Almeria Basket desea poner broche de oro a su gran campaña remontando diez puntos ante el CB Deportivo Coín

Reza el credo deportivo que la diferencia entre un jugador correcto y uno muy bueno reside, entre otros factores, en su capacidad para soportar la presión a la que será sometido durante la multitud de pruebas que tendrá que superar antes de alcanzar el máximo nivel. Llegado a ese punto, el salto entre el excelente y el súper clase dota a este último de la autoconfianza necesaria para asumir responsabilidades en los momentos decisivos, una fe en sí mismo (tan rayana con la locura) que le investirá, en los instantes claves de su carrera, del poder para tirarse la última bola y llevar (o no) al resto de sus compañeros hacia la victoria. Ese gen competitivo, emparentado con el narcisista, ha dado jugadores de leyenda (Drazen Petrovic, Larry Bird, Michael Jordan, la lista es interminable) y, en su ausencia, una pléyade de finos estilistas de la pachanga. 

Toda vez que el objetivo de club ha sido superado de sobra con el ascenso, los hombres de rojo afrontan el último partido de la temporada, la vuelta de la final de 1a Nacional andaluza ante el CB Deportivo Coín, con el triple desafío de remontar, como ya sucediera en la semifinal de fantástico recuerdo, 10 puntos (78-68), por segunda vez en apenas 15 días tras una inacabable campaña que empezó allá por el mes de octubre. Y, por si fuera poco, sin otro aliciente que el de la gloria personal: demostrar, frente al mismo rival con el que precisamente se iniciaron aquel día esta exitosa travesía, quién es el mejor equipo de la categoría. En tales circunstancias, a los pupilos de César Martínez no les queda otra que apelar a la locura y a su gen competitivo.

La inercia del partidazo ante AD Las Canteras les sirvió en la ida para contener a los malagueños hasta el descanso (35-37), liderados una vez más por Miguel López y Álvaro Fernández Cueto, los almerienses más en forma (15PT y 13 PT respectivamente). Tras la pausa, en un tercer cuarto para el olvido (23-12 en contra), el cansancio y el acierto rival se conjugaron para dar un vuelco al encuentro que el intercambio de canastas y tiros libres del último cuarto mantendría en parecidos términos hasta el -10 definitivo.

Si Paquito Gutiérrez (6 puntos) y, en particular, Ismael Ortiz (7) mostraron signos de recuperación, Cristian Ramón Pérez y Luis Rueda tendrán la oportunidad de resarcirse del mal sabor de boca que se trajeron de Coín (3 y 0 puntos). Les acompañarán con toda seguridad la contagiosa energía de Taber (y de Paco Vivar) y la habilidad de Povilas (y de José Jiménez), puntas de lanza en defensa y ataque de un Almería Basket que, en su mejor versión, brilla más por el esfuerzo colectivo que por sus apariciones individualidades. Quizás ahí esté el secreto: en conjurarse como grupo para ofrecer una última alegría a la afición y recompensar el extraordinario trabajo de toda la temporada con el título de campeones.

La película de los hombres de rojo tendrá final feliz pase lo que pase. Pero el guión, ante el rival que

les derrotara en la primera batalla de la temporada y, sin duda, el más duro de la competición, merecedor por igual del más alto escalafón, y el escenario, el sábado a las 19h en el Moisés Ruiz, con capacidad para 1500 espectadores, puede hacerla además inolvidable.

Nadie se la va a querer perder. #SíSePuede

COMUNICADO DE BALBINO FERNÁNDEZ REVUELTA