**Me he tomado el atrevimiento de rescatar de la web de ADEBA un excelente artículo escrito por Fran Alcántara padre de Andrea Alcántara, jugadora del equipo infantil femenino del citado club y que es bajo mi punto de vista todo un ejemplo de como los padres deben ver la práctica del baloncesto de sus hijos/as, poniendo siempre en primer lugar la educación, la amistad, el respeto y el disfrute del deporte, sin renunciar por supuesto a la mejoría técnica y táctica de sus hijos/as. Mi mas sincera felicitación al autor de este artículo por su enfoque y por tener las ideas mas que claras.**
(Equipo Infantil A de ADEBA)
LOS MATES YA LLEGARÁNEn la situación actual que vivimos, no por la crisis, sino por el consumismo, la sociedad nos enseña a ejercitar nuestros derechos, a exigir las alabanzas, a reivindicar lo que es “justo”, en definitiva: “a cambiar de compañía telefónica si ha tardado la factura, si se han equivocado al cobrarte, o si existe otra que regala un terminal y además te convierte en el SER mejor comunicado”.De hecho cambiamos de colegio, de trabajo (ahora no tanto), e incluso de pareja sin saber muy bien porque lo hacemos. A este paso ya mismo cambiaremos de familia, (creo que ya es posible), cuando tengamos alguna riña o porque otra familia es mas guay y me ofrece ………
¿Y de club? ¿Podemos cambiar de club? Pues claro. Los pasos son los siguientes: Mirarse el ombligo, en esa posición el cerebro se riega demasiado, (sobre todo de ideas absurdas), no piensas, abres la boca y con la misma fluidez que te han vendido aquel teléfono móvil con el mejor contrato que nadie tiene, empiezas a enumerar razones (de razonamiento) totalmente convincentes y aplaudibles. Entre ellas: tu hija juega poco, es muy buena pero el equipo no acompaña, con este equipo nunca irá de sector, en otro club la valorarían mucho mas, que entrenador mas chungo le ha “tocao” este año, quiero que sea competitiva, no juega como ella sabe, aquí no se desarrolla deportivamente, etc, etc, etc.
Tantas razones tienes para cambiar de club como veces hemos olvidado dar las gracias por el día a día. Cuando nuestras niñas no sabían botar, o no querían pasar la pelota, cuando otros padres se han preocupado por ella porque tú no podías llevarla, recogerla o aplaudirle una jugada, cuando han reído y llorado en la pista, cuando se han saludado al final de un partido o tras una jugada, y sobre todo, cuando vistieron por primera vez la equipación de su club, como sus compañeras, todas iguales, de la misma familia.
Desde aquí agradezco al club ese día a día. Sin duda mi hija ha mejorado técnicamente desde el primer día que pisó ADEBA. Pero sobre todo, ha mejorado como persona, gracias a sus compañeras y amigas, al resto de padres que le aplauden cuando ríe y la consuelan cuando llora como si fuese su propia hija, y sobre todo a sus entrenadores, sus papis y mamis cuando está de campus, de partido o de entrenamiento, complementando los valores que tratamos de darle en casa.
Prefiero ver a mi hija disfrutando de un partido con sus amigas, queriendo ser como las cadetes o las juveniles, aspirando a ser una senior y sin olvidar que un día entró en el club sin saber botar la pelota y sin conocer a nadie, que verla “clasificada” entre las mejores de un Equipo, un Club, una Provincia o una Comunidad, presa de los resultados y de la estadística.
Así que hasta que algún equipo de la WNBA le ofrezca un contrato millonario, dejaré que practique baloncesto donde ella quiera, rodeada de amigas y donde aprenda a ser mejor persona. Los “mates” ya llegarán.
Fran Alcántara (Padre de Andrea, jugadora Infantil de ADEBA)