Mas de una vez a lo largo de nuestra carrera como entrenadores nos hemos enfrentado a equipos en los que brillan de forma especial determinados jugadores que denominamos “jugadores estrella”, generalmente son los típicos máximos anotadores y sobre los que recae el peso anotador del equipo rival.
(Foto: laopiniondemalaga.es)
Aunque para algunos entrenadores el significado de jugador estrella difiere muy mucho de ser sólo el máximo anotador, por ejemplo AITO actual entrenador de Unicaja lo define como “Un jugador que sea el referente de su equipo, que lidere técnica y humanamente a sus compañeros. Además de tener calidad técnica y humana para hacerlo hace falta una dosis muy importante de sacrificio, pues la admiración dentro de un grupo no se produce si no es, también, el que más trabaja”.
Del jugador estrella siempre se espera lo mejor, que cada decisión suya sea la mas acertada, que cada vez que se levante convierta canasta, que de mates espectaculares, asistencias inverosímiles, que fuera de la cancha sean modelos a seguir, etc, etc.
Ante tantas virtudes de este tipo de jugadores, ¿qué podemos hacer como entrenadores para defenderlos mejor?
1) Estudiar su manera de jugar
Hoy día con lo avanzado que está el scouting no es nada difícil reunir datos, estadísticas y vídeos de cualquier rival. Nosotros como entrenadores podemos tener un banco de datos y elaborar información adecuada para que nuestros jugadores sepan como es ese “jugador estrella”, incluso podemos editar un pequeño vídeo (mas si disponemos de entrenadores-ayudantes), en el que se vean las acciones que mas nos interesan analizar y considerar.
Detalles como si bota bien con ambas manos, si siempre suele salir por el mismo lado, si necesita bote para tirar, en que zonas del campo se mueve mejor, con que compañeros conexiona mejor el juego, si utiliza mucho las fintas, cuales son sus movimientos favoritos, si es rápido o lento, si pierde los nervios fácilmente, por qué lado penetra mejor, en definitiva conocer sus puntos fuertes y débiles será clave para poder defenderlo mejor.
Pero tenemos además que educar a nuestros jugadores en el sentido de que también observen al jugador en todos los momentos posibles, en otros partidos, en los calentamientos, durante un mismo partido cuando estamos en el banquillo (hay que estar preparados para cuando salgamos), etc.
También es muy importante que nuestros jugadores sepan y conozcan las jugadas del rival y en especial aquellas que acaban con definición de estos jugadores estrellas.
2) Defenderle con anticipación para que reciba menos balones
Hay que ponerle las cosas difíciles desde el primer momento, que no esté cómodo, defenderlo anticipando la líneas de pases y defender anticipadamente la recepción, obligarle a que se mueva por donde no quiera ir, hacerle que tenga que hace muchas fintas de recepción, cambios de dirección y desmarques continuados para recibir (vamos poco a poco minándole energía).
Lógicamente para poder realizar esto tendremos que hacer un gran esfuerzo físico, pero nosotros como entrenadores también podemos dosificar a nuestros defensores, enviándoles distintos perros de presa durante el partido (refrescar a los especialistas defensivos). De todos es sabido que cuando un atacante está mas cansado suele bajar su acierto en el tiro, por eso nosotros tenemos que intentar que tenga que trabajar mucho para recibir, incluso en ocasiones cuando se trate de un rival muy peligroso si es necesario no ir a las ayudas para que no le doblen balones.
No hay que bajar en intensidad defensiva ante estos jugadores, porque independientemente de que estén bien o mal suelen tener la convicción de que pueden decidir, y sin brillar son capaces de anotar las canastas importantes de partido. Perseverar en el agobio al jugador atacante nos puede llevar sin duda a la victoria.
3) Conseguir que cambie su forma de tirar habitual y buscar la forma de que sus porcentajes bajen
Tenemos que intentar conseguir que el jugador cambie su tiro, por ello siempre le debemos defender con una mano arriba coincidiendo con la de su tiro, puntear los tiros y si podemos saltar para taponarlos mejor. Esto puede conllevar que se sienta incómodo que trate de cambiar su arco de tiro y como consecuencia de ello que meta menos canastas. Otra forma es estar muy pegados a él sin espacios para armar el tiro o para valerse de botes previos (siempre que no tenga facilidad para penetrar a canasta). También en ocasiones da resultado variar la distancia y presión defensiva (esto suele desconcertar en ocasiones al variar el ritmo de presión defensiva).
Cualquier acción que permita conseguir que sus porcentajes bajen puede ser buena técnica defensiva. Desde forzarle a que lance menos de lo habitual (no dejándolo recibir e incomodando su defensa), desde hacerlo que reciba a una distancia mas lejana del aro (a base de buena anticipación de las líneas de pase), o que haga tiros de posiciones no habituales de juego (descentrándolo y haciéndole romper su concentración).
4) No acometer riesgos innecesarios en defensa
Hemos insistido en defender con intensidad, en estar constantemente encima, en defender anticipadamente al receptor, en puntear los tiros, etc. Pero podemos cometer el riesgo de convertir la intensidad en precipitación defensiva, es decir que en nuestro afán de parar a este supuesto jugador estrella cometamos riesgos innecesarios y enseñemos nuestras debilidades defensivas.
No podemos olvidar nunca que son jugadores listos, que saben leer las defensas y saben aprovechar sus puntos débiles. Por ello mantener una postura equilibrada defensiva con buen uso de pies y manos será factor clave y fundamental, no se trata de defender intentando robar el balón (generalmente suelen ser habilidosos y posiblemente nos sobrepasarán y nos dejarán en evidencia), vale mas que no vean huecos que cerremos siempre las vías de canasta, que siempre nos encuentren delante de sus narices cara a cara, que intentar heroicidades absurdas que no conducirán a nada.
Bibliografía: Alam Lambert (Tips for Defending a Scorer)