El Real Madrid no da pie para la sorpresa y ha colocado la serie por el título ACB en 2-0, hoy ha mostrado una superioridad total sobre el Barcelona de Xavi Pascual y ha vencido arrasando al equipo catalán desde el minuto uno, el parcial de 31-10 al término del primer cuarto había dejado el partido visto para sentencia.
El resultado final de 100-80, lo dice todo y podríamos decir que un ciclón llamado Sergio Llull ha sido la espoleta que ha generado una tormenta y torbellino de juego, imposible de parar para el equipo catalán.
Según dicen las hemerotecas hace casi 20 años que ningún equipo había anotado 100 puntos en una final ACB, precisamente el último que lo había conseguido había sido el Barcelona venciendo al Caja San Fernando de Sevilla por 101-95. Esta victoria aunque no es definitiva la serie muy cerca del equipo blanco, hay que jugar en Barcelona y todo puede pasar, recordemos la semifinal entre Unicaja y el Barça, pero tal y como hemos visto hasta el momento a los dos equipos en los partidos disputados, parece a priori casi imposible.
CINCO CLAVES QUE HAN MARCADO LA DIFERENCIA
1.-El arranque de partido
El Real Madrid no se si concienzado por lo que ocurrió el año anterior o porque este año es un equipo psicológicamente distinto, salío desde el minuto uno a por todas, motivado, concentrado y en máximo estado de ebullición, el Barça salió como a verlas venir y con mucho menos ritmo e intensidad, cuando se quiso dar cuenta entre Sergio Llull (en la mejor actuación que le he visto), Rudy Fernández (desquilibrante y con fantasía en la chistera) y Gustavo Ayón (consistencia y trabajo de intendencia bajo aro), le habían robado la cartera, el instinto, el deseo y todo aquello que necesitaba un partido de esta índole.
El 31-10 hacia justicia a lo que se había visto en la cancha en el primer periodo y los jugadores azulgranas y su entrenador no acertaban a saber por donde les venía el chaparrón. Un equipo los estaba aplastando y arrasando, ¿como podrían revertir la situación?, o sucedía un milagro o no habria solución y eso es lo que pasó.
2.-La diferencia en intensidad defensiva
La manera de defender de uno y otro equipo especialmente en el primer cuarto y casi todo el segundo tiempo no ha tenido nada que ver. El Real Madrid tenía clarísimo que había que encerrar y no dejar espacios para Ante Tomic y el trabajo realizado por sus pívots primero para que no recibiera balones y luego para que llegaran las ayudas fue bestial, si a ello unimos que el hecho de jugar con pivtos bajos en muchas fases de juego hiciera que la defensa por cambios fuera idónea y no estableciera desajustes, estaba claro que si el perímetro exterior catalán no funcionaba el Barca iria a la deriva y asi fue.
El único jugador que daba la talla Justin Doellman (24 puntos, 5 rebotes y 23 de valoración), no era sufiente para contener el vendaval de juego del Real Madrid con un Sergio Llull en estado celestial y MVP del partido (24 puntos, 5 asistencias y 31 de valoración), Rudy Fernández (17 puntos, 4 asitencias y 21 de valoración) y Gustavo Ayón que en tan solo 14 minutos anotó 11 puntos, cogió 3 rebotes, intimidó y se tuvo que retirar tocado para no reaparecer).
La defensa del Real Madrid era una defensa "europea", cerrando el rebote (29 contra 20 rebotes), anticipando líneas de pase, cambiando en los bloqueos directos, ayudas atentas y sincronizadas, no dejar pensar a los bases rivales y sobre todo "deseo", todo lo contrario que un Barcelona que en esta faceta era todo un desconocido.
3.-El acierto en triples del equipo blanco
El acierto inicial en los triples del equipo blanco fue descomunal, en el primer tiempo anotó los siete que tiró con un 100% de acierto, de ellos Sergio Llull (5/5), este dato rompió significativamente el partido, hasta el tiro noveno no falló el Real Madrid y anunque el cómputo global fue de 11/18 (Sergio Llull 6/8 y Rudy 3/3) y al final el Barcelona anotó 9/22, con Doellman 3/5 (las diferencias no eran demasiado obstensibles), la calidad de los triples en los momentos críticos y decisivos del equipo blanco fueron muy superiores a los anotados por el equipo catalán cuando ya el partido casi estaba decidido.
4.-La aportación de los aleros
Juan Carlos Navarro se había lesionado y no era de la partida, era una oportunidad magnífica para que los otros aleros blaugranas se reivindicaran, pero esto no fue asi porque exceptuando los momentos que Justin Doellman jugó de alero, los demás aleros catalanes no se hicieron notar (Abrines 9 puntos, Hezonja 5 puntos, Olesson 1 punto, Thomas 1 punto y Edwin Jackson 3 puntos), apenas si inquietaron al perímetro blanco en el que por el contrario todos aportaron bastante mas y sin contar los puntos que anotó Llull en los momentos que jugó de escolta (Rudy Fernández 17 puntos, Carroll 9 puntos, Rivers 5 puntos, Maciulis 5 puntos).
Si no dominas los aros, no estás intenso en defensa y encima los aleros no aportan desde el perímetro prácticamente está todo dicho. Depender de la inspiración individual era lo único que les quedaba y ni siquiera eso apareció.
5.-Un Sergio Llull descomunal
Sencillamente hizo un partido descomunal, posiblemente el mejor de su vida, especialmente en el primer cuarto rompió todos los récords posibles y anotó de todas las formas. Sus estadísticas así lo atestiguan (24 puntos, 6/8 en triples, 2/3 en tiros de dos,2/2 en tiros libres, 4 faltas recibidas, 5 asitencias, 2 balones recuperados, una pérdia y 31 de valoración), en tan sólo 27 minutos y 37 segundos de juego.
Pero independientemente de sus canastas, me quedo con su espíritu, su carácter, su tensión, su inensidad, su motivación y en como catapultó al público y a sus compañeros para fomar piña y ganar un partido de forma apabullante.
Por último me llamó la atención la resignación en el banquillo del entrenador catalán Xavi Pascual, para mi un grandísimo entrenador que baraja muchos aspectos estratégicos en ataque y en defensa y en esta ocasión no cambió nada del guión previsto. No cambió nunca la defensa, no probó ni siquiera una zonita en un momento dado, no se le ocurrió jugar con dos bases a pesar de que el ritmo de partido lo tuvo siempre en sus manos el Real Madrid y no se apreció espiritu de reacción y dar un puñetazo encima de la mesa (una bronca en el banquillo, una técnica premeditada, algo).