Como os comenté en el primer capítulo a partir de la
temporada 1979-80, mi trabajo como entrenador de baloncesto en Maristas sufrió
un importante cambio al darme el club la responsabilidad de dirigir a los
equipos que más nivel tenían en las diferentes categorías.
La temporada 1979-80 fue la
última en la que jugaba y entrenaba a la vez, en concreto mi despedida como
jugador la llevé a cabo en un equipo que creamos un grupo de amigos veteranos al
que llamamos “Amigos de la Higiene Física” y que sacamos a flote con la ayuda
del gran José Luis Fernández “Cochele” que por entonces regentaba las
Instalaciones Deportivas de la Fuensanta, él
nos buscó la cancha de juego y nos subvencionó algunos de los gastos
(éramos la mayoría casados con hijos aunque en edades rondando la treintena).
En la temporada 1980-81 me hice
cargo del equipo júnior del colegio, fuimos campeones provinciales y en la fase
de Sector celebrada en Córdoba fuimos subcampeones (era una magnífica
generación de jugadores formados fundamentalmente por Manolo González pero que
esa temporada fueron dirigidos por mí, recuerdo a los hermanos Yarza (Quique
q.e.p.d y Pepe, en la actualidad juez en Córdoba), Alfonso Ruiz “El pelos”
(veterinario en Arcos de la Frontera), Diéguez, Gallego, Turrado, etc. Marcaron una
época en el colegio.
Durante esa misma temporada, José
Luis Reyes “El Pipa” llevaba el equipo infantil masculino del colegio, a mitad
de temporada aproximadamente se tenía que operar de varices y me pidió dada
nuestra amistad que si me podía hacer cargo mientras él era baja de su equipo.
Accedí con mucho gusto por supuesto, en este equipo militaba gente muy
destacada en aquel entonces, Juan Ruiz Olmos que fue fichado por el Real Madrid
al término de la temporada en su primer año de cadete (ya estaba en 2 metros
siendo infantil), tuve la fortuna de darle un abrazo en la conmemoración de 75
aniversario, como también lo hice con casi todos los excomponentes de este
equipo), Manolo Pedraza, Fernando Román, Rafa Garrido, José María Beltrán,
Charly León, Carmona, Pepe Heffernam, Ayllón, Beato, etc. Estuve creo un mes o
dos trabajando sólo con ellos, pero cuando se incorporó de nuevo José Luis
Reyes, me pidió que me quedara con él y formáramos un tándem y así lo hicimos.
Este equipo tras ser campeón
provincial de Córdoba, se proclamó campeón de Andalucía federado tras ganar un
mítico partido al poderoso Caja de Ronda que dicho sea de paso nos había ganado
un amistoso en Málaga por 37 puntos de diferencia. Era mucho mejor equipo que
el nuestro y de cada diez partidos nos ganarían posiblemente nueve, pero el
partido decisivo del sector se lo ganamos por diez puntos, merced al gran
partido de los chavales, a salir bien de la presión que hacían a todo el campo
y a una defensa zonal que les hizo muchísimo daño. Fuimos al Campeonato de España que se celebró
en la Coruña y allí quedamos sextos, había equipos como el Marianistas de
Zaragoza (fue el campeón), Estudiantes de Madrid, el San José de Badalona, etc.
Con estos dos equipos conseguí
mis primeros títulos federados como entrenador, ya que hasta el momento con los
equipos que había dirigido había logrado títulos escolares y universitarios, a
partir de estos momentos iba a vivir casi doce años consecutivos en los que los
resultados y los éxitos casi siempre me iban a acompañar.
