El que más y el que menos habrá oido decir en el argot baloncestístico frases como "el equipo que marque el ritmo se llevará el partido" o referido a los jugadores "cambiar el ritmo, seamos monocordes", etc. y es que el factor RITMO en un partido de baloncesto tanto a nivel colectivo (táctica de equipo) como a nivel individual (Táctica Individual), es clave y fundamental.
Los entrenadores decimos a menudo, "tenemos que marcar el ritmo de juego". En este sentido, hay equipos a los que les interesa que ese ritmo sea lento porque se desenvuelven mejor con un baloncesto control, otros quieren buscar un ritmo rápido con posesiones cortas y el máximo posible de situaciones de llegar jugando a base de contraataques y transiciones y por último aquellos que no quieren locuras en ataque y solamente quieren correr cuando haya una opción clara de contraataque (yo llamo a esto contraataque a fogonazos).
Sin embargo con solo decir los entrenadores "Hay que jugar a determinado ritmo", significa que los jugadores lo puedan conseguir porque hacerse. con el ritmo de un partido no es nada fácil y depende de una serie de circunstancias y factores, que comento a continuación.
1) Hacerse con el balón
Sin no tenemos el balón en nuestras manos será casi imposible poder hacer valer el ritmo al que se quiere jugar, pero ¿como podemos tener el balón?
Cogiendo el rebote
Si conseguimos más rebotes tendremos más posesiones de balón y muchas más opciones de poder marcar el ritmo de juego (lento o rápido).
Recuperando el balón
Si robamos o recuperamos balones (pérdidas del rival), tendremos más tiempo el balón en nuestras manos y lógicamente más posesiones para controlar el ritmo que queremos imponer.
Tras canasta recibida
Lo que menos nos apetece que suceda pero al mismo tiempo un momento en el que tendremos la posesión y podemos intentar también que tenga influencia en el ritmo que queremos, sacar rápido o no.
2) Como jugamos las posesiones
Hay equipos que juegan a base de posesiones largas (próximas a 24 segundos), si lo consiguen marcan un ritmo de juego pausado, largo y controlado que lógicamente influirá cortando el ritmo del contrario. suelen ser equipos con jugadores veteranos, suelen tener un gran juego interior y disponen de pivots de gran estatura y peso. Todo lo contrario sucede cuando queremos correr, no dejar que las defensas se formen y jugar con posesiones cortas, buscamos la velocidad y rapidez y generalmente contamos con un equipo más bajito y se juega en ataque con cuatro exteriores y un solo referente interior.
3) La manera de defender
La defensa también ejerce bastante influencia en el ritmo de juego, una defensa intensa y agresiva en individual, presionando a media o toda la cancha, propiciará un ritmo fuerte propiciando llegadas en superioridades numéricas y de ventaja en situaciones de contraataques y transiciones, un ritmo de partido de ida y vuelta, que no deje pensar al rival.
Sin embargo cuando nos colocamos en defensa de zonas, de alternativas, mixtas o combinadas, se busca claramente romper el ritmo del rival, que tenga que pensar en cada ataque, que haga lo que no quiere hacer y a ser posible sacarlo de sus situaciones de juego más habituales. Obligándolos a pensar, se pararán y se jugará a más ritmo lento. Muchas veces las defensas de es tipo, además de evitar que anoten canastas, buscan un cambio en el ritmo de juego.
4) La influencia del equipo rival
Está claro que jugamos ante un rival y querrá también jugar a un ritmo u otro, no siempre será nosotros los que nos hagamos dueño del ritmo. Ante la estrategia del ritmo que busque el equipo contrario, nosotros también podemos escoger la nuestra. Por ejemplo, si un equipo busca un ritmo lento, jugando casi andando y con un baloncesto control, podríamos presionar a toda la cancha, cn una defensa proactiva que provoque el error y los lleve a un ritmo rápido y vertiginoso que les lleve a cometer errores y tener que jugar a un ritmo que no desean.
A NIVEL INDIVIDUAL
No podemos ser jugadores monocordes que vayamos siempre al mismo ritmo, hay que saber cuando tenemos que acelerar, cuando tenemos que frenar, cuando hay que ir a toda pastilla, cuando tenemos que establecer pausas, etc. La toma de decisiones relacionadas con el ritmo deben estar siempre inmersas en la mochila táctica de cada jugador a nivel individual.
El baloncesto es un juego de distancias, ángulos y ritmos, los cambios de ritmo son parte fundamental de la técnica individual de cada jugador. No olvidemos nunca que todo cambio de dirección debe ir acompañado de un cambio de ritmo y un cambio de mano. Que si queremos desmarcarnos de un rival lo mejor es cambiarle el ritmo, porque su reacción va a depender de nuestra acción previa, etc.
En los sistemas de ataque ese ritmo debe estar ligado a la sincronización de las trayectorias y desplazamientos de los jugadores, en este sentido saber establecer las pausas en los movimientos de ataque será más que importante. El equipo que marca los ritmos tiene siempre mucho terreno ganado.
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