Recuerdo en mi memoria cuando comencé a ser entrenador, en aquellos momentos tenía diecinueve años y jugaba en el Córdoba OJE equipo mas representativo de Córdoba por aquél entonces, era la temporada 1971-72, había recibido la medalla al mejor jugador de Córdoba de esa temporada y casi sin beberlo ni comerlo me ofrecieron coger un equipo de un Colegio al mismo tiempo que entrenaba, en esos primeros compases con sinceridad me importaba mas mi función como jugador que el trabajo como entrenador (para mí entrenar a un equipo de niñas del colegio Jerónimo Luis de Cabrera era secundario).
Hasta ese momento no había hecho ningún curso de entrenador, simplemente tenia como única experiencia mi bagaje como jugador pero poco mas, llegué al grupo casi de rebote, con mucha ilusión pero totalmente falto de conocimientos, metodología, psicología, etc. Las chicas indudablemente aprendieron algo porque hasta el peor pedagogo es capaz de enseñar el abecedario a sus discipulos, pero seguramente no saqué todo lo mejor de ellas, posiblemente con mas capacidad hubiera sacado mas jugo de aquél mi primer equipo.
Cuando uno se pone a entrenar y tiene a su cargo doce personajillos, la primera dificultad es saber manejarlos, que no se te vayan de las manos y aprendes a doble velocidad de lo normal, aprendes a contar hasta 100 y hasta mil, de repente se incorporan a tu diccionario las palabras control, disciplina, orden, etc y empieza a germinar tu carácter-personalidad o carisma de entrenador, aunque no te estés dando cuenta.
Eso mismo le habrá pasado o le podrá pasar a cualquier entrenador joven o primerizo que llegue al baloncesto, sea cual sea la forma de acceder a entrenar, yo accedí siendo jugador otros no pasan por esa faceta o se dá el caso de que enseguida se dan cuenta que no son demasiados buenos y se pasan al campo del entrenador desde el primer momento. No importa demasiado como se accede a ser entrenador, ni siquiera aunque el equipo que pongan en tus manos sea muy grande e importante, se me viene a la imaginación el nombre de algunos entrenadores que inician su trabajo de entrenadores pasando directamente de la pista de juego al banquillo de un equipo de élite, Steve Nash, Derek Fisher (reciente fichaje de los New York Knicks), etc, esos grandes nombres también son entrenadores primerizos por muy larga que haya sido su trayectoria en la NBA, ACB o cualquier otra liga, llegan en pañales y con mucho que aprender todavía.
A la hora de asignar equipo a estos entrenadores jóvenes-primerizos, no podemos dejarlos "a la mano de Dios" y que den "palos de ciego", es muy importante bajo mi punto de vista lo siguiente:
1) Que en el club haya una persona que se encargue de seleccionar y elegir a qué equipo deben entrenar estos entrenadores noveles, no todos valen para cualquier equipo.
2) Que en el Club de marras exista un entrenador mas experimentado que actúe como coordinador de los mismos, que les haga un buen seguimiento (tanto en entrenamientos como en partidos), que les oriente y ayude a formarse, que se reuna con ellos, les corrija sus errores e intercambien impresiones.
3) Que se le exija hacer una planificación y programación de su trabajo, que la cumpla y la desarrolle y que se la supervisemos de vez en cuando, que le enseñemos a ser flexible y a cambiar las cosas si algo se ve claro que no funciona.
4) Organizar charlas formativas dentro de nuestro propio club a cargo de otros entrenadores mas capacitados y experimentados, bien sean del propio club u otros que traigamos como invitados.
5) Exigirles que asisten y realicen los cursos de formación necesarios (oficiales y no oficiales), incluso si la economia del club lo permite becándoles o ayudándoles económicamente para la realización de los mismos (Cursos de Primer y segundo Nivel, Curso Superior, algún Clinic importante, etc).