En la temporada 1981-82, el club
hizo una reestructuración de los entrenadores y de equipos y se me asignó llevar el equipo de minibasket
masculino. No sabía ni tenía idea de que iba a pasar por mis manos una de las
mejores generaciones de jugadores del colegio, fuimos campeones imbatidos del
campeonato provincial, pero por aquel entonces no había campeonato de Andalucía
federado de minibasket y nos quedamos sólo con la alegría de ser campeones de
Andalucía Escolares. Les estoy hablando de Pablo Orozco, Fernando Martínez, Rafa Tapia, Pichi Arévalo,
Rafa Asencio, Hidalgo, Giovanetti, ect. Un auténtico lujazo de equipo. Algunos
de ellos siguen ahora relacionados con el baloncesto y el deporte, Pichi es
licenciado en Educación Física, Pablo entrena en Maristas a un equipo de
infantiles (en el que juega uno de sus
hijos, el otro juega en cadetes), Rafa Asencio tiene a un hijo jugando en el júnior del Cordobasket,
etc.
Dirigí a este equipo de
minibasket hasta cadetes de primer año, no voy a enumerar tolos logros pero si
decir que este equipo fue campeón siempre de su categoría en Córdoba tanto a
nivel federado como escolar y logró ademas varios titulos escolares de Andalucia, pero por encima de los títulos destacaba porque sin
ser un equipo demasiado alto (casi todos los jugadores medían igual, aunque la
llegada de Víctor Garcia desde Málaga un
jugador que cuando llegó al colegio procedía del balonmano malagueño les
hizo tener un pívot de algo más de 1´90 que nunca había tenido. El equipo
jugaba a un ritmo tremendo, presionando a todo el campo y a una velocidad vertiginosa
que conseguía desarbolar a cualquier rival. Además una seña de identidad característica es
que colocábamos a Pichi de base y a Pablo Orozco de ala-pívot (en realidad
Pablo también jugaba de base) y sacábamos el contraataque de una forma no demasiado
habitual con Pablo desde el pívot que despistaba mucho al contrario.
En la temporada 1984-85, me
pidieron que me hiciera cargo del equipo sénior masculino del club que entonces
militaba en Tercera División Nacional (la tercera categoría de la época), el hermano
Juanjo que era el Director de Maristas nos pidió que intentáramos hacer un equipo
con el máximo de alumnos del colegio y así lo hicimos, nos basamos en gente como
Ramiro Angulo, Rafa Hueso, Pablo y Carlos Gallego, Bruno Lozano, Juan Ruiz (q.e.p.d), Fernando
Román, Manolo Pedraza, Pablo Gómez,
Ezequiel Montero, Serrano, Moyano, Dantas, curiosamente también jugó con
nosotros el Hermano José Luis (un cura joven que vino destinado creo recordar
desde Extremadura a Maristas y que se fajaba como un auténtico jabato) y dos ilustres veteranos casi de mi edad como
Juan Fuentes y Juan García “Gori”, que fueron los dos auténticos referentes de
su equipo. Los jugadores que eran de
edad júnior jugaban su competición provincial con Antonio Millán de Entrenador
y alternaban con el equipo de Tercera División. Antonio era mi segundo con los
séniors y yo era su segundo con los júniors.
El patio exterior del Colegio (entonces
no teníamos Pabellón), se rodeaba de gradas portátiles y a los partidos asistían
muchos espectadores (muchos de ellos se tenían que quedar de pié), Juan Fuentes
nos dio un gran susto al caer por encima de una de las gradas finalizando un
contraataque, aunque afortunadamente no llegó la sangre al rio). Esa
temporada con un equipo plagado de
jóvenes estuvimos a punto de jugar la Fase de Ascenso a Segunda División, nos
quedamos creo recordar terceros y sólo una derrota por un punto en el último partido
jugado en Carmona en el que además no pudimos contar con los júniors por estar
disputando el Campeonato de Andalucía en Almería nos apartó de ello. El Caja de
Huelva dirigido por Fernando Sánchez fue el campeón, ese equipo en pocos años
llegó a la ACB con el mismo entrenador. La Línea de la Concepción fue el
segundo clasificado y jugó eliminatorias para ascender, nosotros nos quedamos
en puertas.
