**Nada menos que 431 partidos repartidos entre Adecco Oro (337) y Plata (94) lleva bajo sus espaldas Rafa Sanz, el entrenador con más experiencia en las Ligas Adecco. Llegó hace cuatro meses a Ourense y ha conseguido el objetivo del ascenso. Nos explica, junto a sus asistentes, las claves del éxito de su equipo**.
(Foto extraída de la web de la FEB)
EL DECÁLOGO DE RAFA SANZ (Entrenador del Aguas de Sousas Ourense)
1.- Ambición. Los objetivos no hay que marcarlos en base solo a los medios disponibles, hay que establecerlos desde un punto de vista de reto máximo, de ilusión. No ponerse el listón bajo para saltarlo cómodamente.
2.- Respeto y humildad. No ir de “sobraos”. No se gana por tener un campo grande, unas equipaciones bonitas, eso es decorativo. La esencia es respetar al rival, a la competición, a los árbitros, a los pabellones rivales, etc. Luchar contra ese aire de superioridad, que solo esconde complejo de inferioridad histórica. Disfrutemos de dónde estamos. Vivamos el presente. Olvidemos el pasado.
3.- La mejora individual de los jugadores mejorará el juego del equipo, el rendimiento colectivo depende de la mejora individualizada de cada jugador. No busquemos “camuflar” carencias individuales. Analicemos nuestras debilidades y busquemos mejorarlas, no taparlas con táctica (“pan para hoy y hambre para mañana”). Esto fue clave en los dos primeros meses (febrero y marzo). La táctica sin técnica no sirve.
4.- Responsabilidad en defensa. Pocas concesiones a errores defensivos que tuvieran que ver con la responsabilidad individual, mano más abierta para errar en ataque.
5.- Lo simple es lo que funciona. Llegué a 10 jornadas para el final de la liga regular. Suprimimos táctica colectiva poco rentable. Dejar lo básico y trabajar los conceptos de juego, los fundamentos colectivos e individuales (ataque y defensa). Sobre esa base (dos primeros meses), ya podríamos construir un arsenal táctico-colectivo más sólido para el último tramo del año (abril y mayo). Primero, cimientos sólidos. Después, recursos que nos ayuden en los momentos de máximo estrés competitivo (hemos jugado 12 partidos en 30 días de play off).
6.- Arriesgar. No esperar que el rival falle. No tácticas de contención y menos en los dos primeros meses. Hay que provocar errores. Estimular que el jugador “juegue”, tome decisiones, piense, entrene con un reto, no por cumplir el expediente. Entrenar no es “ticar”, se entrena con pasión o es imposible mejorar tu nivel.
7.- Educación deportiva. Luchar a través del diálogo contra los “ladrones” de ilusión, que buscan influir en los jugadores con mensajes negativos. Luchar contra la cultura del “pelotazo” que pregona la TV actual (parece que tiene más mérito quitarse la camiseta en un programa que hacer un Máster). Fomentar la cultura del esfuerzo y valorarla. Jugarán los que más y mejor entrenen, los que más méritos hagan. Tengas 34 años ó 20. Seas de Ourense o de Estambul. Reinstaurar la “meritocracia” que ya propuse el curso pasado.
8.- Bases sólidas. Lo importante es nuestro juego, nuestro estilo (marcado por las características de nuestros jugadores y su potencial). Tenemos en cuenta al rival, sus cualidades (scouting), pero no obviamos que sin una base sólida no se puede lograr nada. En caso de dudas o malos momentos, volvamos al principio. No muchas cosas. Suficientes y bien hechas. No sobre-informar. Objetivos claros.
9.- Leer, pensar, escuchar, dialogar. Los conocimientos son la clave, y no exclusivamente los propios del baloncesto. También sobre psicología, educación, comunicación, etc. Yo analizo desde hace años a: Aíto, Messina, Obradovic, Maldonado, Pépe Laso, Sito Alonso, Scariolo, Julbe, Plaza, Comas, Pedro Martínez y muchos otros. Pero también a: Diego Ocampo, Ibón Navarro, Quique Gutiérrez, Delvi Rodríguez, Roberto Hernández, Paco Vílchez, y dialogo con algunos jugadores con los que he trabajado de los que también aprendo, todos me han aportado mucho. Unos más conocidos que otros. A algunos solo les he escuchado, con otros he podido comunicarme, pero he intentado aprender de todos.
10.- Confianza en los jugadores y en los ayudantes. Si son buenas personas, y aquí lo han sido y mucho, hay que confiar en ellos. Llevaba dos años sin ver a tanta gente junta entorno a un balón de baloncesto brillándole tanto los ojos. Tener fe en la buena gente. Los grandes logros los generan las personas buenas, sanas. No juzgar a mis ayudantes o jugadores antes de conocerlos. Obviar comentarios ajenos. Intentar alejarse de entornos tóxicos. Disfrutar.
Miguel González (entrenador ayudante), Rubén Vieira (preparador físico) y Rafa Sanz (entrenador).
FUENTE FEB