Me gusta mucho ver
como entrenan otros compañeros a sus equipos, cuando puedo observo algunos
entrenamientos y me fijo con detenimiento como se trabaja en ellos. Aprendo
mucho de todos y aprecio que el trabajo con las categorías base o de formación
cada vez es mucho mejor.
No obstante, y sin
ánimo de sentar cátedra ni mucho menos, ¡Dios me libre!, observo
que en líneas generales se dedica poco tiempo a la corrección de los errores o
en otros casos no se enfoca este aspecto de la forma más conveniente posible.
Recuerdo en mis comienzos como jugador a mi entrenador y gran amigo Antonio Millán, aparte de enseñarme muchos fundamentos técnicos y su aplicación al juego, dominaba de forma innata el arte de corregir, y de forma resumida lo hacía bien porque:
1) Tenía paciencia con todos, 2) Tenía facilidad para detectar el error (no todos la tenemos), 3) Sabía focalizar su corrección (uno o dos aspectos a lo sumo), 4) Transmitía (dominaba la comunicación y hacía llegar su mensaje), 5) Era capaz de realizar cualquier movimiento, mostrándose como como modelo y ejemplo y 6) Entendía que cada jugador tenía un ritmo diferente en el aprendizaje de los fundamentos.
Con el paso de los años tuve otros entrenadores de los cuales también aprendí mucho baloncesto, pero jamás sentí que había aprendido tanto y mejorado mis fundamentos técnicos como en el tiempo que Antonio me entrenó.
El jugador no aprende por arte de magia y aunque en la actualidad se defiende mucho hacer ejercicios globales e integrados y se espera que el jugador descubra por sí mismo las dificultades, que sea capaz por sí mismo de encontrar soluciones y consiga mejorar en su toma de decisiones, si no es capaz de realizar correctamente los fundamentos básicos individuales (técnica individual) y a ello le unimos la aplicación de la técnica individual al juego (táctica individual), será difícil que el jugador por sí mismo y sin la ayuda del entrenador deje de cometer errores.
No quiero establecer ninguna comparación entre los entrenadores más veteranos y los más actuales, pero si aprecio que en las generaciones anteriores de entrenadores se trabajaba con más meticulosidad este aspecto de corrección de errores (al menos se le dedicaba mas tiempo), que para mí es fundamental.
LA BUENA CORRECIÓN ES LA BASE PARA MEJORAR LOS FUNDAMENTOS
Partimos de la base de que en
general los jugadores suelen estar muy abiertos a las correcciones de los entrenadores
(muy especialmente cuando se trata de categorías base) y todos
persiguen mejorar en su juego a nivel individual y que ello se refleje en el
trabajo del equipo.
El entrenador debe formarse para poder corregir bien los errores, esto le facilitará tener las herramientas adecuadas para detectarlos y buscar soluciones. Otra cuestión esencial es que tenemos que tener claro que es imposible querer corregir todo, !quién mucho abarca poco aprieta!, mas vale poco pero hacerlo bien y de forma adecuada, cuando queremos corregir demasiadas cosas a la vez dispersamos la funcionalidad correctiva y creamos al jugador más confusión.
CORREGIR, ¿QUÉ, COMO y CUANDO?
Corregir adecuadamente requiere una gran psicología, debemos hacer
ver al jugador que puede y debe mejorar, pero al mismo tiempo tenemos que
conseguir que el jugador capte que tenemos confianza en él.
Debemos considerar que cada jugador tiene una personalidad y no todos
aceptan de la misma manera las correcciones, además el estado de ánimo que
ese día tengan también puede influir en la respuesta que el jugador pueda dar
ya que las situaciones personales, familiares o laborales pueden ser muy
diferentes de unos a otros y les pueden afectar.
1) QUÉ
Como entrenadores debemos tener claro qué es lo que queremos corregir
en cada momento, sabiendo cuales son nuestros objetivos de mejora y los
pasos que debemos seguir con los jugadores para su mejor progresión y
rendimiento. No adelantar pasos, primero uno y luego otro.
Hay que considerar que cada jugar aprende a una velocidad, a un ritmo diferente. Los ejercicios de comienzo en el aprendizaje de un fundamento van a ser esenciales en la captación del movimiento técnico ya que se le van a quedar grabados a fuego. ¡Vé despacio que tengo prisa! , al principio se trata de hacerlo despacio para aprenderlo bien y coger el hábito y poco a poco hacerlo cada vez mas de prisa y con mas ritmo.
No caer en el error de creer que el jugador ya sabe lo que nosotros
comprendemos. A veces no explicar algo sencillo pensando que lo entienden
suele ser perjudicial, al jugador le cuesta aceptar delante de sus compañeros
que no comprende algo.
Corregir todo aquello que creamos necesario, pero al mismo tiempo ser
positivo y animar a los jugadores tras las correcciones, que sientan
que mejoran y lo más importante que nosotros lo valoramos y nos damos cuenta de
ello.
2) COMO
El método ideal para corregir es dar una paliza con caricias.
Explicaciones claras y sencillas. No se trata de dar un CLINIC cada vez
que corregimos.
El tono con el que hablemos a los jugadores es muy importante, la forma
de hablar debe ser estudiada (alta pero sin voces, clara, breve, concisa).
Aprender de los errores, el primer error suele ser del jugador, los que
vienen detrás pueden ser evitados por el entrenador.
A veces una simple orden o corrección basta. Ej: ¡Oye, no
mires el balón!
Una estrategia que da resultados es dar instrucciones a todos en
general para corregir a uno en particular, especialmente para no señalar
siempre a los mismos.
En ocasiones el sarcasmo surte efecto. Ej: ¡Vale tío, 1 contra
5!
Corregir bien, una y no diez cosas a la vez, saber conexionar y
relacionar las cosas.
Máxima importancia a la corrección del error pero desde la positividad
y no de la negatividad, ¡no hagas esto! ¡eso está mal! ¡tú no
tires! y expresiones parecidas, deben desaparecer del diccionario del
entrenador. ¡PROHIBIDO PROHIBIR, CORREGIR NO ES PROHIBIR!
3) CUANDO
Saber cómo interrumpir para corregir sin que el entrenamiento
pierda calidad (sobre la marcha, a un determinado jugador, a todo el equipo,
etc)
Si tenemos que corregir algo, hacerlo sin que se pierda el ritmo del
entrenamiento.
Si la corrección es general o colectiva no importa parar el
entrenamiento (hacerlo lo menos posible, porque los jugadores se
enfrían y cuando reanudamos el entreno ya no es lo mismo)
Si la corrección es individual podemos hacer un aparte con el jugador y
decirle lo que queremos. También podemos esperar a que acabe el ejercicio y
luego hacerlo.