**Josean Martínez Profesor de la Universidad Politécnica de Cartagena ha hecho un magnífico trabajo de investigación titulado ¿Entrenador nuevo victoria segura? y en el que a través de la base de datos de entrenadores que han participado en la NBA a lo largo de la historia, se identificaron aquellos que habían sido contratados en medio de una temporada para reemplazar a un entrenador. Un total de 203 reemplazos fueron hallados a lo largo de las 61 campañas de historia de esta competición, desde la temporada 1949-50 hasta la 2009-10. Me he permitido el atrevimiento de sacar las ideas principales de dicho artículo que a continuación transcribo, si queréis leer su artículo completo lo podéis encontrar en:
¿ENTRENADOR NUEVO VICTORIA SEGURA?
Uno de los dichos más extendidos entre la cultura popular deportiva para la comunidad hispano-hablante es el siguiente: "entrenador nuevo, victoria segura". Una simple búsqueda en Google produce aproximadamente 65.000 concordancias con esta frase hecha, lo que da una idea de su uso en los medios de comunicación. Esta máxima trata de reflejar el efecto positivo inmediato que produce un cambio de entrenador a mitad de temporada en el rendimiento de un equipo en el primer partido dirigido por el nuevo técnico. Aunque su principal uso está en el mundo del fútbol, este dicho se aplica a cualquier deporte de equipo.
(Zan Tabak, revulsivo del Caja Laboral, foto de Noticias de Álava)
El efecto de contratar un nuevo entrenador sobre el rendimiento del equipo es un tema ampliamente estudiado en diversos deportes, obviamente, el principal interés de esos estudios es analizar si los ingentes desembolsos económicos que los equipos tienen que hacer al cambiar de entrenador (indemnizar al entrenador saliente y pagar al entrante) están justificados.
En relación al posible efecto inmediato que podría tener el cambio de entrenador en un equipo (reflejado en el primer partido jugado tras ese cambio), la cultura deportiva popular sostiene que se consiguen niveles de motivación mayores en relación al partido anterior, ya que los jugadores piensan que la incorporación del nuevo entrenador puede ser una manera de romper una tendencia negativa. Incluso algunos pueden sentir la necesidad de demostrar a ese nuevo entrenador su capacidad como jugadores, lo que implicaría un mayor esfuerzo y, en consecuencia, un mejor rendimiento. Sin embargo, argumentos en el sentido opuesto también son posibles. Por ejemplo, ese nivel emocional extra producido por la llegada del nuevo entrenador podría incrementar el estrés de los jugadores por encima del umbral deseado, llevando a un rendimiento negativo. De este modo, diferentes perfiles de entrenadores podrían provocar distintos efectos sobre el rendimiento del equipo, aunque sería complejo afirmar que esos cambios se manifestaran tan rápido. Hay que recordar que a veces el nuevo entrenador sólo tiene unos pocos días (normalmente menos de una semana) para integrarse en el equipo. No obstante, desde un punto de vista psicológico, los efectos de asimilación de expectativas también podrían producirse. Así, si los propios jugadores desean un cambio de entrenador, y piensan que el nuevo técnico va a ser mejor, se podrían generar altas expectativas relativas al nuevo entrenador. Si el proceso de asimilación se produjera, entonces las directrices del nuevo entrenador serían mejor admitidas, y su figura mejor aceptada, lo que podría influir en la motivación y la confianza del jugador.
Esta investigación ha mostrado que el dicho tan extendido en deporte “entrenador nuevo, victoria segura” tiene un apoyo empírico. Obviamente, el tópico no se cumple siempre, pero la evidencia que se deriva del análisis de la historia de cambios de entrenador en la NBA ha revelado que, a nivel general, es más probable que el dicho se haga realidad.
Y lo es debido a dos factores fundamentales y es que la mayoría de los cambios de entrenador se producen antes de que un equipo juegue su siguiente partido en casa, y en equipos con un porcentaje de victorias no muy elevado (es decir, equipos con problemas de rendimiento). Como son precisamente esas dos variables las que tienen un cambio relativo mayor en comparación con el modelo que explica las victorias en partidos anteriores, es lógico que se obtengan estos resultados. Así, sobre un “partido tipo”, la probabilidad de victoria para el nuevo entrenador es más de 2 veces superior al último partido jugado por el equipo, es decir, al anterior partido jugado y dirigido por el entrenador reemplazado. Esto da una idea del fuerte cambio producido en el rendimiento de los jugadores tras el cambio.
Además, ese cambio está poco influenciado por las características del nuevo entrenador. El efecto de contratar un entrenador con alto nivel de experiencia y gran curriculum, o que haya sido antiguo jugador de elite es pequeño, en relación a los efectos de las tres principales variables del modelo (diferencia en el porcentaje de victorias, factor cancha, y calidad del partido).
Es cierto que casi siempre se produce la mejora a corto plazo del rendimiento de un equipo tras el cambio de entrenador, sobre todo en los partidos jugados en casa. Pero eso no significa que esa mejora puntual se traslade a una mejora significativa en el rendimiento del equipo en los partidos dirigidos por el nuevo entrenador, en los estudios realizados (sólo un 15% de los nuevos entrenadores mejoran el porcentaje de victorias de los entrenadores reemplazados).
Generalmente la mejora de rendimiento en los equipos que cambian de entrenador en el primer partido jugado se debe a un efecto psicológico “efecto shock”. Estudios de naturaleza cualitativa podrían ayudar a esclarecer las razones de ese efecto, una vez mostrada la evidencia empírica de su existencia. Los jugadores en ese primer partido necesitan “mostrarse” al nuevo técnico o reivindicar su valía como jugadores, puesta en cuestión por el bajo rendimiento del equipo. Desde un punto de vista más psicológico, la metáfora del cambio se postula como otra posible línea de trabajo. El ser humano vive en una continua paradoja entre el deseo de inmovilismo (seguridad) y el deseo de cambio (esperanza), cuya balanza se rompe hacia el deseo de cambio en ciertas situaciones de ruptura emocional, como puede ser la que ocurre cuando el deportista actúa por debajo de su nivel esperado. Esa esperanza de cambio podría hacer que los jugadores.
Así, se ha mostrado lo que ha sucedido en la historia de la NBA en referencia al cambio de entrenador, revelando evidencias que apoyan el dicho de “entrenador nuevo, victoria segura”. Tal vez en otras competiciones y deportes los resultados puedan variar, pero posiblemente sea de forma mínima, y no alteren en demasía las conclusiones aquí mostradas. Futuros estudios deberán comprobar la universalidad de esta frase hecha, pero las evidencias aquí descritas son lo suficientemente robustas para afirmar que este convencionalismo tiene más de racional que de irracional.
FUENTE: Josean Martínez (ENTRENADOR NUEVO, ¿VICTORIA SEGURA? EVIDENCIA EN BALONCESTO)