En este artículo el Director Deportivo de la Federación Canaria, José Carlos Rivero, ofrece su aportación al debate sobre el director de juego y la adaptación de su papel al baloncesto actual.
INTRODUCCIÓN
Desde el Área Deportiva de la FEB se viene planteando la situación actual del Base como Director de Juego. Se han planteado encuestas y se ha manifestado la preocupación en la formación de los Bases.
Desde mi punto de vista es cierto que el base actual se aleja del perfil del Director de Juego clásico.
Para poder explicar mi razonamiento lo primero es intentar definir que es un Director de Juego clásico: jugador que acapara de forma destacada la posesión del balón, marca los ritmos del juego tomando decisiones en función del interés del equipo y las circunstancias de partido, y es el primer conductor en la circulación del balón para hacer mejores a sus compañeros y hacer jugar al equipo.
(Foto FIBA: Josep Franch (DKV Joventut)
El Baloncesto moderno no es precisamente un hábitat adecuado para la supervivencia del director de juego clásico. La evolución del baloncesto hacia un juego más total, diversificado, versátil, menos previsible, creación de nuevos espacios, así como otros condicionantes menores y la formación en general más completa y global de nuestros jugadores (aleros y pivots), ha dado paso a la menor incidencia y protagonismo en el juego específico del base.
EL JUGADOR INTERIOR
En líneas generales ya no es un jugador limitado a desarrollar su juego en una zona determinada del campo, cerca de la canasta. Actualmente combina su espacio natural con situaciones más exteriores.
En el Baloncesto clásico ver a Romay, Meneghin, Abdul Jabbar o incluso a Fernando Martín en estas distancias tan alejadas de canasta era totalmente inviable. Si en algún momento ocupaban esos lugares era como consecuencia de un desarrollo táctico circunstancial que se limitaba a cambiar el balón de lado.
Actualmente ver un pivot a 6 o 7 metros de la canasta es una constante real y asumida. Es además algo premeditadamente buscado, porque el jugador es capaz de ser en sí mismo una amenaza, situado sin balón es esa posición (Garbajosa).
También tienen capacidad para jugar de cara a corta y larga distancia (Pau Gasol): tirar, penetrar y doblar, penetrar y liberar un tiro exterior, circular, seleccionar, pasar balón dentro, etc. Todo ello con seguridad y sin peligro de perder la posesión del balón o de que vaya al lugar menos propicio.
Por lo tanto el base ve como se ha “invadido” su territorio (el perímetro) con un jugador mas, que además interviene de forma positiva para el equipo y le resta posibilidades de tener el balón.
Ahora ya son cuatro jugadores los que coinciden en el exterior, antes eran solamente tres (base y dos aleros) y algunas veces eran dos, cuando en determinadas ocasiones se jugaba con triple post.
En consecuencia el base tiene menos el balón en su poder, la posesión es compartida con un jugador más en el exterior, lugar donde se circula, se dirige y se manda, y esto afecta directamente en su identidad como Director de Juego. Un director de orquesta no puede dirigir sin batuta, el base no puede dirigir sin el balón en las manos.
LOS ALEROS
Los aleros de antes eran menos capaces de intervenir en la dirección de equipo, su papel iba básicamente más en consonancia con la anotación.
La versatilidad de los aleros estaba basada en si eran capaces de diversificar sus opciones: tirar en estático, después de un bloqueo, después de bote en tiros cortos o largos y en penetración.
Eran normalmente jugadores que había que fabricarles el tiro, a través de carretón, dobles pantallas, bloqueos consecutivos y era normal que fuera el base el que tuviera o retuviera el balón para ejecutar el pase definitivo que propiciara ese tiro “fabricado” por el juego sin balón del resto del equipo. Los Aleros participaban en la circulación del balón pero no de manera determinante en la dirección.
En la actualidad los Aleros y Escoltas hacen más cosas (Navarro, Rudy, LLull ): tiran, penetran, son capaces de fabricar sus tiros, crean juego, hacen jugar a los demás, pueden subir el balón con solvencia, son capaces de dirigir en el juego estático.
Por lo tanto en la actualidad el base no tiene que monopolizar tanto el balón y esa causa deriva en el efecto del alejamiento de las características del Director de juego clásico.
OTROS CONDICIONANTES
Antes las posesiones de ataque eran de 30 segundos, ahora de 24. Se ha limitado el tiempo de posesión general y por lo tanto influye también en la posesión del base.
Los equipos defensivamente presionan la subida del balón con el fin de retener y que tenga menos tiempo para ejecutar su táctica de juego ofensivo posicional. Ante este marco de actuación el base sube el balón con solvencia en determinadas situaciones, con pequeñas dificultades en otras e incluso a veces se libera, dando la posibilidad de que el escolta o alero suba el balón.
Todas estas pequeñas circunstancias inciden en que existan ataques en el que el base no participa, algunas en que llegue a campo de ataque e inicie en pase y no vuelva a recibirlo y otras en las que inicia el ataque con un bloqueo directo y a partir de ahí se encuentre una solución inmediata: tiro del base, penetración del base culminando, doblando o liberando, pase al otro pivot abierto o pase al alero del mismo lado o lado contrario.
En todos los casos el base debe de tomar una decisión pero esta se convierte casi siempre en una decisión final del ataque. En el baloncesto pasado el base tenía más el balón porque las posesiones eran más largas, incluso retenía más el balón porque esperaba la llegada del quinto hombre o esperaba la ejecución de bloqueos más complicados, usaba también mucho mas el bote de protección e incluso para invertir el balón de lado no lo hacía en pase, sino conducía en bote.
CONCLUSIÓN
Se han establecido diferentes razones que han propiciado que el base tenga menos el balón en sus manos, por lo tanto influye menos en la Dirección del Equipo.
Este puede ser el factor principal sin olvidarnos que a lo mejor en el periodo de formación nos hemos preocupado más en el crecimiento en todos los sentidos de pivots y aleros, que es una evidencia constatada, olvidándonos un poco de la importancia y repercusión de la posición de base.
Es en consecuencia es importante reflexionar desde la formación, cómo vamos a ayudar al base a que no pierda su identidad y pueda mantener su estatus, que sepa convivir en esta nueva coyuntura de juego y consiga mantener su rol como Director de Juego y Equipo.
FUENTE FEB (Carlos Rivero-Director Deportivo Federación Canaria)
