Jesús Lazaro aplaza su desafío de disputar un partido con el Bball

LO QUE NO PUEDE SER, NO PUEDE SER Y ADEMÁS ES IMPOSIBLE

Estaba todo preparado y hablado dentro de la oficina de Bball Cordoba, situada en las profundidades del Palacio de Deportes de Vista Alegre. La vuelta temporal a las canchas de un “viejo” deportista, de los de mil batallas, y a la vez de un “joven” con aspiraciones claras frente a la Vida. Nacido en 1971 en Córdoba, Jesús Lázaro es un amante del baloncesto desde su más tierna infancia. Era el dueño de una llave del gimnasio que le entregaron los “curas” de Salesianos para permitirle a tirar a cualquier hora y día. Leyenda en el Unicaja malagueño y cordobés de nacimiento y corazón, tiene en su palmarés 2 títulos de Liga ACB, 2 Copas del Rey y muchas competiciones al más alto nivel. Lázaro deseaba pisar la cancha como jugador del Bball Cordoba por única y última vez frente a su equipo de alma, el Unicaja, pero participando con su equipo de corazón, el de su tierra. Todo estaba dispuesto para que pudiera intervenir en el partido Bball Córdoba-Unicaja en Vista Alegre. Le importaba poco la posibilidad de un segundo o de un minuto en la cancha. Lo que realmente le interesaba era el detalle, el sentimiento, el corazón y la esencia del gesto.

“Señora, miles de chavales darían todo sólo por saborear por un momento ser ídolo de baloncesto”, le decía el entrenador del equipo a una profesora que no entendía el auténtico significado del deporte en la célebre película "Hoosiers, más que ídolos". Eso es precisamente lo que pretendía Lázaro. Volver a sentir esa esencia del juego, esa pasión que sólo se disfruta dentro de la pista. Jesús Lázaro ya estuvo en todos los lugares posibles dentro de este deporte. Ha sido jugador, entrenador y ahora ejerce como director deportivo del club Bball.
Ha querido volver al principio, aunque sólo fuese por unos instantes, y para ello se estaba poniendo a punto. Sin embargo, ese deseo se ha visto frustrado por una avalancha de inconvenientes ante los que había que adoptar una respuesta. Y Jesús Lázaro ha pensado, como buen base, en el bien de todo el colectivo. Ante la imposibilidad de estar en el banquillo de Rafa Gomáriz, con problemas de salud de los que se está recuperando, Lázaro tendrá que ejercer con la pizarra en la mano.

Una vez más, Lázaro sacrifica un reto personal por el bien de su equipo, el Bball Cordoba. Desde aquí deseamos al entrenador de Bball, Rafa Gomáriz, una muy rápida recuperación de sus dolencias de espalda. El equipo te necesita y tu director técnico te echa de menos. De todos modos, nos veremos todos los seguidores del baloncesto de Córdoba en el Palacio de Deportes de Vista Alegre para ver el partido entre “alma” y “corazón”, Unicaja y Bball Cordoba, el sábado 26.
Como decía hace años un gran periodista en referencia a un gran general: “Los viejos soldados nunca se mueren. Solo desaparecen, poco a poco, en la bruma de la existencia”. Me parece a mí que este mismo sentimiento se adapta a los grandes deportistas. No pudo ser, pero vendrán cosas mejores. Y puede que aún esté por llegar un momento, un día cualquiera, en el que Jesús Lázaro cumpla ese sueño íntimo de ponerse la camiseta en la cancha del equipo de la ciudad que le vio nacer.

Por Bill Masterson

Presidente honorífico y responsable de marketing del Bball Córdoba