Mirar y observar, oír y escuchar, parece igual pero no es lo mismo

Parecen conceptos iguales pero no son lo mismo, son conceptos que se aplican en todos  los órdenes de la vida diaria pero que a pesar de que podamos conocer sus diferencias no todos ni siempre los aplicamos debidamente.

Los entrenadores de baloncesto no sólo debemos mirar (acción de dirigir la vista), sino observar (detener la vista en algo), lo segundo es mas profundo y amplio y en ello debemos poner todo nuestro énfasis. Una cosa es leer el titular de un articulo en un periódico y otra es leer el artículo entero con todos sus entresijos y detalles. Cuestión parecida es distinguir el acto de oír del de escuchar, la diferencia entre oír y escuchar está en la intención. Escuchar es algo que se hace intencionadamente, mientras que oír es algo que sucede independientemente de nuestra voluntad. Por eso podemos oír sin querer, en cambio es imposible escuchar sin querer. Las cosas que se hacen intencionadamente se hacen para algo, o sea, llevan asociada la idea de finalidad. 

El entrenador de baloncesto no debe solo mirar el cuadro sino que debe además ver y observar todos los detalles posibles en entrenamientos, partidos, viajes, concentraciones, etc, tanto en el plano individual (a cada uno de los jugadores), como en el colectivo (a su equipo), además esto también se hará extensivo a los jugadores y a los equipos rivales.

Es básico y fundamental fijarnos en los jugadores, en sus miradas y en sus gestos (lenguaje gestual), recuerden el viejo aforismo árabe "Quién no comprende una mirada tampoco será capaz de entender una larga explicación".

A veces esa intuición personal que se capta en las miradas tanto en las charlas previas, en los tiempos muertos y en desarrollo de los partidos son un libro abierto que si sabemos descifrar nos puede ayudar mucho a encontrar lo que nuestro equipo necesita para buscar la victoria y si nos tenemos que salir del guión establecido, no dudemos en hacer tambalear el escenario.

El entrenador de baloncesto debe ser un gran comunicador, esa comunicación no tendrá sentido si no es bidireccional (entrenador-jugadores y viceversa), en ese sentido hay que oír y escuchar y a veces eso no sucede, oímos el ruido de las palabras que nos llegan pero no ponemos atención en el contenido que subyace en ellas, cuantas veces oímos decir cosas a los jugadores y no le echamos demasiado cuentas, luego nos arrepentimos de ello.
Mirar a los ojos de los jugadores es clave, lo mismo que su lenguaje gestual, si ves a un jugador con la cabeza agachada mirando el suelo que ni siquiera te mira posiblemente estemos perdiendo el tiempo dirigiéndonos a él, si vamos a hacer un cambio y elegimos a un jugador que se levanta desganado seguramente habremos metido la pata, si a un jugador en un entrenamiento hay que repetirle las cosas varias veces es porque quizás no nos haya escuchado el mensaje aunque haya oído nuestra voz, si nos fijamos y observamos su miradas y su lenguaje gestual posiblemente nos habríamos dirigido a él de otra manera.
ESCUCHAR Y OBSERVAR...claves fundamentales para una buena....COMUNICACIÓN