**El entrenador gaditano Juanma Coronil amigo y habitual colaborador de este blog, me envía el siguiente enlace a una magnífica página web titulada "Entrenar Baloncesto" y en el que Alberto Vivancos hace una exposición magnifica sobre el Lenguaje Corporal del Entrenador de Baloncesto.
El artículo es muy extenso y completo, lleno de detalles y observaciones y creo que los entrenadores no debemos dejar de leerlo en su totalidad (os lo recomiendo encarecidamente). El autor informa como preámbulo que dicho artículo ha sido supervisado por Pedro Jara, profesor de Psicología del Deporte de la Universidad de Murcia
A continuación os pongo la introducción y la primera de las posturas explicadas y os de dejo un enlace al artículo completo que merece muy mucho la pena verlo y extraer conclusiones. Felicitamos desde aquí a su autor**.
EL LENGUAJE CORPORAL Y SU IMPLICACIÓN EN EL ESTADO MENTAL DE LOS ENTRENADORES DE BALONCESTO (Por Alberto Vivancos)
Mucho se ha hablado del lenguaje corporal. Éste se podría definir como la comunicación que se produce sin necesidad de sonidos, simplemente con los gestos y las posturas. La mayor parte de esta comunicación se realiza, además, de manera no consciente.
También es sabido que la vía cuerpo-mente es de doble sentido. Esto significa que, al igual que nuestra mente influye de forma decisiva en nuestro cuerpo, éste es capaz de influir significativamente en nuestro estado mental.
De este modo, uniendo estas dos premisas, nos encontramos que nuestro lenguaje corporal no sólo sirve para comunicarnos, sino que también podemos usarlo para influir sobre nosotros mismos.
Ejemplos muy claros de esto se da en acciones como “sacar pecho” o cerrar el puño (gesto que acompaña al famoso “¡Vamos Rafa!”). Éstas son dos acciones que podemos realizar con nuestro cuerpo, y que afectan claramente a nuestro estado mental; en este caso, a nuestra confianza y motivación.
Tradicionalmente se ha pensado que para cambiar nuestras emociones y nuestro comportamiento era necesario cambiar nuestra manera de pensar, nuestra actitud interior (el cambio desde dentro hacia fuera); hoy día la Psicología tiene muy en cuenta las extraordinarias posibilidades de crear un cambio global utilizando el sentido inverso, es decir, mostrando una actuación y un lenguaje corporal acorde con los estados internos que se pretende inducir (el cambio desde fuera hacia dentro).
Entonces, ¿podríamos pensar que nuestras posturas corporales también pueden influir en nuestra capacidad de observación, nuestra capacidad de análisis, nuestra capacidad de comunicación, etc.? Como entrenador de baloncesto, esta posible relación me resulta particularmente interesante, ya que mi actuación en entrenamientos y partidos dependerá principalmente de esas capacidades.
A continuación voy a mostrar distintas fotos y analizaré el lenguaje corporal de los entrenadores, haciendo también inferencias sobre los recursos mentales que son potenciados por cada postura. Utilizaré para ello la hipótesis de la utilidad biológica de las distintas posturas corporales. Para inferir la utilidad biológica de las distintas conductas, debemos ser conscientes de la herencia genética del ser humano y de que, mientras han evolucionado las partes del cerebro dedicadas al pensamiento y el lenguaje, los instintos y automatismos, localizados en el llamado cerebro reptil (el tronco encefálico y la médula espinal), se han mantenido intactos desde hace millones de años.
Pasemos a analizar algunas posturas:
Postura de manos en los bolsillos
Comunicación exterior: “Yo no voy a hacer nada”.
Implicación mental: Al deshabilitar las manos, el entrenador está apagando la parte de su cerebro destinada a la ejecución, a la imaginación y a la toma de decisiones. Se convierte en un sujeto pasivo. Por el contrario, se activa la parte del cerebro destinada a la observación y a la recogida de información, y se desactiva la del procesamiento activo de la información. El hecho de que esté de frente a los jugadores y tenga el pecho descubierto, facilita la observación del exterior (al contrario que si se tienen los brazos cruzados).
Pero no debemos pensar que ésta es la mejor postura para observar, ya que al estar apagado nuestro sistema de análisis y procesamiento de información, no podremos sacar partido de la información que obtengamos.
¿Para qué utilizarla?: Esta postura, por tanto, sería recomendable para aquellos casos en los que queremos observar, tomar datos, promover la participación, pero no participar. Por ejemplo, en situaciones en las que buscamos que los jugadores expongan opiniones, puntos de vista, etc.; cuando dejamos que nuestro ayudante dirija un ejercicio; o en los partidos, cuando sintamos que estamos demasiado nerviosos, y queramos recoger información de lo que sucede en el partido, pero sin precipitarnos en tomar decisiones o actuar.
FUENTE: ENTRENAR BALONCESTO (Blog de Alberto Vivancos)