Cuantas veces hemos oido desde que nacemos la palabra "PACIENCIA" y qué difícil es tenerla en cualquier momento y en todos los órdenes de la vida. Conseguir algo en cualquier ámbito, requiere dedicación, esfuerzo, sacrificio, perseverancia y "PACIENCIA", en el mundillo de baloncesto por supuesto también.
El refranero español es muy sabio en ese aspecto "vé despacio que tengo prisa", el entrenador que trabaja en formación debe seguir los pasos adecuados para que el jugador evolucione (no saltarse pasos, primero la "a", luego la "b"...) y eso no se conseguirá con dos o tres entrenamientos o partidos, requiere todo un proceso que en mayor o menor medida durará algunos años.
Tal como evoluciona la sociedad hoy día, la cultura del esfuerzo en cierta medida se está alejando de la mente de los jóvenes quizás acostumbrados a que todo se le dé hecho y conseguirlo al momento, es mejor lo fácil que se le pone en la palma de la mano que el picar pico y pala cada día para lograr ser mejor jugador e incluso diria mejor persona.
Apenas un jugador despunta ya lo metemos en el saco de "poder llegar a figura" luego llega el chasco y se quedan en el camino mas de "un juguete roto". Indudablemente si a un jugador se le aprecia talento, es posible que pueda llegar a ser importante, pero con el talento no basta, es necesario además que trabaje intensamente y se esfuerce de forma continua y no de forma intermitente, los resultados no van a llegar al instante ni se pueden medir por una o dos buenas actuaciones o por el hecho de ganar partidos. Es necesario que los entrenadores fijemos un plan de trabajo adecuado para ellos que les haga crecer y madurar como jugador y como persona, no salirnos de ese plan así porque sí y tener "PACIENCIA".
Si importante es conseguir una mejora en el plano físico, en el plano técnico e incluso en el plano táctico (entender el juego cada vez mejor), mas importante y difícil es intentar ayudar al jugador en el plano psicológico, emocional y mental. Lo que vulgarmente decimos "tener la cabeza amueblada" y que adquiera esa personalidad tan necesaria para manejar las diferentes situaciones que se va a encontrar a lo largo de su vida deportiva, tanto en los entranemientos, en el juego y en el entorno que le pueda rodear. Esa preparación mental, también será clave esencial para llegar a ser un buen jugador.
Todo ello se conseguira si el jugador y todo lo que le rodea tiene "PACIENCIA". Centrándonos en el plano del entrenador, nunca debemos tener prisa si estamos seguros de los pasos que vamos dando con el jugador y tenemos establecidos y consensuados con él e incluso yendo más lejos con su familia, los objetivos que pretendemos conseguir.
No seamos veletas, no cambiemos nuestra forma de pensar por algún malo resultado o porque a pesar de nuestro intenso trabajo los resultados parecen que nunca llegan e incluso en alguna ocasión hasta pueda ocurrir que aparentemente demos algún paso atrás.
Si el jugador tiene talento, se esfuerza, se implica totalmente, le forjamos una dureza mental apropiada para controlar sus emociones y relativizarlas y hemos trabajado dotándole de los fundamentos técnicos y tácticos (me refiero a la táctica individual, saber como, cuando y dónde utilizar los recursos), a su talento natural le estamos añadiendo los complementos formativos idóneos que necesita, pero si a eso le unimos esa dosis de "PACIENCIA" necesaria, con el paso del tiempo será nuestra mejor aliada para su mejora. Si somos pacientes con criterio, estamos favoreciendo su aprendizaje, su madurez y también construyendo su personalidad deportiva y personal. Todo ello le hará sin duda mostrar su auténtica dimensión en el juego y desarrollar sus mejores capacidades y habilidades en el futuro.