El exceso de técnica nunca mecaniza al jugador

Todo deporte se basa en unas buenas condiciones físicas acompañadas de una base técnica. El jugador/a necesita del entrenamiento para mejorar ambas. Cuando va mejorando su preparación, aumenta su capacidad y la confianza en si mismo. Si forzamos más de la cuenta en la preparación física a veces llegamos al sobrentrenamiento. Sin embargo, nunca se oye hablar de un exceso de preparación técnica, debido a que se piensa que esto no es perjudicial. Lo que sí puede resultar es a veces demasiado aburrido para los jugadores, si no tratamos de hacer un trabajo variado, diverso y que sea entretenido y divertido.

La mayoría de las veces el único causante de una abulía en el tema técnico es el propio entrenador. Un mal entrenador es capaz de llegar a aburrir a sus jugadores/as con sesiones monótonas y repetitivas. No es mala la técnica individual, sino la manera de trabajarla, de ello hablo con vehemencia en mi libro “100 ejercicios de baloncesto para un entrenamiento variado”.

Los jóvenes suelen rechazar un sistema rígido de cualquier entrenamiento que sea excesivamente árido. Pero existen métodos que son atractivos para ellos y que les introducen de forma agradable en el trabajo de los fundamentos. Sin embargo, cuando trabajamos con seniors la situación se agrava en este aspecto, muchos de ellos se creen que lo tienen todo aprendido, no obstante carecen de bases sólidas y amplias de fundamentos, incluso se da el caso de que piensan que se están reciclando cuando hay casos que lo que están haciendo es aprendiendo.

Hay jugadores seniors que rechazan un trabajo de técnica individual, existe de alguna forma el falso concepto (afortunadamente no en todos), de que en el baloncesto actual todo es cuestión de ponerse fuerte (cachas) y jugar muchos 5×5. Cualquier ejercicio de entrenamiento que no sea de tiro, les parece tedioso e inútil.

Deducimos que la cosa no funciona por parte del jugador y a veces por la negligencia de ciertos entrenadores, que en ciertas etapas de su formación se aprovecharon del mismo en lugar de enseñarle.

A veces todavía es más grave, si reflexionamos sobre el balance ataque-defensa. Todos sabemos lo fácil que es conseguir ganar partidos basados en el buen hacer de un atacante que destaque en edad alevin-infantil o cadete (por tener un físico aventajado o por cualquier otra causa). A veces sólo se destina este jugador a la faceta de meter puntos, se recurre al tópico de decir “si al mejor atacante le obligo a defender quién meterá las canastas”. Seguramente este jugador mejorará mucho en el aspecto ofensivo, destacará y lo fichará un equipo de superior categoría. Cuando llegue a manos de un entrenador consciente que le exija la necesidad de defender, es posible que el entrenador se la juegue. Porque el jugador/a no está acostumbrado a sacrificarse y si el entrenador no está protegido por los resultados, directivos o público y le da banquillo, probablemente la culpa del bajo rendimiento del jugador recaerá sobre las espaldas del entrenador, ¿nunca habéis visto a una figurita de este tipo?

Por todo lo expuesto, los entrenadores debemos tener claro que un exceso de técnica nunca mecaniza al jugador. Al contrario poseer un amplio abanico de posibilidades, permitirá al jugador/a elegir en cada momento la mejor respuesta posible a cualquier situación defensiva que se le presente. El jugador sólo puede improvisar, crear o inventar (hacer uso de su talento) cuando domina de forma total la técnica. Si domina más fintas de salidas en dribling será bastante más difícil de defender. Ejemplos de este tipo de jugadores hay muchos (incluimos en este artículo fotos de jugadores con depurada técnica como pueden ser: Luka Doncic, Michael Jordan o Sergio Rodríguez).

Otro ejemplo interesante es el del jugador que sólo sabe tirar, si no es capaz además de penetrar o generar juego limitará sus posibilidades atacantes y ante un mal día quedará bastante disminuido. La técnica individual es hoy día absolutamente indispensable, sin mecanizar bien los movimientos, no se tendrá la mente libre para improvisar otras respuestas ante la acción del defensor. La frescura y la espontaneidad del deportista se basa en un trabajo lento y progresivo de los fundamentos junto a su entrenador, en especial en el baloncesto que es un deporte de los más ricos en recursos y situaciones que se ponen en juego a una velocidad muy considerable. ¡NUNCA DEJEMOS DE TRABAJAR LOS FUNDAMENTOS!