¿Por qué resulta tan difícil confiar en los jóvenes?

No debería ser así, pero ocurre. Los entrenadores dependemos demasiado de los resultados, en ese sentido se pierde valentía en aras de buscar una mayor seguridad en el puesto. Si ganas eres estupendo hagas lo que hagas. Por el contrario, si hacemos un buen trabajo, creamos una estructura de juego, damos salida a los jóvenes y perdemos partidos, lo normal es que terminen cesándote y nadie se acuerde de la semilla que sembraste. A lo mejor, con mucha suerte, cuando pase el tiempo se te reconozca ese mérito, pero tú ya estarás posiblemente en el paro baloncestístico. 

Pero sinceramente creo que los entrenadores debemos estar por encima de esto, tenemos que obrar como nosotros pensamos y como he leído una por ahí, los entrenadores valemos más por lo que dejamos detrás que por los campeonatos que ganamos. 

Si un joven tiene talento nosotros no podemos cortarle las alas, no se le debe poner límites al cielo, todo lo contrario hay que proporcionarle todos los recursos y herramientas necesarias para que plasme su talento en la cancha, y la mayor herramienta es sencillamente LA CONFIANZA.

CONFIANZA con todas las de la ley, no confianza con la boca chica, si al menor fallo lo llevamos al banco será muy difícil que desarrolle su mejor juego, tome decisiones y se arriesgue, no olvidemos que el error forma parte del juego y de ellos se aprende, ¿es que acaso no cometemos errores los entrenadores?.

Cuando nos equivocamos como entrenadores y metemos la pata, ¿no nos gustaría que los directivos tuvieran confianza en nosotros? Pues apliquemos ese mismo cuento a los jugadores en general y en especial a los jóvenes, seamos valientes y nunca nos arrepentiremos por darles CONFIANZA.