Imborrable gesto hacia mí de María Castro, jugadora del Dobuss Córdoba

María Castro, es actualmente jugadora del Dobuss Córdoba Basket de la Liga Nacional 1 en Andalucía, destacó siendo muy niña en el equipo de su pueblo Baloncesto Femenino La Carlota, formando parte de las selecciones provinciales y andaluzas de categorías base. Fichó por el Club Baloncesto Maristas y tras pasar por el equipo junior, jugó cuatro temporadas con Maristas en Primera Nacional disputando varias Final Four de ascenso a LF2. En esta su quinta temporada en la categoría hasta el momento está realizando una muy buena temporada con el equipo fruto de la fusión de Adeba y Maristas. 

Entrené a María durante cuatro meses, cuando me hice cargo del Deza Maristas de Primera Nacional Femenina en la temporada 2018-19. Desde que finalizó dicha temporada no había hablado con ella personalmente y el pasado día 26 de diciembre, viendo la Copa Diputación de Córdoba, me encontré con ella el el Polideportivo del Colegio Cervantes.

María estuvo muy atenta y cariñosa conmigo, me dijo algo que jamás ningún jugador a mis órdenes me había dicho y  que además de sorprenderme. hasta me emocionó: "Eduardo, además de alegrarme mucho de verte y desearte Felices Fiestas, quiero decirte que me siento en deuda contigo porque cuando me entrenaste me diste toda tu confianza y yo quise pero no pude responder a ella, ni fui capaz de dar el rendimiento en el campo que tu merecías por tu apoyo incondicional, no pasaba por mi mejor momento y siempre se me ha quedado esa cosilla dentro que me gustaría que lo supieras" 

Sinceramente me dejó de piedra, no recuerdo al menos en mi caso que un jugador o jugadora de las que he tenido en mi trayectoria, haya reconocido eso y se sienta mal por no haber dado todo lo que ella hubiera querido y además que tenga la valentía de decírselo a su entrenador.

Recuerdo que cuando me hice cargo del equipo María no pasaba por su mejor momento, así me lo comunicó la primera vez que hablé con ella. Como yo la conocía de etapas anteriores, le dije que no se preocupara, que trabajara a conciencia, se entregara en cada entrenamiento y que yo confiaba en ella y oportunidades de demostrar lo que llevaba dentro no le iban a faltar. 

Ella lo intentó todo, no tengo ninguna queja de su entrega y de su implicación durante el tiempo que la entrené, desafortunadamente las cosas no le salieron bien, pero nuca le faltó su carácter luchador, su ilusión por mejorar, su pasión por el baloncesto, sus ganas de aprender y su espíritu de equipo. Mejoró poco a poco y se acercó algo pero no llegó a alcanzar su mejor nivel,  esta temporada en los partidos que la he visto ha estado muy bien y su juego y señas de identidad son mucho mas reconocibles, ojalá siga así hasta final de temporada. María se lo merece.

Esas palabras que me dijo María, no hacen nada mas que resaltar su valor como jugadora y fundamentalmente como persona, ser agradecida es de ser bien nacida dice el refrán, está claro que en eso tendrá mucho que ver la educación que le han dado sus padres, a los que sin conocerlos personalmente, solo de vista, quiero felicitarles por la personalidad que tiene su hija, por su carácter, por su valía y su madurez a pesar de su juventud. Hay cuestiones que están muy por encima del baloncesto y esta es una de ellas.

Podría hablar muchas mas cosas de María, a nivel técnico, táctico, etc, pero este post no va de eso, simplemente lo he escrito porque me nace del corazón, porque creo que es algo inusual y porque creo que son cosas imborrables que un entrenador graba y recuerda para siempre y que atesoran un valor muy por encima de el hecho de ganar partidos y campeonatos. ¡GRACIAS MARÍA!