Tener cogida "la sarten por el mango", es una expresión idiomática muy popular en el lenguaje castellano y que se puede transferir perfectamente al baloncesto y mas concretamente a la autoridad que ejerce el entrenador.
Significa mandar, decidir en una determinada cuestión o presidir una reunión. Es sinónimo de tener el poder. Quien tiene la sartén por el mango es el que determina qué se hace, quién lo hace y para qué se hacen las cosas.
Centrándonos en el mundo del baloncesto y fundamentalmente en la relación entrenador-jugador a nivel individual y entrenador-equipo a nivel colectivo, "es el entrenador el que tiene la sartén por el mango" y por tanto una grandísima ventaja sobre la otra persona o personas que intervienen. Si alguno se quema no será él entrenador precisamente si la coge con firmeza.
Como entrenadores debemos hacer llegar un mensaje a nuestros jugadores de que somos nosotros los que mandamos y llevamos el timón del equipo, los vamos a escuchar y vamos a tener en cuenta sus pensamientos porque el diálogo y la comunicación fluida entrenador-jugadores nunca deben faltar, pero al final nosotros seremos los que decidamos como queremos que se lleve a cabo el trabajo en entrenamientos y partidos, determinando con claridad que es lo que queremos de cada uno de ellos y de todo el equipo.
Sin embargo, si no cogemos adecuadamente el mango, posiblemente la sartén se vaya de nuestras manos y se derrame su contenido e incluso se nos caiga. En función de las decisiones que tomemos en cada instante la sartén puede tambalear y en ese momento probablemente comenzarán a aflorar nuestras debilidades que inmediatamente serán captadas por los jugadores e incluso directivos y aficionados, apareciendo la expresión "el equipo se le ha ido de las manos", que suele ser la antesala del principio del fin.
¿Cómo debemos actuar para tener la sartén por el mango?
-Ante todo observando las miradas de los jugadores, si somos observadores podemos extraer muchas conclusiones: estados de ánimo, nivel de concentración, estados de ansiedad, capacidad de respuesta, etc. En función de ello debemos actuar para reforzar ese agarre del mango.
-Teniendo paciencia y tranquilidad, los nervios no llevan a ningún sitio, es cierto que el entrenador tiene que tomar decisiones rápidas, pero si está tranquilo será mas coherente y equilibrado en las opciones elegidas.
-Dándole confianza, el jugador tiene que sentir en el campo que tiene la confianza de su entrenador. Debemos tener todos muy claro que el baloncesto es un juego de aciertos y errores, que el el fallo forma parte del juego. Si se cae tiene la posibilidad de levantarse.
-Hablar poco, lo justo y adecuado, vale más lo que hacemos que lo que decimos, los hechos que las palabras.
-Controlar nuestra furia y nuestros enojos. Cuando las cosas nos rueden demasiado bien, no hagamos promesas que después no seamos capaces de hacer cumplir. Tampoco es bueno enojarse o enfadarse constantemente, mejor saber contar hasta diez en determinados momentos.
-Ser fieles a nosotros mismos, peo ser flexibles al mismo tiempo. No tener miedo a tomar decisiones equivocadas, pero al mismo tiempo, si nos damos cuenta que hemos elegido un rumbo inadecuado, podemos parar y enderezarlo. Cosas claras y objetivos concretos, no ser veletas en nuestras decisiones. El entrenador es el máximo responsable, debemos tener personalidad, que nadie tome las decisiones por nosotros. Si nos equivocamos, moriremos con nuestros principios y con nuestras ideas.
-Ser justo con los jugadores, el jugador debes saber que el estar mas minutos en la cancha no es un premio o un castigo, sino una consecuencia de un conjunto de factores (aptitud, actitud, disciplina, concentración, intensidad, etc).
En los equipos que he entrenado siempre he intentado tener "la sarten por el mango" en el plano deportivo y así se lo he hecho ver también a la directiva del equipo que me hubiera contratado. Nunca he admitido injerencias en el plano deportivo, otra cosa ha sido en el plano organizativo, económico y demás aspectos que rodean a un equipo ahí nunca me he metido y he intentado siempre acomodarme a la idiosincrasia del equipo de turno.
El entrenador debe hacerse valer, si te han contratado es porque creen en tí, por tanto es para que actues con tu filosofia, principios y pensamientos y si no es así no tiene demasiado sentido que te hayan contratado.
Los jugadores son mas listos de lo que creemos y cuando detectan que te dejas influir de alguna manera, por directivos, medios de comunicación, los propios jugadores, afición, etc, estamos mas perdidos que "el barco del arroz", no seremos nosotros los que tendremos la sarten por el mango e iremos a remolque de ellos, de su egoismo, sus caprichos e incluso siendo un poco catastróficos de su tiranía. No todo vale por mantenerse en el puesto. Nuestra autoridad y dignidad debe de estar por encima de todo ello.