Soy entrenador de baloncesto, eso al menos dice mi título, no entreno desde la temporada 2009-2010 por causas conocidas por todos y que no vienen a cuento, pero aún no me he cortado la coleta, creo que los entrenadores tenemos algo similar a los toreros en cualquier momento podemos reaparecer y aunque ese momento no llegue nunca siempre estará en nuestra mente y siempre nos sentiremos entrenadores, algunos mas soñadores que otros, pero eso sí entrenadores en el amplio sentido de la palabra.
Es imposible ser entrenador sin vocación, sin amar el baloncesto, sin disfrutar de cada instante, sin soñar haciendo gráficos y jugadas perfectas, si ver partidos de baloncesto, sin leer artículos y revistas, sin ver vídeos y DVDs, sin asistir a Clinics, sin intercambiar opiniones con colegas y sin consultar internet a diario.
Hay entrenadores conductores, yo he sido así en algunas fases de mi carrera como entrenador, como dice su definición conducir es mandar, dirigir una empresa o una actuación, manejando a los jugadores con un objetivo fundamental final, la consecución de un título, de un campeonato, todo se considera válido si se consigue el premio final, no importa los medios, ni si alguien se queda en el camino, sólo importa y sólo se reconoce nuestro papel de entrenador en función de los títulos, de los campeonatos que nos colguemos en nuestros hombros, de la cantidad de partidos que ganemos, no importa demasiado si alguien se ha quedado cortado en el camino en su progresión, manejamos las emociones y las situaciones con el único objetivo de la victoria, sólo conducimos para llegar primeros a la meta.
Pero por suerte también hay entrenadores constructores, entrenadores que por supuesto quieren ganar partidos y campeonatos, pero que dejan detrás una estela que perdura en el tiempo, se preocupan mucho de la progresión individual de cada jugador y de que crezcan baloncestísticamente (aunque eso conlleve perder partidos que no estaban en el guión), se preocupan de formarlos físicamente, técnicamente y tácticamente, ponen lo individual al servicio del colectivo y crean una filosofía y un estilo de juego propio que perdura en el tiempo, construyen al baloncestista y lo hacen mejor, pulen sus defectos y optimizan sus virtudes, para ellos no todo es ganar aunque por supuesto quieren hacerlo. Su legado queda en la historia y en el tiempo y construyen equipos con nombres y apellidos concretos que perduran en el tiempo.
¿Puede ser un entrenador conductor y constructor al mismo tiempo?, rotundamente si, quizás sea el prototipo ideal que todos buscamos y al que todos envidiamos. Seremos de esa estirpe si conseguimos que nuestros jugadores no sean robots en el que lo fundamental sea la fuerza física y piensen muy poco, si somos capaces de priorizar el talento y saber y entender el juego a todo lo demás, de forma que consigamos que nuestros jugadores elijan siempre la mejor de las opciones posibles en la lectura del juego, que disfruten jugando y que se expresen, que gesticulen, que sonrían, que se enfaden y que hasta incluso se rian (eso sí nunca del contrario). Cuando los entrenadores actuamos así generalmente nos ganamos el respeto y el cariño de los jugadores (no me gusta que los jugadores tengan miedo a su entrenador, pero si respeto), oimos sus opniones, manejamos sus emociones pero decidimos nosotros, los conducimos y orientamos, pero también construimos un ideal de juego.
Cuando pienso en Maljkovic y su Jugoplástika, Dan Peterson y su Milán, Zeljko Obradovic con su Panathinaikos, Aito García Reneses ha sido un ejemplo en este sentido en varias épocas, con el Cotonificio, con el Barça, con Baloncesto Sevilla y quizás también ahora con Gran Canaria, Lolo Sainz y su Real Madrid, Imbroda y su Mayoral Maristas-Caja de Ronda, estoy pensando en entrenadores conductores y constructores al mismo tiempo, por supuesto que habrá muchísimos mas ejemplos que ustedes recordarán.
Creo en el fondo que todos los entrenadores tenemos algo de ambas cosas, pero que también dependemos muy mucho de la materia prima que caiga en nuestras manos, en mi caso ha habido cuatro generaciones de jugadores con las que me he sentido conductor y constructor y para los que conocen el baloncesto cordobés, por orden cronológico fueron:1) Fernando Román, Ruiz Olmos, Manolo Pedraza, etc, 2) Pablo Orozco, Pichi Arévalo, Rafa Tapia, Hidalgo, Giovanetti, etc, 3) Agustín Alcántara, Víctor González, Teo Puebla, José Hernández, Sebastián del Rey, etc, todas ellas en Maristas y 4) La época dorada de Pozoblanco, con Javi Sánchez, Javi Gómez, Antonio Moreno, Chema Martín, Jose Manuel Aveledo, Manolo Camacho, Lewis Geter, etc, repitiendo también Agustin Alcántara, Víctor González y Teo Puebla (exjugadores míos de Maristas). Ha habido muchísimos mas jugadores y equipos a los que he entrenado y con los que me he sentido muy a gusto (aquí no caben todos, pido disculpas a los que no nombro), pero tampoco me quiero olvidar de los de mi última época en Peñarroya como Miguel Benitez, Javi Muñoz, Quique López Vilas, José Manuel Aveledo, Juan González, etc, con los que también viví muy buenos momentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
- Queda registrada la IP, la fecha y la hora de cada comentario, siendo el autor del mismo el responsable de su contenido.
- Comentarios “off topic”
Esto es comentarios fuera del contenido de la entrada, y sin relación alguna con la misma. Serán eliminados.
-Comentario de Spam o comentarios incontrolados Utilización abusiva del blog, para incluir propagandas o notas e invitaciones a visitar páginas que no tienen nada que ver con el propio blog. Serán eliminados.
-Comentarios con insultos, descalificaciones,burlas o ironías degradantes.
Si se quiere una mayor participación en la búsqueda de la verdad, no resulta admisible el insulto y la descalificación. Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inadecuados.
- Limpieza del lenguaje
Se exigirá limpieza en el lenguaje evitando las palabras malsonantes y los tacos. Tampoco se admitirán comentarios escritos en lenguaje de “mensajes sms”.