**He recibido diferentes e-mails que me piden reconsidere mi petición de emisión de comentarios en el blog en relación con artículos no-técnicos, si les digo la verdad me ha costado muchísimo tomar esa decisión, quieras o no evito muchos quebraderos de cabeza y responsabilidades. Por ahora voy a mantener la postura iniciada, aunque cartas como esta me hacen reflexionar sobre tal medida, por ahora demos tiempo al tiempo, pero muchas gracias a todos y en especial a Francisco José Ruíz (autor de esta carta).
Estimado Eduardo:
Me he tomado la libertad de dirigirme a usted al haber leído con pesar la entrada en la que anula los comentarios que no sean de tipo técnico en su bitácora.Aun cuando comprendo y comparto los motivos que le han llevado a ello, mi condición de simple amante y aficionado del baloncesto, amén de padre de jugadoras de categorías base, me lleva a plantearme algunas cuestiones -y un ruego- que querría compartir con usted.Llegué a su publicación a través de un enlace... y me quedé.
Motivos:
Recoge la actualidad del baloncesto haciendo especial hincapié en el cordobés y andaluz así como en las categorías base, tiene un nivel apto tanto para entendidos como para público en general, hace gala de un tono didáctico y "neutro" especialmente indicado para aplacar pasiones y -aquí viene el motivo principal de mi mensaje- alberga el picante -o la sal- de los comentarios, que dan una oportuna visión, en ocasiones alternativa, en ocasiones contrapuesta, al tono general de la bitácora.
Como le he dicho, comprendo y comparto sus motivos. Entiendo que hay personas, quizá mas de las que nos gustaría, que vierten sus frustraciones -a la menor oportunidad que encuentran- en forma de insultos, desprecios, descalificaciones, etc. Máxime cuando gozan del anonimato para hacerlo.
A pesar de ello, consideré que la moderación de comentarios que tuvo que activar cuando la situación se volvió insostenible, era lo idóneo para evitar precisamente que esas personas a las que prefiero considerar como equivocadas en su modo de actuar, hicieran el daño que pretenden. El hecho de tener que insistir con frecuencia en los motivos que le llevaron a activar la moderación de comentarios no es sino la consecuencia de la afirmación de un modo de ver las cosas -el suyo- que es el que debe primar en una publicación... que es suya.
Del mismo modo, entiendo que su trayectoria como docente, tanto en la educación general como en el deporte que amamos, le convierte en el mejor entendedor de que no debe cederse ante la intolerancia, la ignorancia o la maledicencia, sino más bien al contrario: hay que perseverar para que, si al menos se consigue que alguien, aunque sólo sea uno, cambie su modo de actuar, cuando éste es movido por bajas pasiones, la satisfacción de que se ha hecho un buen trabajo compensará los malos momentos y, sin duda, habrá merecido la pena.
Así pues, me permito rogarle que reconsidere su decisión, pues también me temo que quitarle esa sal de la que hablaba le reste audiencia a su bitácora y, aparejadamente, el carácter que me la ha hecho tan familiar y querida (y estoy convencido de que no soy el único que piensa así). Por lo demás, le envío mi mejor ánimo y mis mejores deseos para que continúe con su labor como lo ha venido haciendo hasta ahora.
Para contribuir a ello, recojo la petición que ha hecho en más de una ocasión y le ofrezco mi modesta colaboración en cualquier aspecto que considere pertinente. Por supuesto y como no podía ser de otro modo, tiene mi expreso permiso para publicar este mensaje, completo o extractado, si lo tiene a bien. Esperando que el futuro me depare la ocasión de saludarle personalmente, le envío un afectuoso saludo.
Francisco José Ruiz Campos.