La importancia de los intangibles en el baloncesto de formación (Por Miguel Rodríguez Tovar, entrenador del Infantil Femenino del CAB-Estepona)

Intangible: Adj. Que no debe o no puede tocarse. (Diccionario de la RAE).

Si nos refiriésemos al baloncesto los intangibles serían aquellas acciones que proporcionan un beneficio al equipo y que no vienen reflejadas en las estadísticas oficiales.

Hay muchos tipos de intangibles como por ejemplo: cubrir la línea de pase, puntear un tiro, provocar un pérdida o un mal tiro gracias a la defensa, llegar a las ayudas y segundas ayudas, cerrar un rebote, hablar en defensa, hacer bien el balance defensivo, poner buenos bloqueos y hacer buenas continuaciones, ocupar racionalmente los espacios e incluso saber cometer faltas tácticas. Por no hablar del comportamiento cuando se está jugando o se está en el banquillo, animando a los compañeros, estando concentrados, escuchar al entrenador en los tiempos muertos o cuando corrige a otro compañero, etc. 

(Miguel Rodríguez Tovar con su equipo Infantil Femenino del CAB-Estepona)

No suelen ser acciones vistosas o que la gente se de cuenta de que se producen y del gran beneficio que causan. Por tanto, no son valorados como se merecen por el público en general y por padres en particular. 

Siempre ponemos el foco de atención en los puntos que ha metido este o aquel jugador o si mi hij@ a tirado o no muchos tiros a canasta. 

Al no valorar como se merecen estas acciones estamos poniendo demasiado el foco de atención en las anotaciones individuales por lo que ayudamos a crear y formar a jugadores egoístas y poco solidarios con sus compañeros. Cosa que debemos evitar por todos los medios cuando hablamos de entrenar en categorías de formación. 

En este aspecto los entrenadores debemos prestar cuidadosa atención en valorar en cada momento cualquier buena acción que un jugador realice en un entreno o en un partido y que no sea sólo entrar a canasta como alma que lleva el diablo o subir el balón de costa a costa como antes se decía como si tras de sí llevase a una manada de elefantes enfurecidos persiguiéndole. 

Todos los jugadores no maduran de la misma forma ni al mismo tiempo, ni a todos les podemos pedir desde el principio que suban la bola con soltura o metan 20 puntos por partido. Eso es imposible. 

Si sólo nos fijamos o valoramos al que mete los puntos o es capaz de subir el balón y no tratamos por todos los medios de empoderar al resto, como dije antes, sólo lograremos niños "chupones" y lo que es peor, estaremos dejando a muchos niños con la autoestima muy baja y con ganas de dejar de jugar al baloncesto. 

En el baloncesto profesional hay muchos ejemplos de jugadores que no siendo muy anotadores, han sido y son parte fundamental de los éxitos de su equipo. El más representativo seguramente será Carlos Jiménez, un jugadorazo como la copa de un pino valorado como se merece por entrenadores, público, prensa y compañeros. Ver jugar a Carlos Jiménez y ser el mejor en cada partido sin ser si quiera uno de los mejores anotadores no tenía precio. Jugador solidario tanto en defensa como en ataque. 

Otro ejemplo que suelo poner a mis jugadores y jugadoras es Pablo Prigioni, que fue campeón y MVP de la Copa del Rey anotando tan solo ¡¡¡¡¡¡¡3 puntos!!!!!! en la final. Pero claro, este hombre repartió 15 asistencias a sus compañeros.  

Cuando empezaba a entrenar hace ya unos cuantos años en Arganda del Rey (Madrid) tenía al típico jugador gordito, lento y poco habilidoso y claro, sus compañeros lo sabían y como niños que eran, no le daban el trato correcto. Yo no podía dejar que eso siguiese pasando e intenté darle rápidamente la vuelta a la tortilla. Busqué una jugada simple con un bloqueo directo para que nuestro "gordito" tuviese protagonismo y les hice ver a los demás que sin su compañero utilizando su cuerpo y haciendo buenos bloqueos, ellos no iban a poder meter tantas canastas fáciles. Y vaya que si funcionó!!! La autoestima del niño subió como la espuma, la relación con sus compañeros cambió radicalmente y empezaron a entender que cada uno es como es y que todos debían ser importantes para el equipo y podían ayudarse unos a otros. Grandes y buenos recuerdos me trae ese equipo. 

Actualmente intentamos mi segunda entrenadora Noe Rojo y yo con nuestras infantiles (intercambiamos los papeles en el equipo minibasket) valorar como se merece cualquier buena acción de una jugadora que ayude al equipo. Literalmente montamos una fiesta para que las niñas lo entiendan y se den cuenta, e intentamos que los padres también lo hagan. Queremos un equipo sano, solidario, sin egos ni envidias donde cada una tenga su función y todas sean igual de importantes y donde sea valorado de igual forma el meter una canasta como el dar un buen pase o agachar el culo en defensa y hacer una buena ayuda a una compañera.

En nuestro último partido con el infantil femenino del CAB Estepona, la jugadora encargada de defender a la mejor jugadora del equipo contrario hizo una defensa extraordinaria durante todo el partido, dejando a esta jugadora con tan sólo dos canastas anotadas. No podíamos hacer otra cosa que cambiarla en los últimos minutos del partido y darle una ovación y manifestarle todo el agradecimiento que el resto del equipo tenía por ella. Esta jugadora sólo anotó dos canastas en el partido, pero sin duda fue la heroína del partido y queríamos que todo el mundo lo supiese. 

Para terminar esta reflexión diré que siempre que charlo con algún entrenador sobre baloncesto de formación suelo utilizar una magnífica frase de J. Cuspinera. "nosotros como entrenadores no podemos darle talento a un niño, pero sí podemos quitárselo si hacemos las cosas mal". Y por desgracia esto pasa muchas más veces de lo que imaginamos. 

MIGUEL RODRIGUEZ TOVAR (ENTRENADOR SUPERIOR DE BALONCESTO)