Debemos transformar la ilusión inicial del entrenador joven o primerizo con la que todos llegan, en una convicción personal de forma que se sientan preparados para abordar una profesión maravillosa, de forma que sean capaces de transmitir y contagiar su pasión por el baloncesto a cualquier chico o chica que caiga en sus manos. No hay mejor manera de conseguirlo que posibilitándoles la mejor formación posibles,
Pasión, perseverancia y amor por el baloncesto nunca pueden faltar en la mochila del entrenador primerizo, que tengan en cuenta que las primeras cosas que se aprenden son las que jamás se olvidan, algo así como la primera novia, que si somos capaces de meter la semilla del baloncesto en esos chavales ya estamos comenzando a triunfar como entrenadores, debemos conseguir adictos al baloncesto y que sientan el deporte de la canasta casi como una droga difícil de poder abandonar.
Que se centren fundamentalmente en enseñar los fundamentos, primero de forma que el jugador los sepa realizar técnicamente y posteriormente que sepa aplicarlos al juego (táctica individual). Que no tengan prisa, preferible poco y bien aprendido que un gazpacho de conceptos difíciles de digerir.
Que entiendan que la mejor manera de progresar, es precisamente incluir en sus entrenamientos un crecimiento paulatino de las dificultades de los ejercicios que pretendan realizar y un progreso paulatino del esfuerzo que se le exige a los jóvenes jugadores.
Que sepan buscar ejercicios combinados, en los que trabajemos varios conceptos a la vez aunque nos centremos en uno fundamentalmente (ruedas múltiples de entrenamiento).
Que nuestros ejercicios y entrenamientos se asimilen lo mas posible a buscar situaciones reales de juego, es como mas se aprende y como mas se avanza en el conocimiento del juego, de que sirve hacer pases contra una pared (quizás sea mejor incluirlos en un ejercicio de contraataque aunque se cometan errores de precisión y se pierdan balones, ya tendremos tiempo de corregirlo).
Que sepan transmitir a sus chavales que el baloncesto es un juego de equipo, que todo lo que uno sepa hacer lo tiene que poner a disposición de sus compañeros, que hay que ser solidarios (defender todos y ayudar en defensa), que no hay que ser egoistas en ataque y si tenemos un compañero desmarcado hay que pasarle el balón (la importancia de un pase mas), que tenemos que apoyarnos unos a otros en los momentos difíciles, que hay que animar al compañero cuando falla, etc.
Que tengamos claro que para trabajar con jóvenes el mejor entrenador no es el que mas sistemas o jugaditas sabe o hace con sus equipos, sino aquél que sabe enseñar de manera que lo que quiera transmitir aparezca de forma FÁCIL para los ojos de sus jugadores y estos lo asimilen totalmente.
Que tenga claro que no todo es ganar o perder, que hay un fondo muchísimo mayor, que su primerísima misión será formar a los jugadores que estén a sus órdenes, que aprendan algo cada día, que en cada entrenamiento se les encienda una lucecita nueva, que aprendan a conocer y entender el juego cada vez mejor, que sepan ganar y perder con deportividad y para ello los entrenador jóvenes o primerizos deben mantener la ilusión, tener paciencia, formarse y reciclarse continuamente para ser mejores, creer en si mismos y por último tener clara conciencia de la labor que desempeñan y que no se olviden nunca que forman parte de un club (no gana el entrenador sólo, gana el equipo y gana el club).
Buenas Eduardo.
ResponderEliminarMe ha encantado este post, me encuentro en ese momento (19 años, un año de experiencia como segundo entrenador y título de 1er nivel recién sacado) y tengo muchísimas ganas de aprender; muchísimas ganas de crecer como entrenador.
Gracias a la labor que ud. hace en este blog, muchos primerizos como un servidor podemos darnos cuenta de aspectos que no se aprenden en un curso, clínic, etc., y que nos van haciendo mejores entrenadores y personas.
Me encanta leer sus artículos, siempre saco alguna lección. Gran entrenador y seguro que gran persona.
Muchas gracias por todo lo que hace por esta maravilla llamada baloncesto. Un saludo.