SABER JUGAR, SABER ENSEÑAR

Leo en Mundo Deportivo un gran artículo firmado por el psicólogo Pep Marí titulado "La psicología también juega", en el que centrándose en la figura de Maradona (ya saben la polémica que hay en Argentina sobre su actuación como seleccionador), nos explica la diferencia entre saber jugar y saber enseñar.

Pep Marí pone como ejemplo que dominar y conocer un idioma no es lo mismo que enseñarlo, haber sido un grandísimo jugador de fútbol (quizás uno de los mas grandes), no significa que se sea un buen entrenador.

Las razones que pueden explicar esto hay que buscarlas en la psicología y da cuatro condiciones para que los mensajes del entrenador lleguen al jugador, estas condiciones son perfectamente extrapolables al baloncesto y son las siguientes: 1) Autocontrol, 2) Dirección de grupo, 3) Gestión del entorno y 4) Saber enseñar.

AUTOCONTROL

Si un técnico no controla sus propias emociones dificilmente controlará su vestuario y todo lo que le rodea. El entrenador de cualquier deporte debe mantener la calma y la serenidad en todas sus actuaciones, si se está desajustado en un banquillo difícilmente se tomarán las decisiones mas adecuadas en cada momento (lectura del juego), mas en un partido de baloncesto en el que todo transcurre tan rápido.

DIRECCIÓN DE GRUPO

Si el entrenador es capaz de controlarse a si mismo, estará en disposición de controlar al grupo, entra en acción la dirección de equipo. Se trata de crear condiciones de trabajo dentro del grupo que favorezcan el rendimiento de los jugadores.

Por el carácter de cada entrenador siempre le resultará mas fácil entenderse y relacionarse con un determinado tipo de jugadores, pero eso no suficiente para sacar lo máximo de un colectivo. El técnico debe comunicarse con todos porque de lo contrario se crearán los bandos y las capillitas.

GESTIÓN DEL ENTORNO

Una vez ajustado el entrenador y cohesionado el equipo, se debe estudiar y trabajar el entorno. El objetivo fundamental es saber encauzar adecuadamente a la afición, los medios informativos y los directivos para que en todo momento favorezcan los intereses del equipo y no le resten nada al rendimiento del equipo.

El apoyo de todo lo que rodea al equipo siempre es bueno y motivante, pero una pasión excesiva acaba por crear una presión innecesaria que por lo general termina afectando negativamente a los intereses del mismo.

SABER ENSEÑAR

Las tres primeras condiciones enumeradas son de tipo psicológico, pero para completar y rematar la faena en el cuarto nivel hay que ser pedagogo.

Saber dar instrucciones, saber marcar objetivos, saber dirigir y llevar una sesión de entrenamiento, saber planificar, saber transmitir al equipo un esquema determinado de juego, tener un estilo y filosofía propios, un guión al que poder agarrarse en cada situación, es clave y fundamental. No podemos caer en la tentación de ponernos simplemente en manos del talento de cada jugador y de sus habilidades como solistas.

Ser entrenador no consiste solo en saber de baloncesto, es algo mucho mayor que engloba las cuatro condiciones que aquí se han explicado. Si un entrenadr de baloncesto es capaz de cumplir estos cuatro niveles propios de la psicología y de la pedagogía, tendrá mucho terreno abonado para el éxito.

FUENTE: El Mundo Deportivo (Pep Marí)