"El apoyo del público y el acierto en momentos clave decantan la victoria para El Toyo Basket y apartamentos en un partido de alta tensión"
Hay veces en que la estadística no basta para describir la belleza que solo es capaz de alcanzar el deporte. Cuando eso ocurre, como el sábado pasado, las palabras resultan igual de inútiles. La tentación entonces es citar a quienes vivieron antes esa misma explosión de los sentidos y tuvieron la oportunidad de contarlo (pruebo: “Ba-lon-ces-to”) o reconocer la propia incapacidad para destilar las emociones y refugiarse en la frialdad de los números (45% en tiros libres para los visitantes en una serie de 18/40).
Hay veces en que la estadística no basta para describir la belleza que solo es capaz de alcanzar el deporte. Cuando eso ocurre, como el sábado pasado, las palabras resultan igual de inútiles. La tentación entonces es citar a quienes vivieron antes esa misma explosión de los sentidos y tuvieron la oportunidad de contarlo (pruebo: “Ba-lon-ces-to”) o reconocer la propia incapacidad para destilar las emociones y refugiarse en la frialdad de los números (45% en tiros libres para los visitantes en una serie de 18/40).
El lector neófito o la espectadora despistada podría pensar que ese climax tuvo que ver con la plasticidad de alguna jugada, con una cabriola aérea imposible, con un alarde de potencia o de fuerza, con un mate explosivo o un triple inverósimil. No, amigo lector, no. Ahí está el All Star desde hace ya algún tiempo (el de este año en Orlando no ha cambiado la tónica), esa reunión de las mayores estrellas de este deporte para probar que la repetición en la proeza física, la habilidad suprema con un balón y una canasta pueden llegar a ser un espectáculo perfectamente vulgar.
¡Ay!, si la memoria supiera traducir los destellos de estremecimiento en palabras. La llegada de este humilde cronista (que reconoce su subjetividad en esta ardua empresa de contar la verdad del encuentro más allá de los puntos y de los porcentajes) al pabellón y cómo quedó inmovilizado al primer contacto visual con los visitantes, la pretoriana disciplina en el calentamiento del Clínicas Rincón Axarquía, sus jugadores inmaculados, la concentración del cuerpo técnico, las manos de la fisioterapeuta en acción, el trajín del gabinete de prensa. Un conjunto que afronta la competición con respeto y seriedad tales que, si ignoramos la categoría en la que milita, uno se atrevería a calificarlos de profesionalidad.
Enfrente El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos. Fundado en 2010. Un equipo de barrio que ha logrado seducir a dos veteranos del calibre de Fran Rueda y Javi Jiménez pese a no contar apenas con medios económicos, hasta el punto de hacerles olvidar los problemas físicos, las batallas pasadas y las dificultades para compaginar su presencia en la cancha con las obligaciones de la vida lejos de los parqués. A base de honestidad y de ilusión, las partidas sin límite en el presupuesto del club. Y de cuidar los detalles: la presentación del equipo, la música, las jóvenes animadoras (algunas también jugadoras de la cantera), la animación de la grada...
La tensión que se palpó durante todo el encuentro se tradujo, en la primera parte, en igualdad (33-33) camino de los vestuarios. La pugna por asegurarse el mejor asiento posible en el tren que les conducirá a ambos, con toda probabilidad, a los play-off hizo que saltaran chispas, que se protestara a los árbitros, que se derramara incluso sangre. Mediado el tercer cuarto, cuando los visitantes llegaron a los 10 puntos de ventaja, el duelo trascendió definitivamente la realidad del marcador y alcanzó ese punto de épica que convierte un partido de baloncesto en una hermosa prueba de superación individual y colectiva.
Llegado el momento de la verdad, a uno se le antoja (ya lo advertí) que resultó menos decisivo el desacierto visitante desde la línea de personal que la capacidad de Rueda para suplir su errática tarde en el tiro con asistencias convertidas por los pivots locales, Jiménez y Alfonso Fernández (8 puntos consecutivos entre los dos) en jugadas de canasta y tiro adicional.
Al menos un factor no admite dudas: el apoyo y posterior gratitud de un público entregado a la causa que animó sin desmayo a todos y cada uno de los protagonistas, en especial a los marineros, claro está. Al jugador comprometido que también ejerce de entrenador de la cantera; a los que se hacen muchos kilómetros para acudir a los entrenamientos y los partidos dentro y fuera de casa, desde Murcia, desde El Ejido; y a la pareja de alquimistas que conciben las jugadas, alientan la defensa desde la banda y obran el milagro de mantener unido al vestuario.
A todos, jugadores y entrenadores, vencedores y vencidos, directivas de ambos equipos. Y al público emocionado: Enhorabuena. Momentos así no se viven todos los días. Saboreadlos.
Ficha Técnica:
El Toyo Basket Citymar Hoteles y Apartamentos 70: Fernández, A. (10), Morales, J. (21), Tomé, A. (10), Rubio, A. (0), Mendes, A. (10) -quinteto inicial- Suáerz, A. (6), Muñoz, F. (0), Rueda, F. (8), Fernández, A. (2), Jiménez, J. (3).
Clínicas Rincón Axarquía 65: Moreno, D. (2), Mollano, S. (0), Ruiz, R. (14), Perea, P. (4), Santiago, A. (0) -quinteto inicial- Fernández, D. (0), García, E. (8), Ramos, J. (0), Lorca, J. (4), Lorca. J.J. (11), Méndez, M. (11), Camín, O. (10).
Parciales: 17-12, 16-21, 16-19 y 21-13.
Árbitros: Nievas y Retamero.
Incidencias: "Más de 200 personas acudieron al pabellón del Complejo Municipal El Toyo-Retamar hasta llenar las gradas y los pasillos colindantes. Destacó la actuación en tiempos muertos y descansos de las “Toyo Girls”, conjunto de animadoras (y un animador) del equipo."
COMUNICADO DE BALBINO FERNÁNDEZ