Sin embargo ese equipo en tercera
División generaba unos gastos que el colegio no podía asumir (en la época era
un millón y medio de pesetas) y el hermano Juanjo nos dijo que sintiéndolo mucho el equipo no
podría seguir compitiendo en categoría nacional porque ese dinero era necesario
para seguir manteniendo toda la cantera del club desde minibasket a Júnior.
Por ello me hice cargo en el
primer año de infantil de otra de las grandes generaciones de jugadores que ha
dado Maristas y con los que estuve hasta su último año de juveniles, desde la
temporada 1985-86 hasta la temporada 1989-90. Les estoy hablando de gente como
Agustín Alcántara (director en Generali), Teo Puebla (Cajasur), Víctor González
(director BBVA), Chany del Rey (Actual Coordinador General del Club y que se
licenció en Educación Física), José Hernández (que tenía una personalidad muy
peculiar), Manolo Angulo (médico traumatólogo en Valencia), Luis Requena (trabaja
actualmente en la UCO, se retiró el primer año y se dedicó a entrenar, hoy día
sigue entrenando en el club donde ha sentado cátedra y sigue haciéndolo. Actualmente
dirige al sénior y minibasket masculino y al mini), Zarco, Vinuesa, Turrado,
Agudo, Mira, León, etc.
Posiblemente habré olvidado a más
de uno y les pido perdón, pero lo más curioso de este equipo es que siendo un
auténtico equipazo nunca se quedó Campeón Provincial y siempre fue Subcampeón (en aquel entonces sólo un
equipo de cada provincia iba a disputar el Sector Andaluz) y este equipo tuvo
la mala suerte de toparse con la inigualable generación de jugadores que entrenaba
Juanjo González (Carmen-Cajasur) y que estaba formada por gente como Pedro Bello (lo fichó el
Caja de Ronda, actual Unicaja), Miguel Ángel Luque (fichado por el Joventut de
Badalona), los hermanos Mendoza (fichados por Caja de Ronda), Javi Gómez, Luis Gallardo,
Ibáñez (fichado por Unicaja), Cachinero, Javi Alcántara, Fernando Paris, etc.
Este equipo siempre ganaba el campeonato, aunque nosotros se lo poníamos muy
difícil forzando en la mayoría de las ocasiones el quinto partido del play-off.
Nuestra guerra era poder ganar a Franciscanos y Montilla, con los que siempre manteníamos
duelos épicos para conseguir ser finalistas ante el equipo de Juanjo.
A muchos de estos jugadores los
entrenaría en los próximos años en equipos de EBA o Segunda Nacional, pero eso
será harina de otro costal que contaré en el próximo capítulo lo que si recuerdo
fue que a partir del año 1988 me destinaron a La Rambla como maestro y me
costaba Dios y ayuda poder atender los entrenamientos y familia, en aquel
entonces todas las tardes había clase y llegaba del pueblo alrededor de las
seis, sin pasar por casa me iba a entrenar, no sé cómo mi mujer me aguantaba.
No quiero olvidarme de la gran ayuda que supuso para mí tener buenos Delegados de Equipo, casi siempre eran padres de los jugadores, gente como Fernando Román, Manolo Pedraza (padre) o Rafael Santos nos facilitaban mucho la labor y altruistamente también dedicaban mucho tiempo al equipo. Sin ellos no hubiera sido posible, ¡muchas gracias!
No quiero olvidarme de la gran ayuda que supuso para mí tener buenos Delegados de Equipo, casi siempre eran padres de los jugadores, gente como Fernando Román, Manolo Pedraza (padre) o Rafael Santos nos facilitaban mucho la labor y altruistamente también dedicaban mucho tiempo al equipo. Sin ellos no hubiera sido posible, ¡muchas gracias!
Próximo capítulo: “Comienzo
a entrenar en la semiélite”
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