Hemos visto este artículo publicado en las páginas de la FEB y verdaderamente me ha llamado mucho la atención. De todos es sabido la poca atención que se le presta al baloncesto femenino (especialmente si se le compara con el masculino), esta carta abierta denuncia una situación que se podría extender a muchos puntos de la geografía española, de verdad e de verdad que no tiene desperdicio y desde aquí felicitamos a su autor.
Reproducimos el artículo publicado por Miguel Ángel Estrada, entrenador del CB San José de Liga Femenina, en un medio de comunicación el pasado 26 de abril de 2008, en el que reflexionaba sobre la situación del deporte femenino local.
"El sábado 26 de abril, en un medio de comunicación (gracias, Jesús) apareció publicado un artículo en el que se reflexionaba acerca de la situación del deporte femenino local. Ha sido mi espoleta. No se trata de reivindicar los éxitos del Cleba, o los nuestros, o los de todo el deporte femenino.
No se trata de vanagloriarnos porque el Baloncesto San José se haya clasificado para la disputa de los "play-offs" por el título, batiendo su mejor marca; no se trata de recordar que somos finalistas de Copa, ni que fuimos eliminados de la competición europea (para la que nos hemos vuelto a clasificar por cuarto año consecutivo) por, a la postre, el equipo campeón (por cierto, la nuestra fue la eliminatoria más complicada que disputó). Tampoco se trata de sentirnos orgullosos por los éxitos individuales: jugadoras en selección española, o pasar de dos a cuatro jugadoras WNBA (¡que sí, que también hay NBA de chicas!). No se trata de una lucha por la paridad en las retransmisiones deportivas (imposible) o porque las empresas que apoyan al deporte femenino disfruten de ventajas fiscales (¿imposible?) No, es una lucha por el respeto, la dignidad y la justicia, no sé si social o no, simplemente justicia.
Especulaba el autor del artículo con qué ocurriría si fueran los equipos masculinos los que hubieran obtenido estos resultados, no lo sé, ni me importa pensar en semejante catarsis colectiva; sólo sé, que el otro día los integrantes del cuerpo técnico del San José brindábamos por: ¡haber cumplido objetivos!, y ,a la vez, nos preguntábamos hasta cuándo. Triste.
Decía un personaje cinematográfico: “Mi vida es un provechoso viaje hacia la idiotez”. Así nos sentimos. Obtenemos nuestros beneficios del viaje, pero ¿cuál es la meta?, ¿el fin?, ¿malvivir una temporada más, haciendo ingeniería u orfebrería económica? (gracias, directivos), simplemente para sobrevivir; sabiendo que necesitamos muchos más medios económicos, humanos, médicos… ¿es o no es un viaje hacia la idiotez? Porque aquí, en nuestra competiciones, los molinos sí son gigantes.
Pero ¿dónde queda el respeto que merecemos? Ya no por los éxitos, simplemente por ser deportistas. ¿Es justo, es digno que seamos discriminados? ¿No es una lástima que ante una niña que destaca como deportista pensemos: dedícate a estudiar o qué pena que no seas un chico? Basta ya, por favor. Todos sabemos que sólo tiene valor aquello que o se ha perdido o ya no se tiene. Están advertidos, luego no sirven las lamentaciones. A todos aquellos que tienen capacidad para ayudar al deporte femenino: instituciones (no sólo tienen capacidad, también obligación y no sólo moral, no nos engañemos, ni dejemos que nos engañen), empresas, colaboradores, personas, ¡qué sé yo!
A todos, les pregunto : ¿ qué más tenemos que hacer?, ¿ qué más hace falta? Para que de una vez, y espero que definitiva, decidan apoyar, con proyectos serios (respetuosos, dignos y justos) al deporte femenino. Dígannoslo: ¿qué más tenemos que hacer? Yo conozco a las deportistas. No se sorprendan, lo sorprendente es como con muy poco logran tanto.
Sólo les pido una cosa, a todos aquellos que pueden (y espero que quieran), sean valientes, den un paso al frente y arrimen el hombro, echen una mano o empujen con un dedo; pero contribuyan a que el deporte femenino sea más grande (aunque, a día de hoy, la batalla diaria no es por ser más grande; sino por sobrevivir). Recuerden, de nada sirve lamentarse por lo que se ha perdido o ya no se tiene. Creo que fue Unamuno quien afirmó que en este país es un delito el talento. A veces, tenemos la sensación de que tener talento, ser mujer y deportista, es algo peor que un delito. Termino pidiendo (ya no nos atrevemos ni a exigir) respeto, dignidad y justicia. Sólo eso. A todos aquellos que apoyan, ayudan y colaboran, no tenemos que darles las gracias. Ellos saben que son unos afortunados: juegan a ser Peter Pan, creen y crean un mundo de sueños, más justo, más digno y espero que más real. Somos. No, son las mejores, porque en inferioridad de condiciones compiten con los más grandes.
