El último grado del talento es hacer fácil lo difícil

El baloncesto es un juego sencillo, difícil de hacer bien, somos los entrenadores los que en ocasiones lo complicamos. Simplicidad y claridad son básicas y esenciales tanto en entrenamientos como partidos. Hacer fácil lo difícil es una virtud que no está al alcance de todos, para mí los entrenadores que son capaces de conseguirlo son aquellos que suelen tener las ideas mas claras y logran en sus equipos la máxima efectividad y rendimiento.

El primer problema con el que nos encontramos como entrenadores es el problema del tiempo, hay muchas cosas que hacer y poco tiempo para enseñarlas.  Por eso saber planificar y temporalizar nuestros entrenamientos facilitará mucho el trabajo y no perderemos el norte de nuestros objetivos y de nuestro trabajo.

Dar los pasos adecuados en el proceso de enseñanza-aprendizaje y no saltarse escalones ayuda no solamente al progreso del jugador, sino también a ir de lo fácil a lo difícil, de lo simple a lo complicado.

En la búsqueda de de ir de lo fácil a lo complicado, trabajar TÁCTICA DE EQUIPO antes de dominar la TÁCTICA INDIVIDUAL, suele ser otra cuestión que no ayuda demasiado. El jugador debe tener dominio de los fundamentos técnicos y de su uso de forma individual y colectiva en el momento y contexto adecuado (como, cuando y por qué),  será otra de las claves esenciales. sin olvidarnos que es difícil hablar de táctica individual desligándola de la colectiva.

Elegir sistemas de ataque basados en conceptos o movimientos sistemáticos básicos, nos hará hacer las cosas de forma sencilla y sin meternos en camisas de once varas, con sistemas de juego complicados y encorsetados, que no hacen crecer y progresar al jugador sino mecanizarlo en excesivo y que no logre avances en la lectura, interpretación y entendimiento del juego.

Otra de las cosas que será fundamental para lograr hacer fácil lo difícil será primero enseñar a jugar y luego a ganar, lo de “entrenadores ganadores” es un tópico absurdo, ¿hay algún entrenador que quiera perder?

¿Lo fácil y lo difícil, dependen de las distintas situaciones que nos enfrentamos al jugar baloncesto o mas bien son una consecuencia de como nos hemos entrenado y preparado para abordar dichas situaciones?

¿Asociamos lo fácil a lo que nos requiere especial atención y lo difícil a lo que, por complejo, requiere de nuestros mayores esfuerzos y concentración?

O, más bien, ¿deberíamos asociar lo fácil a aquello para lo que estamos preparados y lo difícil a aquellas circunstancias en las que aún no hemos aprendido a movernos con soltura y que nos genera una cierta inquietud?

El deporte en general y en nuestro caso el baloncesto, nos demuestra que para competir bien es absolutamente necesaria una buena preparación a través a través del entrenamiento continuo y diario para poder conseguir los niveles de rendimiento adecuados y necesarios. Por eso nunca debemos olvidar que fácil es aquello para lo que estamos entrenados y lo difícil aquello para lo que no lo estamos.

Cuando hacemos cosas aparentemente de forma fácil, efectiva y con éxito, no podemos quedarnos únicamente con el valor de los resultados y el impacto que suponga aquellas victorias y títulos conseguidos, si no valoramos el esfuerzo, las ganas, la ilusión y el interés que se haya puesto en el camino posiblemente todo habría sido mas difícil y complicado. 

Hacer las cosas fáciles no está reñido para nada con ser originales, con la inspiración, con la genialidad, sino todo lo contrario ya que dichos factores nos conducen a conseguir nuestras señas de identidad, nuestro carácter y nuestro estilo de juego. 

En el baloncesto como en casi todas las cosas la excelencia suprema es la simplicidad, por eso quiero terminar este artículo tal y como lo titulé  "El último grado del talento es hacer fácil lo difícil ".