A veces me pregunto por qué elegí ser entrenador de baloncesto y aunque os parezca mentira no tengo ni idea. Es duro reconocerlo pero es así, yo no soy la típica persona que de niño tenía un sueño de su futuro y que peleó por uñas y dientes y al final lo cumplió, no es mi caso.
Y es que la vida está llena de sorpresas y giros inesperados que surgen con el día a día y que casi sin darnos cuenta nos conducen a lo que terminamos siendo, conocemos nuevos campos nos gustan indagamos en ellos y al final casi sin darnos cuenta acabamos totalmente enganchados, se convierte en objetivos en algunos casos alcanzables, se meten en nuestra vida y termina uno por amarlos, quererlos y en los menos casos siendo tu propio medio de vida, se convierten en una filosofía de vida y hasta en algunos casos se convierte en profesión (caso de los mas afortunados que viven de ello).
Mis comienzos a nivel federado como casi todos los niños españoles fue el fútbol, llegué a jugar en un equipo federado de Córdoba hasta la categoría cadete y jugaba de portero. Las casualidades a veces te llevan a donde no te esperas y eso me pasó a mí, tenía pandilla de amigos que jugaban a baloncesto, yo iba a verlos jugar y desde la grada contemplaba sus entrenamientos, no sé ni como ni porqué pero un día estaban 9 entrenando y el entrenador de turno me dijo que si me quería meter para poder jugar un partidillo de 5 contra cinco, aunque no era muy ducho en el juego ya que sólo jugaba a baloncesto en el colegio durante los recreos y la liga interna me metí en el partidillo y al final me propusieron entrar en el equipo, acepté y en ese momento empezó a meterse la "droga" del baloncesto en mi cuerpo.
Jugué en los mejores equipos de Córdoba capital en aquel entonces que eran en Córdoba OJE y el DOSA y fui uno de los jugadores destacados cordobeses en esos años (perdonen mi falsa modestia), pero hasta ese momento por mis venas sólo corría el baloncesto como jugador, no sabía que años mas tarde me convertiría en entrenador.
Como no podía ser de otra forma ya que estudié Magisterio, en esos momentos también era jugador en activo, en los colegios que iba destinado en mis primeros comencé a dar mis primeros pinitos como entrenador. Recuerdo que iba un poco a ciegas, no tenía un método premeditado y entrenaba por intuición, la ilusión y las ganas que ponía estaban muy por encima de mis conocimientos a nivel físico, técnico y táctico y además era un poco desastre en la dirección de partidos, no creo que hubiera en aquella época ningún entrenador que me ganara gritando dando órdenes. recuerdo que entrené a tres colegios públicos (uno de ellos curiosamente a balonmano porque no disponía de canastas).
Mi primer punto de inflexión como entrenador y creo desde la distancia y de los años que fue donde empecé de verdad a ser un proyecto de entrenador fue cuando aún siendo jugador senior Jesús Orozco y el Hmno Carlos (q.e.p.d), me propusieron ser entrenador en el Colegio Maristas de Córdoba, oferta que me llegó al mismo tiempo que me ofrecieron hacerme cargo del equipo senior femenino de Magisterio, como la droga del basket ya estaba surgiendo efectos, hacía a la vez de jugador, entrenador de un equipo infantil federado y de un equipo senior femenino y no se alarmen ustedes pero también ejercía de árbitro federado cuando mis ratos libres me lo permitían (en aquel entonces dada la escasez de árbitros se permitía al mismo tiempo ser árbitro-entrenador-jugador, lo único era que no podías arbitrar en las categorías que jugabas y a los clubes que pertenecías). No dure mucho de árbitro enseguida me dí cuenta que no era lo mío y poco a poco empecé a jugar de forma mas informal (sólo para practicar deporte y divertirme), centrándome mas en mi faceta como entrenador.
El segundo gran punto de inflexión como entrenador llegó en el año 1980 (hice el curso de entrenador nacional en Madrid) y descubrí un nuevo mundo y una nueva forma de ver el baloncesto (en ese curso tuve como profesores a gente como Aito, Monsalve, Mario Pesquera, Chus Codina, Guardiola, Rafa Peiró, etc), antes también tuve como profesor a Lolo Sainz, Gómez Carra, etc y asistí a varios clinics en los Antonio Díaz Miguel sentaba cátedra.
En Maristas Córdoba empezaron a darme equipos ya de cierto nivel y comenzaron a llegar los primeros títulos a nivel provincial y regional acudiendo a algún Campeonato de España que otro y terminando por llevar el equipo mas representativo del club que por aquel entonces militaba en Tercera División Nacional.