Miguel Ángel Estrada Blanco.
(Entrenador, y hoy muy orgulloso, del Club Baloncesto San José)
Extraído de www.feb.es
"El sábado 26 de abril, en un medio de comunicación (gracias, Jesús) apareció publicado un artículo en el que se reflexionaba acerca de la situación del deporte femenino local. Ha sido mi espoleta. No se trata de reivindicar los éxitos del Cleba, o los nuestros, o los de todo el deporte femenino.
No se trata de vanagloriarnos porque el Baloncesto San José se haya clasificado para la disputa de los "play-offs" por el título, batiendo su mejor marca; no se trata de recordar que somos finalistas de Copa, ni que fuimos eliminados de la competición europea (para la que nos hemos vuelto a clasificar por cuarto año consecutivo) por, a la postre, el equipo campeón (por cierto, la nuestra fue la eliminatoria más complicada que disputó). Tampoco se trata de sentirnos orgullosos por los éxitos individuales: jugadoras en selección española, o pasar de dos a cuatro jugadoras WNBA (¡que sí, que también hay NBA de chicas!). No se trata de una lucha por la paridad en las retransmisiones deportivas (imposible) o porque las empresas que apoyan al deporte femenino disfruten de ventajas fiscales (¿imposible?) No, es una lucha por el respeto, la dignidad y la justicia, no sé si social o no, simplemente justicia.
Especulaba el autor del artículo con qué ocurriría si fueran los equipos masculinos los que hubieran obtenido estos resultados, no lo sé, ni me importa pensar en semejante catarsis colectiva; sólo sé, que el otro día los integrantes del cuerpo técnico del San José brindábamos por: ¡haber cumplido objetivos!, y ,a la vez, nos preguntábamos hasta cuándo. Triste.
Decía un personaje cinematográfico: “Mi vida es un provechoso viaje hacia la idiotez”. Así nos sentimos. Obtenemos nuestros beneficios del viaje, pero ¿cuál es la meta?, ¿el fin?, ¿malvivir una temporada más, haciendo ingeniería u orfebrería económica? (gracias, directivos), simplemente para sobrevivir; sabiendo que necesitamos muchos más medios económicos, humanos, médicos… ¿es o no es un viaje hacia la idiotez? Porque aquí, en nuestra competiciones, los molinos sí son gigantes.
Pero ¿dónde queda el respeto que merecemos? Ya no por los éxitos, simplemente por ser deportistas. ¿Es justo, es digno que seamos discriminados? ¿No es una lástima que ante una niña que destaca como deportista pensemos: dedícate a estudiar o qué pena que no seas un chico? Basta ya, por favor. Todos sabemos que sólo tiene valor aquello que o se ha perdido o ya no se tiene. Están advertidos, luego no sirven las lamentaciones. A todos aquellos que tienen capacidad para ayudar al deporte femenino: instituciones (no sólo tienen capacidad, también obligación y no sólo moral, no nos engañemos, ni dejemos que nos engañen), empresas, colaboradores, personas, ¡qué sé yo!
A todos, les pregunto : ¿ qué más tenemos que hacer?, ¿ qué más hace falta? Para que de una vez, y espero que definitiva, decidan apoyar, con proyectos serios (respetuosos, dignos y justos) al deporte femenino. Dígannoslo: ¿qué más tenemos que hacer? Yo conozco a las deportistas. No se sorprendan, lo sorprendente es como con muy poco logran tanto.
Sólo les pido una cosa, a todos aquellos que pueden (y espero que quieran), sean valientes, den un paso al frente y arrimen el hombro, echen una mano o empujen con un dedo; pero contribuyan a que el deporte femenino sea más grande (aunque, a día de hoy, la batalla diaria no es por ser más grande; sino por sobrevivir). Recuerden, de nada sirve lamentarse por lo que se ha perdido o ya no se tiene. Creo que fue Unamuno quien afirmó que en este país es un delito el talento. A veces, tenemos la sensación de que tener talento, ser mujer y deportista, es algo peor que un delito. Termino pidiendo (ya no nos atrevemos ni a exigir) respeto, dignidad y justicia. Sólo eso. A todos aquellos que apoyan, ayudan y colaboran, no tenemos que darles las gracias. Ellos saben que son unos afortunados: juegan a ser Peter Pan, creen y crean un mundo de sueños, más justo, más digno y espero que más real. Somos. No, son las mejores, porque en inferioridad de condiciones compiten con los más grandes.
Miguel Ángel Estrada Blanco.
(Entrenador, y hoy muy orgulloso, del Club Baloncesto San José)
Extraído de www.feb.es
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