hablando de jugadores en edad senior donde el baloncesto se
especializa mucho, sería algo completamente normal y que todos entenderíamos.
Podríamos estar más o menos de acuerdo, pero digamos que es lo habitual y donde
los jugadores no van a ir mucho más allá en su perfeccionamiento salvo en
contadas excepciones.
El problema
sucede cuando esto se da en categorías
de formación
Recientemente
he asistido a un clínic de J. Cuspinera actual segundo entrenador del Real
Madrid y antiguo profesor mío en los cursos de entrenador que realicé en
Madrid, y una de las cosas en que hacía mayor hincapié es en que no matásemos
la creatividad y la progresión de los niños. Una frase que ilustra
perfectamente esto es la siguiente: Nosotros como entrenadores no podemos darle
talento a un niño que no lo tiene, pero sí podemos quitárselo.
Ojo con lo
que entrenamos y como lo entrenamos porque podemos estar haciendo un daño
irreparable en los niños y niñas que se están iniciando en el deporte del
baloncesto.
Es muy fácil
ver como los entrenadores siempre quieren que los mismos jugadores sean los que
suban el balón por poner un ejemplo o a quien le dicen que tienen que tirar más
o entrar a canasta. Está claro que a veces en los partidos no tenemos otro
remedio que darles el balón a aquellos jugadores que tienen actualmente más
habilidad para botar que a otros que todavía no la tienen. Esto sólo haría que
los menos habilidosos cogieran más miedo y lo pasaran mal. Pero lo que sí
podemos es en los entrenamientos, en los partidos amistosos o en partidos donde
somos muy superiores al rival, darles responsabilidad a los jugadores que
suelen participar menos en el juego. Para que vayan cogiendo confianza y así ir
empoderándolos.
Para mí es casi una obsesión que las niñas
que habitualmente se esconden en los partidos o en los entrenamientos sean
capaz de hacer cosas, o de al menos intentarlo. Nuestra regla básica en el
equipo es que ni una sola bronca a una niña que falla un tiro a canasta, sólo
ánimos en el momento y luego pedirles máxima exigencia en defensa. Ya habrá
tiempo más tarde para ver porqué ha fallado ese tiro y como mejorarlo.
Tenemos que
lograr que nuestros jugadores no jueguen al baloncesto con miedo, atenazados,
coartados. Al contrario, tenemos que estar continuamente apoyando, animando e
incitando a que intenten cosas, a que participen del juego, a que se sientan
importantes y aprendan a confiar en ellos mismos.
Con esto no
estoy insinuando que lo que quiero es que la primera que coja el balón se vaya
botando a la canasta como pollo sin cabeza, al contrario. Hay que cumplir una
serie de normas y reglas para que el juego tenga sentido, pero que sea un juego
en donde todas puedan participar y sean importantes. Para ello no sólo hay que
valorar y premiar a la que mete la canasta, sino a la que da un buen pase, hace
una buena ayuda defensiva o coge un buen rebote por poner un ejemplo.
Hay que estar
continuamente empoderando a nuestros
jugadores, en mi caso este año jugadoras.
Hay que enseñar
más a leer el juego que a hacer autómatas del baloncesto. Está claro que es
mucho más difícil y que nuestra clasificación en la liga se verá afectada por
el momento. Es mucho más fácil darle la bola “al bueno” y apartar “al paquete”
para que no moleste. Pero deberíamos estar menos pendientes de la clasificación
en categorías de formación y estar más pendientes de formar para el futuro y
poder crear jugadores con una fuerte autoestima, sin miedo al fallo, con una
buena lectura del juego y muy muy solidarios.
Es muy
difícil preveer la evolución que va a tener un jugador o jugadora con tan sólo
8 o 10 años, incluso entrenadores como Javier Imbroda en sus clinics comenta
que hasta que no tienen 18 años o alguno incluso mayor, no es posible saber si
un jugador va a servir para la alta competición. Así que imaginaros con un niño
que empieza a jugar con 6 años y al que su entrenador no le deja subir el balón
porque lo va a perder o porque es el alto del equipo y tiene que estar pegado
al aro.
Al finalizar
el escrito os dejo un par de videos bajo mi punto de vista muy interesantes
sobre la educación, el talento y la creatividad, y como podemos hacer que se
desarrollen.
Y recordad:
No podemos darle a un jugador el talento que no posee, pero sí podemos
arrebatarle el que tiene.
Un saludo.
Miguel
Rodríguez Tovar (Entrenador
superior de baloncesto)