Ya me sentía entrenador, me sentía mas seguro pero al mismo tiempo me daba cuenta que cuanto mas sabia mas me quedaba por aprender, asistía todos los Clinics que podía (entonces no había tantos), me hice socio de la AEEB y leía con muchas ganas las revistas técnicas especializadas que publicaban (mas tarde llegaron a publicarse algunos artículos técnicos míos en ellas), me punté a la Asociación de Entrenadores Andaluces que se creó por entonces pero que apenas duró dos o tres años.
En el año 1988 organicé en La Rambla (primer campus de baloncesto que se hacía en Córdoba y provincia). llevaba mas de 25 años entrenando en Maristas y me sentía muy identificado y contento en el club, pero notaba que como entrenador me estaba estancando, necesitaba algo más y eso me llegó a través de Blas García por aquél entonces Presidente del Club Baloncesto Pozoblanco que militaba en Tercera División Nacional.
En la temporada 1992-93 fiché con ellos y estuve hasta la temporada 1995-96 incluida. Fueron cuatro temporadas inolvidables con dos ascenso incluidos a Segunda División y desde Segunda División a Liga EBA (categoría que entonces era la segunda del baloncesto español, no existían las ligas LEB). Fueron cuatro años maravillosos interrumpidos por un desencuentro con algún directivo que ahora no viene a cuento recordar (pero que son cosas que por desgracia suceden en el deporte). Creo que este fue mi tercer punto de inflexión en mi trayectoria como entrenador.
Tras un año sabático, entrené a Peñarroya en EBA en una temporada muy aciaga para mí y para el equipo (no voy a contar aquí todas las cosas que nos pasaron, ya lo he hecho otras ocasiones), fue mi primer fracaso como entrenador, me sentí fatal pero no fui capaz de revertir la situación, sufrí en mis carnes lo difícil que es ser entrenador cuando las cosas vienen mal dadas, trabajé mas duro que nunca pero con los peores resultados que se pueden dar. Se dice que no se es verdadero entrenador hasta que no pasa por un fracaso, pero ¡joder que mal se pasa!.
Pasé de ser un entrenador que en Córdoba estaba siempre en candelero a estar casi olvidado, decidí volver a mi casa de Maristas y de nuevo me puse a trabajar con categorías de formación y escuelas de baloncesto, no es fácil bajar de entrenar equipos de liga EBA a equipos cadetes, infantiles, alevines y benjamines, pero cuando uno lleva metido en la sangre el baloncesto se adapta a cualquier cosa.
En diciembre de la temporada 2003-04 de nuevo se cruza en mi camino el CP Peñarroya que me llamó para entrenar el equipo de Liga EBA que no había tenido muy buen comienzo, estuve el resto del año (esta vez la cosa salió mejor ya que mantuvimos al equipo en la categoría quedando en la zona media de la tabla. Renové otra temporada mas y acabamos creo recordar quintos de grupo. Me resarcí de mi fracaso anterior gracias a Dios y a Paco Reixach y Amado Gallardo que fueron muy valientes al contratarme de nuevo.
Tenía apalabrada la renovación de la siguiente temporada cuando surgió un imprevisto importante al se le detectó a mi mujer un cáncer de mama, dejé de entrenar para estar junto a ella unos pocos años hasta que una vez recuperada mi mujer, en la temporada 2009-10 que me hice cargo de Maristas en Primera Nacional Masculina, pero no me desconecté del baloncesto, en esos años mi amigo el periodista Luis Fernando Garrido me llamó para hacer las retransmisiones televisivas en Onda Mezquita de Cajasur Córdoba y me propuso ser colaborador de su página web Zonabasket en Internet. Para mas inri en el año 2007 creé mi propio Blog Viveelbasket (que aún sigue vigente y en candelero).
Hicimos una buena temporada ese jugando la Fase de Ascenso a EBA (nos eliminó Andújar), pero mi cadera se fastidió y tuve que pasar por el quirófano para ponerme una prótesis, temporada 2010-11. Después de la operación en el postoperatorio y siguientes años aparecieron algunos problemas circulatorios que me hicieron desistir de entrenar con tan sólo unos meses en La Rambla y el año pasado con Maristas Infantil Femenino como ayudante.
Aunque no os lo creáis me sigo sintiendo entrenador, por eso sigo con el Blog Viveelbasket que lo tomo como una manera de ayudar a otros entrenadores y yendo a dar charlas técnicas allá donde me llaman.
No me voy a enrollar mas, sólo decir que al principio le daba mucha importancia al hecho de ganar partidos y campeonatos y que me sigue encantado competir y ganar pero no a cualquier precio. Me siento muy contento cuando me encuentro con antiguos jugadores míos que me recuerdan y que me transmiten lo importante que fui para ellos en su momento para su formación (como jugadores y como personas). Eso vale mas que muchos campeonatos. Recordar la verdadera valía de un entrenador no son los campeonatos que gana sino la huella que deja en los corazones de los jugadores/as que pasan por sus manos. Creo que ahora que estoy retirado, eso es verdaderamente por lo que elegí ser entrenador.